El movimiento feminista tiene una larga y nutrida historia de lucha por la conquista de derechos, la no discriminación por razones de género, el acceso igualitario a diferentes ámbitos y más participación. Sin embargo, hay espacios que aún hoy resultan casi inaccesibles para las mujeres. Esto es porque, en muchos casos, todavía se enfrentan a lo que se conoce como “techo de cristal”, la barrera invisible que limita el acceso de mujeres a espacios de toma de decisión. En los sindicatos, es un obstáculo que está bien asentado.
La participación de las mujeres en el movimiento sindical ha sido invisibilizada por la historia, la literatura y las propias organizaciones. “Históricamente, el movimiento sindical fue conducido por hombres y las pocas mujeres que ocuparon espacios de decisión a lo largo de la historia sindical fueron ignoradas o no visualizadas como personas importantes”, expresó a la diaria Milagros Pau, integrante del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT y extitular de la Secretaría de Género, Equidad y Diversidad de la central sindical.
“Si se recorre la historia, vamos a encontrar que las mujeres no empezaron a hablar en los actos del 1° de mayo hace diez años. Ya en la década de 1900 habló una mujer en un acto principal. Así como eso, hay muchas cosas que no se conocen y que han quedado tapadas”, manifestó Pau. Para poner estos elementos sobre la mesa y con el objetivo de desarrollar una “memoria feminista” en el campo sindical, el Archivo Sociedades en Movimiento de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar), el Centro de Documentación del PIT-CNT, la Secretaría de Género, Equidad y Diversidad del PIT-CNT y la Fundación Friedrich Ebert en Uruguay impulsaron el proyecto “Mujeres en lucha. Sindicalismo, memoria y resistencia”.
La iniciativa, que fue presentada oficialmente el 10 de diciembre, abordará diferentes líneas de investigación sobre la historia del movimiento sindical en Uruguay con perspectiva de género: análisis sobre el “ingreso y aumento” de la participación femenina en diferentes espacios -desde los comités de base de cada sindicato hasta espacios de dirección-, el (re)conocimiento de la contribución de las mujeres en la conquista de derechos sociales y laborales, y los obstáculos que han enfrentado y enfrentan tanto a la hora de participar en sindicatos como al asumir cargos de jerarquía dentro del PIT-CNT, explicó Pau. Mientras empieza a gestarse el proyecto, algunas de las involucradas contaron por qué es importante generar un acervo documental que analice, reconozca, visibilice y sistematice estos elementos.
Un manto que oculta
Elbia Pereira, secretaria general del PIT-CNT y primera mujer en ocupar ese cargo desde la fundación de la central sindical en 1964, explicó a la diaria que la importancia de ahondar en estos aspectos radica en contribuir a la definición de “acciones”. “Una vez que se analiza y se llega a determinadas conclusiones, lo importante es accionar sobre ellas”, dijo. Al respecto del cargo que ocupa, Pereira señaló que es “un cambio importante y fundamental que da cuenta de un proceso de lucha y espacios ganados por las mujeres”.
Para Pereira, la visibilización de la participación de las mujeres en el movimiento sindical está cubierta por un “velo” que se extiende en todos los ámbitos de la vida de las mujeres, pero que ha comenzado a quitarse lentamente por el movimiento de las propias mujeres. “Las dificultades no están sólo en la actividad sindical. La invisibilización de las mujeres es algo tan arraigado en las diversas culturas con mayor o menor profundidad, y esas pautas se reflejan en la actividad sindical”, apuntó.
Por su parte, Pau sostuvo que “hay todo un contexto cultural que influye en la participación sindical de las mujeres, como ocurre en todas las organizaciones sociales o políticas”. “Hay patrones y pautas culturales machistas y patriarcales sobre las cuales hemos ido trabajando tanto mujeres como varones. Pero quedan muchos obstáculos como para decir que el movimiento sindical es realmente un espacio ‘amigable’, para llamar a las compañeras a participar, que se sientan cómodas y que realmente inciden en la política sindical dentro de la central”, manifestó.
Las mujeres que se insertan en el movimiento sindical atraviesan muchos obstáculos. Entre ellos, Pereira señaló la responsabilidad de las tareas domésticas y de cuidado que recae sobre las mujeres y limita sus posibilidades de participación y tiempo disponible para la militancia sindical, necesaria para abrirse camino a cargos de alta jerarquía.
Por eso, la secretaria general aseguró que la militancia sindical de las mujeres se concentra en dos etapas. Un primer momento, cuando son más jóvenes y no tienen hijas, hijos o personas adultas mayores a cargo y, un segundo, cuando los menores que tienen a cargo adquieren independencia, sostuvo Pereira. En medio de estas dos instancias hay un “impasse” en el que “las mujeres se dedican a la crianza de los hijos y toman cierta distancia de las responsabilidades sindicales”, afirmó, y argumentó que hay investigaciones que dan cuenta de esto, además de ser un fenómeno claramente visible.
El camino recorrido
“El movimiento sindical uruguayo y nuestra central única han transitado cambios muy favorables respecto a la participación femenina y los lugares de responsabilidad en manos de mujeres. El movimiento sindical en Uruguay y en todo el mundo ha sido un espacio totalmente masculinizado. Es un espejo de la sociedad. No es un espacio diferente a lo que son las conductas sociales y culturales”, expresó Pereira. Sostuvo que incluso en congresos internacionales recientes ha visto cómo las mujeres son “controladas” por hombres en los espacios de discusión política sindical.
Pereira recordó que, en 2018, durante el XII Congreso del PIT-CNT, mujeres y “algunos hombres” plantearon la creación de una “cuota” femenina en los órganos de la central sindical. “En ese momento, sentimos la necesidad de la cuota como un paso hacia la paridad, como tránsito para llegar a tener efectivamente la madurez de sentir que las mujeres enfrentan las responsabilidades de los cargos que ocupan como lo hacen los varones”, señaló.
El PIT-CNT tomó en cuenta este planteo, cambió su reglamentación interna y determinó, como exigencia, la presencia femenina en los órganos que lo integran. Por ejemplo, al menos un tercio de integrantes del Secretariado Ejecutivo deben ser mujeres. Actualmente, de 19 integrantes en ese órgano, ocho son mujeres: Pereira, Pau, Tamara García, Valeria Ripoll, Soraya Larrosa, Laura Alberti, Fernanda Aguirre y Abigail Puig, de acuerdo a la página web del PIT-CNT.
A paso lento
Entre 2011 y 2012, Pereira pasó a integrar la Mesa Representativa del PIT-CNT. En ese momento eran ocho mujeres entre 43 integrantes. “Era muy difícil que se tomara en cuenta la opinión de las mujeres”, manifestó. Pereira reconoció que aún queda “muchísimo por hacer” y todavía en ocasiones las mujeres no son escuchadas como los varones. No obstante, resaltó los logros alcanzados: “Hoy tenemos un Secretariado Ejecutivo casi paritario. La Mesa Representativa, que si bien aún no está totalmente conformada porque los gremios están ajustando sus titularidades, ya tiene un amplio porcentaje de mujeres. No es paritaria, pero vamos en esa dirección”.
En la misma línea, destacó que en el último Congreso del PIT-CNT, realizado en noviembre de 2021, la participación femenina aumentó, en comparación con los anteriores, y alcanzó casi la mitad (ver recuadro). En esa misma línea, Pau destacó como un hecho “histórico” la votación por unanimidad del paro general para el próximo 8 de marzo en el marco del Día Internacional de la Mujer. “No hubo votos en contra, sólo tres abstenciones. Nunca había pasado, siempre hubo votos en contra y varios”, resaltó.
Pereira opinó que el reconocimiento y fomento de la participación femenina en el movimiento sindical “no es un tema sólo de las mujeres”, sino que se debe plantear y conversar en espacios de diálogo comunes. “Estoy convencida de que el cambio cultural lo tenemos que hacer entre todas y todos. Las mujeres vamos a llevar banderas bien altas y vamos a seguir en la lucha por correr ese velo con una fuerza increíble, pero solas no. Los cambios culturales los impulsan las personas independientemente de su género”, manifestó.
Una mirada transversal e integral
Por otra parte, en el último congreso del PIT-CNT, la participación de identidades disidentes alcanzó 0,5%, según un estudio de la Facultad de Psicología de la Udelar y el Instituto Cuesta Duarte, cuyos principales resultados fueron publicados el año pasado por la diaria.
Al respecto, Pereira sostuvo que “hubo cambios” en la central sindical para integrar a la comunidad LGBTI, así como a personas en situación de discapacidad. Sin embargo, aún hay un gran debe. “Nuestro desafío como movimiento sindical es llegar a la transversalidad, que cuando se piensen acciones político-sindicales se tenga una mirada tan amplia que nos abarque a todas y todos. Es uno de los objetivos que tiene la Secretaría General”, expresó.
Pau señaló que la integración de disidencias en el movimiento sindical ha sido “muy lenta” y “con dificultades” por las barreras que enfrentan estos grupos poblacionales para ingresar al mercado laboral. “Hay ramas y sectores de trabajo en los que se han ido incorporando y otros en los que hay un gran vacío por todo el trasfondo cultural”, sostuvo, y planteó como ejemplo la falta de empleo entre mujeres trans. La secretaria ejecutiva señaló que hay participación sindical de disidencias en la construcción, en la salud, en la banca y el comercio.
Congreso histórico
Un estudio realizado por la Facultad de Psicología de la Udelar y del Instituto Cuesta Duarte determinó que durante el último congreso del PIT-CNT, en noviembre de 2021, hubo una participación femenina histórica. La cantidad de delegadas presentes alcanzó 45%, según datos a los que accedió la diaria.
Desde hace tres congresos, el PIT-CNT realiza una encuesta entre las y los delegados para evaluar diferentes parámetros de la central sindical. En esta ocasión, se obtuvieron 970 respuestas de 1.144 congresales. Según este relevamiento, 54,7% de las y los delegados se identificó con el género masculino, 44,7% con el femenino y 0,5% con otras identidades de género.
El documento citado por el semanario define este resultado como “cercano a la paridad” y destaca la diferencia en la participación de delegadas en relación con los Congresos de 2018 y 2015, cuando esa cantidad alcanzó 29% y 19% respectivamente. Asimismo, Milagros Pau, integrante del Secretariado Ejecutivo, señaló a la diaria que hubo un incremento del nivel educativo de las mujeres delegadas. “Son aspectos fundamentales. No podemos hablar sólo de números de mujeres que integran una lista de un sindicato o una federación, sino que deben analizarse qué lugares ocupan y en qué forma inciden”, manifestó.