Las reivindicaciones y las manifestaciones masivas de los feminismos en las calles han tenido su correlato en los debates sobre la vida de las mujeres, la autonomía sobre sus cuerpos, los vínculos, el placer y tanto más. Se trata de un cambio cultural en todas sus dimensiones. Toda esa vorágine ha sido acompañada, también, por el aumento de la oferta de libros feministas. Las “mesas violetas” han ido ganando terreno en las librerías tradicionales y, a su vez, fueron surgiendo propuestas específicas de literatura feminista. El boom de libros feministas es un fenómeno mundial y Uruguay no ha sido ajeno.
A fines de 2020, se publicó el libro Historia de un amor no correspondido. Feminismo e izquierda en los 80, de la politóloga e investigadora uruguaya Ana Laura de Giorgi. El libro, editado en alianza con Sujetos Editores, fue “el producto” final del proceso de creación de la Colección Feminista Guyunusa, relató a la diaria María José Ramos Mancuso, editora de contenidos de Sujetos e integrante de Guyunusa.
Guyunusa surge de la inquietud de un grupo de mujeres por “publicar y difundir distintas formas de expresión de mujeres y disidencias sobre ‘el ser’ en este territorio”, explicó Ramos Mancuso. Otro de los objetivos es generar una biblioteca de lecturas feministas con nuevas publicaciones y reediciones de textos publicados. “La escritora no necesariamente tiene que ser uruguaya”, pero la idea es publicar textos sobre “las formas de feminismo con las que convivimos”, dijo.
El propósito de la colección se extiende más allá de los libros, sostuvo Ramos Mancuso; “nosotras hacemos militancia atrás de libros”, expresó. “Generamos instancias de intercambio, espacios de discusión política, tomamos estrategias comerciales de difusión para que el texto pueda ser discutido en el interior del país o lejos de donde se produjo. Por ejemplo, los precios de los libros son accesibles y los envíos a todo el país son siempre gratuitos”, señaló.
La evaluación de las obras que se publican está a cargo de un consejo editorial integrado por Ramos Mancuso, De Giorgi, la directora de proyectos de la Fundación Friedrich Ebert-Stiftung, Patricia González Vignoli, y las periodistas Soledad Castro Lazaroff y Stephanie Demirdjian. Por el momento, se ha publicado un solo libro, pero antes de fin de año se publicarán dos más: una reedición de Mi habitación, mi celda, de Lilián Celiberti y Lucy Garrido, y Desplazamiento al rojo, de Mariana Olivera, adelantó la editora.
Para Ramos Mancuso, la publicación y difusión de libros feministas en nuestro país es “fundamental”. “La representación importa”, afirmó en ese sentido. “Leernos entre nosotras nos acerca a muchas situaciones ajenas y diversas formas de ser mujer. Te encontrás no sola”, expresó.
Asimismo, uno de los propósitos de Guyunusa es organizar talleres de escritura para poblaciones que no tienen acceso a este tipo de iniciativas. Como aún no se ha podido concretar, la colección estableció una alianza con el club de lectura Leyendo Mujeres.
Leernos y conocernos
Hace algunos años, Betiana Cuadra y Mariana Oliva comenzaron a compartir lecturas feministas de no ficción como biografías, ensayos políticos, económicos y sociales. En un primer momento, tomaron sus estudios como excusa, pero luego la actividad se transformó en un “hobby”, relató Cuadra a la diaria. Un día, decidieron revisar en los estantes de sus bibliotecas cuántos libros de autoras tenían. Lo que encontraron las sorprendió: los libros escritos por mujeres “eran muy pocos y, dentro de los que habían, teníamos mucha novela y escritura narrativa”, dijo. Ante este descubrimiento y la voluntad creciente de compartir la lectura con otras mujeres, decidieron crear el club de lectura Leyendo Mujeres.
“Nos pareció súper importante empezar a leernos entre mujeres, conocernos, saber quiénes están escribiendo, quiénes están estudiando sobre un tema” y establecer el espacio para abrir el debate al respecto, sostuvo Cuadra, que es coordinadora del club.
El primer paso fue crear una página de Instagram, que hoy cuenta con más de 6.300 seguidores, y establecer algunas reglas básicas: a fin de mes se seleccionan cuatro libros y, mediante la red social, se vota cuál de ellos se va a leer al mes siguiente, explicó la coordinadora. Una vez elegido el texto, las responsables acompañan el proceso de lectura a lo largo del mes con “actividades y acciones dentro y fuera” de la plataforma como compartir reflexiones, debates, juegos, charlas con las autoras, entre otras iniciativas. Los encuentros se hacen de forma presencial y virtual.
Es el único club de lectura en la Red Nacional de Clubes de Lectura que se dedica a leer obras de no ficción escritas por mujeres, explicó Cuadra, y señaló que ha sido un “filtro” difícil de mantener, porque “hay un mercado que tira mucho hacia la narrativa, la novela y la poesía escrita por mujeres”. Defender, difundir y compartir estas lecturas es una “batalla” que las responsables del club han decidido afrontar para demostrar que las mujeres “pensamos a nivel de política, economía, temas sociales; no sólo escribimos poesía, narrativa o novelas”. El club es abierto para todas las personas independientemente de su género y también hay participantes de otros países. De hecho, actualmente participan personas de Argentina, Brasil, Chile y España, entre otros.
“Nosotras hacemos militancia atrás de libros [...] Generamos instancias de intercambio, espacios de discusión política, tomamos estrategias comerciales de difusión para que el texto pueda ser discutido en el interior del país o lejos de donde se produjo”. María José Ramos Mancuso
Para Cuadra, la producción de lecturas feministas de no ficción en nuestro país no es suficiente y consideró que es un “campo para explotar súper interesante”. De hecho, planteó que “los pocos libros” de autoras uruguayas que han leído en el club “lo confirman”. Por ejemplo, el de De Georgi. Además, Cuadra consideró que el “mercado está en deuda” porque aún es “muy difícil para una mujer escribir no ficción en Uruguay y publicar para público masivo, que lo mantengan en la librería y que lo promocionen”.
El auge de los libros feministas
¿Existe un boom de demanda y venta de libros feministas? “Absolutamente”, respondió Ramos Mancuso. Aclaró que “el boom es a nivel mundial”, pero que es visible en el país, por ejemplo, a través de la cantidad de ejemplares del libro de De Giorgi que se vendieron, en el hecho de que “por fin” las escritoras uruguayas son reconocidas mientras viven, como es el caso de Fernanda Trías, que esta semana ganó el premio Sor Juana Inés de la Cruz, y que además todos los días se encuentra con nuevas autoras.
Para la editora, este fenómeno también implica un “boom de oportunidades de producción”. Ramos Mancuso reconoce que el incremento de las ventas de este tipo de libros no escapa a las lógicas del mercado capitalista; “el feminismo garpa”, expresó. No obstante, consideró que hay que ver el lado positivo, que implica la proliferación de libros con enfoque feminista.
Cuadra y Ramos Mancuso coinciden en que se han incrementado las “mesas violetas” en todas las librerías. “Sí hay un auge, sí se está leyendo más. Claramente es un mercado, hay dinero ahí”, dijo Cuadra. De todas formas, sostuvo que no todas las librerías tienen espacios destacados para lecturas feministas y planteó que existe una distribución desigual a lo largo del país. Mientras en Montevideo librerías “amigas” tienen una “mesa violeta” en la entrada del local y “no hay manera de no verla”, en las librerías del este, incluidas las de los principales balnearios del país, este tipo de libros están en “un pedacito de estante, allá atrás, olvidados”.
Además, ambas plantearon que la principal oferta de libros feministas corresponde a textos de mujeres extranjeras, en especial de Estados Unidos y, en los últimos años, de Argentina y España. “Los libros del proceso feminista en Uruguay o la manera de vivir de las mujeres uruguayas los contás con una mano o directamente no hay”, comentó Ramos Mancuso.
Obstáculos para la publicación
Esta ausencia se justifica por las lógicas patriarcales instaladas en el sistema editorial uruguayo, dijo la editora. “No es que las mujeres no escriban o no publiquen, hay grandes editoriales que publican textos de mujeres. Cuando lanzamos Guyunusa y abrimos la posibilidad de recibir propuestas, llegaron varias. Así que no es que falten ganas. Pero publicar en Uruguay es difícil para una mujer”, aseguró.
La editora sostuvo que las editoriales “directamente no publican” o “no devuelven las llamadas o correos” a las mujeres y, las que logran publicar, lo hacen en pequeñas editoriales, emprendimientos independientes de poco tiraje o autopublicaciones. Las mujeres con algunas facilidades para publicar son las que tienen un nombre “ya conocido”, son “reconocidas en otros lados” o son recomendadas, manifestó. Reconoció que hay algunas editoriales que publican libros de mujeres, pero que suelen enfocarse en la poesía, y que otro tipo de textos “no tiene un lugar”, y menos aún aquellos con un análisis feminista. Por eso, Guyunusa se propuso abrir el espacio.
Librerías feministas
La virtualidad ha supuesto una gran oportunidad para emprendimientos, entre ellos la venta de libros. Las librerías en línea que ofrecen sus servicios a través de redes sociales son muchas, y las específicas sobre libros feministas parecen ser cada vez más. Dos ejemplos en Uruguay son las librerías Úrsula Libros y Gurisa Libros, ambas presentes en Instagram, gestionadas por mujeres feministas y con una amplia oferta de lecturas escritas por mujeres.
Úrsula Libros surgió a partir del interés personal de su dueña, Macarena Pi. Al tratarse de un emprendimiento secundario respecto de su trabajo formal, decidió que iba a vender el tipo de libros que a ella le gusta leer, contó a la diaria. La idea terminó de consolidarse a partir de la buena respuesta que recibió en Instagram.
La gran mayoría de libros que integran su biblioteca virtual fueron escritos por mujeres y otros tantos por disidencias sexogenéricas, como los del español Paul Preciado, filósofo y escritor trans. Se trata en su mayoría de textos de no ficción, en virtud de la demanda de las personas que siguen la cuenta. Últimamente, los libros que más ha vendido abordan temas relacionados a la sexualidad y el placer desde una perspectiva feminista, aseguró Pi.
Para la emprendedora, en los últimos años se ha reconocido y revalorizado a las autoras uruguayas. Destacó que hoy en día se publican obras sobre feminismo en Uruguay, aunque consideró que, de todas formas, esta producción debería tener una mayor difusión fuera de los círculos de las mujeres que habitualmente leen o están inmersas en este tipo de lecturas.
“Soy una gurisa que vende libros”, se describió por su parte Victoria Saldaña, y explicó así de dónde viene el nombre de su emprendimiento Gurisa Libros. Al igual que Pi, Saldaña maneja este proyecto como un extra a su trabajo formal. Después de ocho emprendimientos distintos, el verano pasado, mientras buscaba libros para leer, se preguntó: “¿Y si vendo libros?”. El gusto por la lectura, el apoyo de amigas y su sueño de tener una librería física en el futuro la convencieron de la idea, y creó su tienda en Instagram.
En un principio, la idea de Saldaña era vender libros en general, pero con el tiempo el emprendimiento se fue transformando. “Era imposible separar mi emprendimiento de mi ser feminista”, expresó. Así, comenzó a vincularse cada vez más con la venta de lecturas feministas, pero mantiene cierta diversidad de temas de lectura.
Señaló que este tipo de lecturas cumplen un rol social “fundamental”. “No va a haber en los centros educativos una materia en el día de mañana que sea sobre feminismos, nadie pide eso puntual. Pero sí que esté en la historia, que aparezca, que se escuche, que se lea y se hable al respecto”, expresó. De otra forma, dijo Saldaña, el rol de las mujeres en la historia queda olvidado. “Tiene que haber cada vez una mayor circulación de estos libros y no puede parar”, manifestó; “lo que tenemos ahora, sea mucho o poco, no puede parar, de acá para arriba tiene que seguir creciendo”.