El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, retiró al país de la Convención sobre Prevención y Lucha contra la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica, elaborada por el Consejo de Europa y firmada por 45 países en 2011. Así lo definió el gobernante en un decreto publicado en el Boletín Oficial durante la madrugada del sábado.

El tratado -también conocido como “Convención de Estambul”, porque se firmó en esa ciudad turca- es el primer instrumento internacional vinculante que crea un marco legal común para prevenir todas las formas de violencia machista, proteger a las víctimas y condenar a los responsables. Contempla como delitos distintos tipos de violencia basada en género, incluidas las agresiones en el contexto intrafamiliar o de pareja, la mutilación genital femenina, los matrimonios forzados y la violencia sexual.

La adhesión al acuerdo implicaba el compromiso de los países firmantes a adaptar sus leyes para incorporar medidas de prevención y sensibilización sobre la problemática, así como políticas de protección y ayuda para las mujeres en situación de violencia, entre otras.

El anuncio publicado el fin de semana no incluye detalles sobre las razones del presidente para tomar la decisión; sin embargo, la discusión no es nueva. En agosto de 2020, Erdogan había dicho que se retiraría del acuerdo “si la gente lo desea” y adelantó que podría crear un tratado adaptado a la realidad turca. Esas declaraciones llegaron después de que grupos conservadores islamistas presionaran al oficialista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), bajo el argumento de que el convenio busca ponerle fin a la “familia tradicional”.

Según informó la agencia de noticias AFP, criticaron puntualmente la utilización del término “orientación sexual”, porque consideran que promueve la homosexualidad, y la alusión a las relaciones de “personas convivientes”, un concepto que entienden que podría fomentar el divorcio.

En las últimas horas, representantes del gobierno aseguraron que la medida no implica ningún riesgo porque la protección de las mujeres está garantizada en la normativa nacional. El ministro del Interior, Süleyman Soylu, insistió en que “la existencia o ausencia de convenios internacionales no reduce ni aumenta las responsabilidades” del gobierno para “prevenir cualquier forma de delito”. La ministra de Familia, Trabajo y Asuntos Sociales, Zehra Zümrüt Selçuk, prometió que continuará con “la política de ‘cero tolerancia’ hacia la violencia”.

Pese a estas declaraciones, el Consejo de Europa aseguró que la retirada de Turquía “supone una noticia muy triste” y “un gran revés para esta lucha”. “Es aún más condenable porque amenaza la protección de las mujeres en Turquía, en toda Europa y más allá”, dijo al respecto Marija Pejčinović Burić, secretaria general del organismo.

Puertas adentro, las organizaciones feministas turcas realizaron manifestaciones en distintos puntos del país para exigir la no retirada del acuerdo. Piden, sobre todo, que el compromiso asumido hace diez años se refleje de verdad en medidas y políticas públicas que amparen a las mujeres, en un contexto de aumento de femicidios en el país. Sólo en 2020 hubo alrededor de 300 femicidios en Turquía, de acuerdo con la plataforma “Vamos a terminar los femicidios”, que agrega los casos de 171 mujeres que murieron en circunstancias no aclaradas.

“No hay día que pase sin que mujeres sean asesinadas o sujetas a la violencia, y mientras esperamos que el Estado tome medidas para prevenir estos asesinatos y esta violencia, lo que hace es alentar a los asesinos de mujeres, a los abusadores y a los violadores”, denunció la Coalición de Mujeres de Turquía en un comunicado.

El Partido Republicano del Pueblo (CHP), el principal de la oposición, también se manifestó contra la decisión de Erdogan y anunció que presentará un requerimiento ante el Consejo de Estado –el tribunal administrativo más alto del país– para que la anule. La vicepresidenta del CHP, Gökçe Gökçen, señaló que abandonar el tratado significa “mantener a las mujeres como ciudadanas de segunda clase y dejar que las maten”.