“Feminismos en las calles, en las casas, en las camas y en todas partes” es una de las reivindicaciones de la Coordinadora de Feminismos. Hoy será cantada, gritada, aplaudida y defendida. El reclamo nace de la inequidad entre varones y mujeres, de sentir la opresión y la agresión en las calles, en las casas, en ámbitos laborales, educativos, de salud, y en la Justicia. “La cultura de la violación está para disciplinarnos”, afirmaron ayer en la conferencia de prensa ocho integrantes de la Coordinadora, y expresaron que han constatado que en muchos casos “la Justicia, en lugar de operar como solución, opera como parte del problema, revictimizando a las mujeres”.
La solución, sostienen, “no es un asunto de soluciones punitivistas, ni de aumento de penas, ni de privación de libertad”, sino que se propone “construir una Justicia en términos feministas y antipatriarcales”.
Apuestan a la prevención de los problemas: “No enseñemos a las mujeres a tener miedo cuando van por la calle; enseñemos a los varones a no acosar. La educación va en el antes”, afirmaron las mujeres en la conferencia. En eso de la prevención, piden que no se habilite la construcción de la planta de celulosa sobre el río Negro, no sólo por las consecuencias ambientales –también se oponen al avance del modelo extractivista del agronegocio–, sino por las sociales: “Va a recaer sobre el cuerpo de nosotras, porque la masculinización de esos territorios intensifica una cadena de violencia masculinizada en ese lugar, debido a la cantidad de varones”, dijeron, que lleva a activar las redes de tráfico y de prostitución.
Se manifestaron en contra de la “precarización de la vida en toda su extensión”, del “avance disciplinador y fascista” y de los encierros, porque “no curan”: “Nos enloquece una sociedad que es violenta y que también nos aísla, donde hay muchas mujeres medicadas y patologizadas”, afirmaron. Luego, en diálogo con la diaria, Noel Sosa detalló que hay mujeres presas –muchas de ellas por narcomenudeo y por situaciones incluso relacionadas con sus parejas– que están internadas en hospitales psiquiátricos, y otras que atraviesan “muchas formas de cautiverio”, ya sea porque tienen alguna discapacidad o porque, por diferentes motivos, tienen dificultades para salir de sus propias casas. “Ningún tipo de encierro cura. Preocupa la medicalización de la locura. Hay un proceso de patologizar a las mujeres en general, de decirnos locas por cualquier cosa; cualquier proceso tiene que ver con una depresión o con cualquier otro elemento que está ligado a la situación de presión que vivimos, pero que es más fácil patologizar y medicalizar. En esa situación están muchas compañeras, más allá de que estén o no encerradas”.
La Coordinadora entiende que el Estado y su aparato represivo son parte de la estructura patriarcal, y por eso proponen soluciones fuera de la esfera estatal. Apuestan a construir redes de autocuidado y de autodefensa feminista para atender situaciones de abuso intrafamiliar, por ejemplo. De manera individual, muchas militantes acogen en sus casas a mujeres víctimas de violencia de género que son “rebotadas” por los dispositivos saturados que deberían atenderlas. “Se intenta dar soluciones colectivas para que puedan solventar su vida y continuar de otra forma, pero también se trata de cuidarlas y protegerlas ante esas situaciones. Poder tejer redes entre nosotras también es clave: reconocernos, escucharnos, confiar en lo que sentimos, confiar en lo que la otra dice”, explicaron. También aludieron a la realidad que está del otro lado: familias a las que se les ponen trabas institucionales a la hora de denunciar y hacer el seguimiento de “la desaparición de niñas y adolescentes en manos de la trata y de la prostitución”. Mencionaron la página de personas ausentes, del Ministerio del Interior, “que ni siquiera está actualizada: hay mujeres que figuran como desaparecidas y hace meses que aparecieron, mientras que hay mujeres que desaparecieron y no figuran en la página oficial de personas ausentes. Es tremendo. Cuando hablamos de justicia patriarcal, hablamos de estas cosas. La Justicia actúa como el brazo legal del patriarcado”.
“Ante el fascismo, más feminismo”
Ese es el lema de la Intersocial Feminista para este 8 de marzo. En su proclama piden modificar las relaciones de poder que convierten a las mujeres en “ciudadanas de segunda clase” debido a las inequidades económicas, sociales y laborales respecto de los hombres. Piden terminar con los femicidios, exigen “un sistema de justicia altamente capacitado y sensibilizado en género, dimensión étnico-racial y diversidad sexual”, e infancias libres de abuso sexual. Reclaman presupuesto para implementar, efectivamente, la Ley de Violencia hacia las Mujeres basada en Género. Piden educación en derechos humanos, igualdad de género, diversidad sexual y antirracismo en todo el sistema educativo, así como servicios de aborto en todo el país, “accesibles y respetuosos para todas, cualquiera sea nuestra nacionalidad”.