El movimiento #MeToo, que comenzó en Estados Unidos para denunciar situaciones de acoso y abuso sexual en la industria del cine –y que después se extendió a otros ámbitos de la cultura–, desembarcó por primera vez en Cuba. El caso que disparó la protesta de muchas cubanas en las redes sociales fue el de la cantante de reggaeton Danielis Alfonso Cartaya, conocida como La Diosa de Cuba, quien denunció haber recibido golpes, maltratos y violencia psicológica por parte del ganador del Premio Nacional de Música 2017 José Luis Cortés, alias El Tosco. Los episodios que describió la artista tuvieron lugar cuando ella y Cortés eran pareja, aunque se prolongaron después de haberse separado, cuando los dos formaban parte del reconocido grupo cubano de timba NG La Banda.

Las denuncias acompañadas por los hashtags #MeToo y #YoSíTeCreo empezaron a multiplicarse en las redes el 14 de junio. Ese día, durante una entrevista en vivo en el programa Hola Ota-Ola, el presentador cubano Alexander Otaola le preguntó si era verdad que El Tosco la había golpeado cuando eran compañeros de banda. Sorprendida por la pregunta, la cantante se quedó primero en silencio, luego empezó a llorar y finalmente asintió con la cabeza. Una vez que se recuperó, dijo que la relación que tuvo con el músico era abusiva, tóxica y enfermiza, y que los episodios de violencia se sucedieron incluso cuando ya no eran pareja.

“Lo que él tenía conmigo era una obsesión enfermiza; si yo tenía un novio él me sacaba de NG La Banda. Una de las peores cosas que hizo fue una vez que me dejó tirada en un matorral en Italia sin pasaporte por cuatro horas, hasta las dos de la mañana”, contó La Diosa. “¿Y por qué?”, le preguntó el presentador. “Simplemente porque le dio la gana. Locuras de él conmigo”, contestó.

Al día siguiente, y tras la catarata de reacciones que generó su relato, la reggaetonera volvió a hablar, esta vez en un video publicado en su cuenta de Facebook. Además de dar más detalles sobre la violencia que atravesó durante varios años, La Diosa reconoce que su denuncia pone en riesgo su carrera y su seguridad física, ya que involucra a uno de los artistas de mayor prestigio y poder económico de la isla. También dice que con su relato no está buscando “fama” ni quiere “hundir” a El Tosco –críticas que ha recibido en las redes–, sino que intenta aliviar el dolor que le genera haber callado durante todo este tiempo. Por eso, alienta a otras mujeres que han vivido o viven situaciones de violencia a no quedarse en silencio. “A todas las personas que han pasado por esto, que tengan un jefe que las maltrate, también que sea una pareja que las maltrate, no tengan miedo, no pasen por el miedo que pasé yo: salgan a la luz, griten, busquen ayuda. No aguanten eso, no lo aguanten, porque eso no se olvida. El daño psicológico que me ha hecho ese hombre no tiene precio”, asegura.

El blog Asamblea Feminista, que busca difundir las problemáticas que involucran cuestiones de género y vinculadas a las mujeres en Cuba, asegura en una nota que el caso “saca a relucir asuntos mucho más complejos y raigales sobre la situación de las víctimas de la violencia de género en Cuba y, más ampliamente, en el mundo”. Da ejemplos: “Que la violencia machista no es exclusiva, sino que está dolorosamente generalizada, silenciada e invisible, y afecta tanto a las desconocidas como a las estrellas de Hollywood o las ídolas de la música popular”. Que “se naturaliza en los actos cotidianos, en los ritos sociales, en la estructura política y pública, en las industrias culturales”, y que “sobre ella se cimienta una cultura global y una forma específica de poder”, aka el patriarcado.

La nota también invita a reflexionar sobre el papel de las redes sociales en la difusión de estos casos y critica las condiciones en las que se hizo público –tomando de sorpresa a La Diosa, sin permitir que decidiera ella misma sobre el momento para exponer su experiencia–.

Finalmente, exige al Ministerio de Cultura cubano que inicie una investigación jurídica al supuesto agresor y revise las políticas institucionales para los proyectos artísticos que involucran a personas menores de 18 años. Al mismo tiempo, insiste con la necesidad de que existan en Cuba una ley que tipifique los delitos de violencia de género y “protocolos efectivos para ayudar a las mujeres víctimas en todos los sectores de la sociedad”.