La plaza Libertad fue el martes el punto de encuentro de colectivos feministas, organizaciones y mujeres autoconvocadas que llamaron a salir a la calle para “romper el silencio”. La convocatoria fue en apoyo a las denuncias que surgieron en las últimas semanas en las redes sociales para exponer casos de acoso y abuso sexual en distintos ámbitos. Entre cantos y bombos, la marcha recorrió la avenida 18 de Julio encabezada por una pancarta en la que se leía la consigna de la movilización: “En las redes y en las calles. Juntas y juntes rompemos el silencio”.

La iniciativa surgió en un grupo de Whatsapp que mantienen los distintos colectivos que organizan la marcha del 8 de marzo, al que también se han sumado feministas de forma autónoma. “Atravesadas por esto que estaba pasando, viendo que día a día las denuncias aumentaban en cantidad y en gravedad, nos fuimos autoconvocando para generar un espacio que fuera de autocuidado para nosotras mismas, para ayudarnos a pensar y encontrar soluciones juntas”, explicó una de las organizadoras a la diaria.

Después de los intercambios virtuales, convocaron a una asamblea presencial el 6 de setiembre en la que participaron más de 100 mujeres. Allí resolvieron que organizarían una marcha “para darnos un mensaje a nosotras mismas de que estamos organizadas y que vamos a seguir denunciando lo que tengamos que denunciar”, según dijo la representante. Definieron que iban a hacerlo pero “desde el cuidado, desde nuestras formas de hacer entre mujeres y desde el feminismo”. Para eso, dijo la activista, también necesitaban algunas instancias formativas. Por ejemplo, en materia legal y en el manejo de redes.

Pero el cuidado no es sólo el asesoramiento legal o el conocimiento informático; implica también generar redes para sostenerse entre mujeres. “Una compañera que hace una denuncia, ¿cómo se sostiene? Después de que hacés la denuncia, de que tenés la fuerza de denunciar algo que te guardaste durante muchísimo tiempo, el cuerpo te queda agotado y también empezás a sentir miedo sobre las posibles repercusiones. […] A veces parece muy simple para los que están afuera hacer una denuncia, pero yo al otro día capaz que tengo que ir a convivir con un abusador”, explicó la activista. “Se trata de sentirnos acompañadas desde lo emocional y no dejarnos solas en ningún espacio”.

Y resumió el espíritu de la marcha: “Es mostrarnos juntas. Nos estamos acompañando, nos estamos cuidando la una a la otra. Lo que dijimos en las redes lo sostenemos con nuestros cuerpos en las calles, no es que nos ocultamos detrás de ninguna identidad. Nosotras vamos a dar la cara entre todas. No es una, somos todas”.

Al llegar a la Plaza de los Bomberos, las manifestantes hicieron la lectura colectiva de la proclama, en la que aseguraron que “no están dispuestas” a “seguir tolerando la complicidad y la impunidad del pacto patriarcal que perpetúa y legitima en las calles, en las camas, en las casas, en el Estado, en las organizaciones y en las instituciones los abusos y las violencias a las que nos enfrentamos”. “En las últimas semanas el hartazgo de la violencia machista y patriarcal nos llevó a inundar las redes con incontables testimonios que denuncian diversas situaciones de acoso, abuso y violencia sexual”, leyeron al unísono; “hoy inundamos la calle con nuestro cuerpo. Seguimos rompiendo el silencio”.

La proclama enumeró distintas razones por las cuales “romper el silencio”. “Porque no son y nunca fueron testimonios aislados”, sino “prácticas que se perpetúan y reproducen cotidianamente en las casas, en el carnaval, en el arte, en los centros educativos, en la política, en los sindicatos, en los lugares de trabajo”. “Porque estamos hartas y asqueadas de cargar sobre nuestros cuerpos el dolor, el miedo, la culpa y la incomodidad”. “Porque no estamos dispuestas a tolerar la cultura de la violación y el abuso”. “Porque sabemos que nombrar la agresión, el abuso y la violencia es importante para nuestro proceso de autocuidado y para que no le pase a nadie más”. Y, finalmente, “porque aprendimos a tejer espacios donde hablarnos y escucharnos entre nosotras, donde sentirnos seguras y cuidadas, donde nuestros relatos resuenan en los cuerpos de otras y otres”.