Miles de mujeres se movilizaron el sábado en Estados Unidos para defender el derecho al aborto y repudiar las leyes aprobadas en el último tiempo en diferentes estados del país para restringir el acceso al procedimiento. Con carteles que repetían consignas como “Mi cuerpo, mi decisión”, “La justicia reproductiva es libertad” o “El aborto es una decisión personal, no un debate legal”, las manifestantes salieron a las calles de más de 600 ciudades en la quinta edición de la llamada Marcha de las Mujeres. La primera convocatoria fue en 2017, después de la asunción del entonces presidente Donald Trump, a quien señalaban de misógino y machista.

En esta ocasión, las manifestaciones fueron convocadas tras la entrada en vigencia, el 1º de setiembre, de una ley que penaliza el aborto después de las seis semanas de gestación en Texas, incluso en casos de violación. Se trata de una de las normas más restrictivas del país: en la práctica, implicaría la prohibición total, ya que es frecuente que a esa altura del embarazo la mujer todavía no lo haya detectado.

“Creo que es importante entender que casi todo el mundo conoce a alguien que ha tenido un aborto”, dijo a la cadena CNN la directora ejecutiva de la Marcha de las Mujeres, Rachel O’Leary Carmona, antes de la marcha en Washington, una de las más multitudinarias, que terminó su recorrido en las puertas de la Suprema Corte de Justicia (SCJ). “Es importante para nosotras escuchar todas estas historias. También es un poco trágico que la gente tenga que mostrar su dolor para que nos tomen en serio. Así que lo que estamos tratando de hacer hoy es asegurarnos de que todas levantemos la voz en solidaridad con cada una de nosotras para asegurarnos de que los que están en el poder escuchen nuestro mensaje”, aseguró.

La interrupción voluntaria del embarazo es legal en todos los estados del país gracias al fallo Roe versus Wade de la SCJ, de 1973. Esa emblemática sentencia estableció un límite legal de tres meses de embarazo para poder practicar un aborto y declaró inconstitucional cualquier interferencia por parte de los estados. Sin embargo, por cómo está redactado, el fallo habilita a los estados a imponer restricciones una vez superado el primer trimestre. Esto dio pie a que, desde ese entonces, legisladores conservadores locales presentaran iniciativas para restringir la práctica en los estados. Esta arremetida contra el aborto se intensificó especialmente a partir de 2019, con el amparo de un máximo tribunal de Justicia que cuenta con mayoría conservadora luego del nombramiento de jueces por parte del expresidente Trump.

En el caso particular de Texas, la SCJ se negó a intervenir de urgencia para bloquear la ley, tras un pedido presentado por los equipos de los servicios de aborto del estado. “En pocas palabras: estamos siendo testigos de la amenaza más grave para el acceso al aborto en nuestra vida”, aseguraron las integrantes de la Marcha de las Mujeres en su sitio web al conocer la noticia.

A raíz de lo que pasó en Texas, organizaciones y activistas defensoras del derecho al aborto se mostraron preocupadas por lo que podría pasar con una ley de Misisipi que prohíbe el procedimiento después de las 15 semanas de embarazo. Si bien la ley no está actualmente en vigencia, está previsto que la SCJ escuche argumentos a favor de bloquearla esta semana. Si se mantiene, podría revertir el fallo de 1973 y, así, amenazar el acceso al aborto en todo el país.

La organización Planned Parenthood estima que, si eso sucediera, “más de 36 millones de mujeres podrían perder el acceso al aborto”, según un informe publicado el viernes. El mismo documento asegura que, desde que empezó el año hasta el 1º de octubre, se presentaron casi 600 restricciones al aborto en Estados Unidos, de las cuales 90 fueron promulgadas como ley, lo que implica “más que en cualquier año desde que se decidió el caso Roe versus Wade”.