Greta Thunberg nació en Suecia, tiene 16 años y es activista medioambiental y fundadora del movimiento Fridays for Future. Disertó en el Foro Económico Mundial en Davos y en el Comité Económico y Social Europeo, también en los parlamentos de Estados Unidos y de la Unión Europea. Fue portada de la revista Times y figura en su lista de 25 adolescentes con mayor influencia. Recibió el premio a mujer sueca del año 2019, fue nominada al premio Nobel de la Paz, es doctora Honoris Causa de la Universidad de Mons y ganó el premio Embajadora de Conciencia de Amnistía Internacional.

Thunberg es protagonista de numerosos libros y de un documental de Vice, Make the World Greta Again (2018). Empezó a involucrarse en el activismo medioambiental, a principios de 2018, al comprender la magnitud del inminente desastre ecológico, el efecto que este tendrá particularmente en su generación, y la falta de acción de los gobiernos mundiales para evitarlo. Sin lograr apoyo de otros estudiantes, decidió manifestarse sola durante tres semanas frente al Parlamento sueco, entregando panfletos con el texto “Hago esto porque ustedes, los adultos, se están cagando en nuestro futuro”. Hoy en día, Fridays for Future coordina protestas estudiantiles en múltiples ciudades del mundo, que han convocado una participación estimada de dos millones de jóvenes durante 2019. Su activismo medioambiental se enfoca en la crisis del cambio climático causado por las emisiones atmosféricas de dióxido de carbono a la atmósfera. El consenso científico pronostica que la humanidad tiene menos de diez años para prevenir disrupciones irreversibles e imposibles de controlar para los ecosistemas globales que soportan la vida humana.

En Uruguay, el candidato a la presidencia por el Frente Amplio, Daniel Martínez, se reunió con representantes locales de la organización y se comprometió a implementar estrategias de reducción de la emisión de dióxido de carbono, la conservación de los sistemas nativos y asegurar la sostenibilidad de los sistemas productivos del país.

Como sucede habitualmente ante la emergencia de liderazgos de mujeres que logran posicionarse en la escena mediática, Greta recibe el ataque permanente de sectores políticos que no admiten la realidad de la crisis medioambiental. El troleo en redes sociales es el canal elegido para intentar acallar a esta lideresa. La violencia, para sorpresa de nadie, apunta a opinar sobre su edad, su aspecto físico o el síndrome de Asperger, trastorno del espectro autista con el que vive. Miembros de grupos de extrema derecha la acusan de ser “un títere de la izquierda global” y osan compararla con Adolf Hitler, líder nazi responsable del homicidio de cientos de miles de personas. Sin embargo, ni críticas ni conspiraciones han evitado que Greta continúe su cruzada activista. Ante esa violencia, responde: “Es muy gracioso cuando lo único que la gente puede hacer es reírse de mí, o hablar de mi apariencia o de mi personalidad. Significa que no tienen argumento alguno”.

Incansable, el 23 de setiembre, acudió a la Cumbre sobre la Acción Climática 2019 de la Organización de las Naciones Unidas, que se llevó a cabo en la ciudad de Nueva York. Cruzó el océano en barco para evitar las emisiones de dióxido de carbono asociadas al viaje aéreo, para dar un discurso que se estima que llegó a cuatro millones de personas en 161 países. Su discurso recorrió el mundo. Greta fue, sin duda, la protagonista más destacada. Con contundencia y juventud, logró posicionar en la agenda planetaria un tema que no concita la atención que debería.

El evento pretendía generar urgencia en la búsqueda y la aplicación de soluciones a la crisis climática que afecta el planeta. Según la organización, el consenso científico asegura que cualquier aumento de la temperatura global mayor a 1,5 grados centígrados provocaría daños graves e irreversibles a los ecosistemas que sostienen la vida humana. Mientras tanto, los últimos cuatro años han sido los más calurosos de la historia, y se pronostica que en el rumbo actual el crecimiento sobre el final del siglo será de un mínimo de tres grados.

La agenda incluyó la oratoria de una infinidad de mandatarios de todas partes del mundo, entre ellos la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, como los principales referentes europeos. La representación de América Latina estuvo a cargo del presidente chileno Sebastián Piñera, el boliviano Evo Morales, el colombiano Iván Duque y el peruano Salvador del Solar.

Ningún destacado jerarca varón en su adultez media tuvo tanto impacto como Greta. La adolescente disertó durante apenas unos minutos, pero su característico estilo directo y acusatorio conmovió a millones de personas que viralizaron su discurso en redes. “Todo esto está mal, yo no debería estar aquí. Debería estar en la escuela, del otro lado del océano, y, sin embargo, ustedes vienen a buscar esperanza en nosotros, la gente joven. ¿Cómo se atreven?”, dijo. Y agregó: “Me han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías, y yo soy una de las afortunadas: hay gente muriendo y ecosistemas colapsando. Estamos en el principio de una extinción en masa y de lo único que hablan es de dinero y cuentos de hadas sobre crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?”.

Con una poderosa combinación de enojo, desesperación y reproche, Greta hizo notar que la idea de disminuir a la mitad las emisiones atmosféricas en los próximos diez años es insuficiente: “La ciencia es clara hace más de 30 años. ¿Cómo se atreven a mirar hacia otro lado y decir que están haciendo lo suficiente? La política y las soluciones necesarias no están siquiera a la vista. Cortar las emisiones a la mitad sólo nos da 50% de posibilidades de evitar una reacción en cadena imposible de controlar”. Consciente de que el daño realizado al planeta continuará por décadas, dijo que “el plan también requiere que mi generación elimine miles de millones de toneladas de su dióxido de carbono del aire con tecnologías que apenas existen”, cuestión que no parece viable hoy en día.

El discurso fue lapidario con los mandatarios allí reunidos: “Con los niveles de emisiones atmosféricas actuales, nuestro presupuesto de dióxido de carbono se agotará dentro de ocho años y medio. No habrá soluciones o planes presentados aquí con esto en mente, porque los números son demasiado incómodos. Ustedes todavía no son lo suficientemente maduros como para decir las cosas como son”. Las declaraciones despertaron aplausos espontáneos en la audiencia.

“Ustedes nos están fallando, pero la gente joven está empezando a entender su traición. Los ojos de todas las generaciones futuras están sobre ustedes. Y si eligen fallarnos, les digo: jamás los perdonaremos. No los dejaremos salirse con la suya en esto. El mundo está despertando y el cambio está en camino, les guste o no”, concluyó.

No one is too small to make the difference (Nadie es demasiado pequeño para marcar la diferencia) es el título del libro que escribió este año. Greta parece demostrar que es cierto.

El ladrido de la violencia misógina

Greta despierta la misoginia en diversos varones que tienen poder y micrófono. “Si no le gustan los hombres que se busque una mujer, si es lesbiana. Necesita sexo. Es una histérica mal amada”, dijo en su programa de radio 96 minutos el periodista brasileño Gustavo Negreiros. Pero la impunidad tiene límites: el programa perdió tres de sus cuatro patrocinadores y Negreiros fue despedido de la emisora que tiene sede en Natal, en el nordeste de Brasil. El hombre pidió disculpas. Dijo que se pasó de la raya y alegó que desconocía que la adolescente vive con Asperger, como si eso cambiara en algo la violencia expectorada.

Michael Knowles, analista político conservador, fue otro de los varones poderosos que agredieron públicamente a la adolescente. En la cadena Fox News dijo que era una “niña sueca mentalmente enferma”. Fox News también tuvo que pedir disculpas en vivo por el episodio.

Donald Trump también le dedicó su habitual violencia en la red social Twitter. Y Eduardo Bolsonaro, diputado e hijo del presidente brasileño de ultraderecha Jair Bolsonaro, publicó varios memes con fotos falsas y mensajes violentos. En respuesta ante esta agresión y la de Negreiros, en Brasil el hashtag #DisculpaGreta fue trending topic.