“Hoy debemos decidir si una persona puede ser despedida simplemente por ser homosexual o trans. La respuesta es clara: un empleador que despide a un individuo por ser homosexual o trans lo hace por rasgos o acciones que no se cuestionarían en miembros de otro sexo”, aseguró la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos este lunes en un fallo que la comunidad LGBTI calificó de “histórico”. El tribunal determinó así que la Ley de Derechos Civiles de 1964, que prohíbe la discriminación laboral por “raza, color, religión, sexo y origen nacional”, también ampare a la población LGBTI en la categoría “sexo”.

Como la interpretación de la norma quedaba en manos de cada jueza y juez, algunos tribunales consideraban que era aplicable únicamente a la distinción entre hombres y mujeres, y no a las disidencias sexuales. El propio presidente estadounidense, Donald Trump, apoya esa lectura. Sin embargo, según se lee en la sentencia, “es imposible discriminar a una persona por ser homosexual o trans sin discriminar a esa persona por su sexo”.

La decisión fue respaldada por seis de los nueve jueces que conforman la Corte Suprema, incluido Neil M Gorsuch, de perfil conservador y que fue nominado para ocupar ese cargo por Trump.

El pronunciamiento de la Corte Suprema tuvo lugar después de que los jueces analizaran tres demandas presentadas por personas que fueron despedidas por su orientación sexual o identidad de género. El primer caso fue presentado por Gerald Bostock, quien denunció haber sido despedido de un programa del Estado que ayudaba a niñas y niños víctimas de violencia después de contar que se había unido a una liga gay de softball.

La segunda demanda fue la de Donald Zarda, quien dijo que fue despedido como instructor de paracaidismo después de revelar en el trabajo que era homosexual. El caso de Zarda siguió siendo analizado pese a que falleció en 2014 en un accidente de paracaidismo.

El tercer caso es el de Aimee Stephens, quien fue despedida en 2013 de la empresa funeraria que dirigía después de comunicar que iba a iniciar el proceso de transición de género. Stephens tampoco llegó a conocer la sentencia, ya que murió el 12 de mayo, por lo que la resolución fue recibida por quien era su esposa.

Hasta ahora, sólo una veintena de estados tenía leyes para proteger a la comunidad LGBTI en los lugares de trabajo, por lo que en más de la mitad del país seguía siendo legal despedir a trabajadoras y trabajadores por razones de orientación sexual o identidad de género. El fallo de este lunes es el más importante en materia de derechos de las personas LGBTI desde 2015, cuando la Corte Suprema reconoció el matrimonio igualitario.

Supone además una derrota para el gobierno de Trump, que desde su asunción en la Casa Blanca ha adoptado distintas medidas contra los derechos de las personas trans en particular. Todo indica que va por más, ya que el fin de semana anunció que a partir de agosto derogará algunas de las protecciones que tiene esta población en el sistema de salud. La medida, que será denunciada por distintas organizaciones sociales para que sea anulada, permitiría que los centros de salud públicos se nieguen a brindar atención a las personas trans que quieran iniciar o continuar su transición de género.