El rol de los medios de comunicación en el abordaje de la trata de personas es fundamental en la medida en que puede incidir en la realidad: puede impactar en la situación de las víctimas, en la persecución y destino de los victimarios y, sobre todo, en la manera en que la sociedad observa el fenómeno, que constituye, ante todo, una violación de los derechos humanos. En este caso, importa lo que se dice pero, en particular, cómo se dice. Por eso, desde hace años, organizaciones de la sociedad civil que trabajan en el tema reclaman una cobertura mediática ética, responsable, con perspectiva de género y de derechos, que no revictimice a las víctimas y no defienda a los responsables.

El viernes, durante la actividad central por el Día Mundial contra la Trata de Personas, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) del Ministerio de Desarrollo Social presentó Mujeres en situación de trata sexual. Recomendaciones y orientaciones para periodistas y profesionales de la comunicación, una guía que sistematiza algunas de esas cuestiones. El documento fue elaborado por la licenciada Cecilia Lucas en el marco del proyecto “Trata de Mujeres: recursos y respuestas para su combate en la frontera Uruguay-Brasil”, desarrollado por Inmujeres, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Ministerio de Relaciones Exteriores. Se centra concretamente en la cobertura de la trata de mujeres, niñas, niños y adolescentes con fines de explotación sexual.

“A través de esta guía, nos parece muy importante lograr una aproximación informada a este fenómeno, porque las palabras que usamos los comunicadores son las palabras que después usa la ciudadanía, y desde las palabras construimos nuestra visión de las cosas”, dijo la directora de Inmujeres, Mónica Bottero, durante la presentación. Por eso, el manual tiene en sus primeras páginas definiciones en torno a la trata: qué es, en qué consiste, cuáles son los fines, qué formas puede adoptar según dónde se realice el proceso, quiénes son las personas más afectadas y qué características comparten los que operan detrás del delito. Además, incluye datos internacionales e información sobre la situación y la legislación en Uruguay.

Orientaciones

En el resto de las hojas, la guía aboga por el ejercicio de una “comunicación responsable”, que apunte a la protección de las víctimas y evite revictimizarlas. A la hora de proponer conceptos claves para ese fin, sugiere entre otras cosas usar el término “explotadores”, “abusadores” o “tratantes” en lugar de “clientes”, porque nombrarlos como criminales “es un paso para poner fin a la cultura de la impunidad”. Otros consejos son no considerar en ningún caso el concepto de “consentimiento” y tener en cuenta que “‘ejercer la prostitución’ no es sinónimo de trata de personas”. El documento también recuerda que no existe la prostitución infantil: en los casos de la infancia y la adolescencia se trata de explotación sexual infantil, por lo tanto, las niñas y las adolescentes nunca “se prostituyen”, sino que son explotadas.

A la hora de cubrir la trata como noticia, el manual asegura que “contar una historia de explotación no requiere el testimonio de quienes han sufrido esa experiencia de violencia” y, en ese sentido, que es “prioritario respetar la intimidad y la integridad humana de las víctimas”. Además, recomienda evitar información que no esté chequeada, no reproducir “mitos y estereotipos” e intentar mostrar cómo funciona la trama detrás de la trata.

Para lograrlo, propone poner el foco en identificar a los explotadores, ubicar los lugares de explotación, informar si hay mujeres de otras nacionalidades sin dar sus datos, averiguar si hay involucradas niñas, niños y adolescentes, y no exponer información de familiares o personas allegadas. También es importante poder relacionar el caso específico con las políticas que esté implementando el Estado en respuesta a la problemática, y buscar datos en fuentes oficiales y judiciales, así como incluir las voces de las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en la materia.

En los casos de medios audiovisuales, se sugiere no identificar a las víctimas ni a las personas de su entorno, poner el foco en los tratantes y no utilizar música que pueda resultar sensacionalista. “La cobertura no puede dañar a las víctimas: antes de emitir la nota visionarla en clave empática. ¿Cómo se puede sentir al ver esta noticia una persona que ha sido víctima de trata? ¿Qué opiniones y sentimientos sobre la trata de personas puede provocar en las audiencias esta nota?”, propone la guía.

Otro elemento que debería estar presente en las notas sobre el tema es la información de ayuda para quienes atraviesen una situación de trata o conozcan a alguien que pueda estar en ese lugar. En Uruguay se pueden comunicar con el equipo de recepción de situaciones de trata del Inmujeres a través del correo electrónico [email protected] o por teléfono al 24000302 interno 5510. Para hacer la denuncia en Fiscalía, se puede acudir a las sedes de todo el país directamente o previa coordinación con la Unidad de Víctimas y Testigos a los teléfonos 1985 internos 1251 y 1255 (de 10.00 a 18.00). La unidad también tiene un teléfono de guardia, para asesoramiento, que funciona las 24 horas, los 365 días del año: 091507531.