Marielle Franco se reproduce en cuadros, en fotos, en murales, en calles, en pañuelos, en remeras, en más imágenes que la evocan. La muerte no es un sedante para quienes no la olvidan y tampoco es un consuelo para quienes la extrañan. ¿Quién mató a Marielle Franco? ¿Quién mandó a matar a Marielle Franco? ¿Y por qué mataron a Marielle?

El triunfo de Francia Márquez, la primera mujer afro que es electa vicepresidenta de Colombia, marca un antes y un después en la política latinoamericana y marca también la pulsión de las amenazas. Francia tuvo que huir de su pueblo por luchar contra los intereses mineros cuando le dijeron por teléfono: “Llegó la hora de un ajuste de cuentas”.

Marielle Franco nació el 27 de julio de 1979 en el Complexo da Maré de Río. La asesinaron el 14 de marzo de 2018, sin avisarle, sin amenazas previas, sin consuelo. Fue concejala (del socialismo parlamentario, Partido Socialismo y Libertad), feminista, bisexual, favelada y negra. Las amenazas a las mujeres negras en la política llegaron después de su muerte y para demostrar que la bala no había terminado su recorrido y que las amenazas no eran pólvora en el aire.

¿Marielle Franco podría haber sido presidenta o vicepresidenta de Brasil? ¿Lo pueden llegar a ser algunas de las otras mujeres que hacían política junto con Marielle? Hay mucho que no se sabe, pero mucho más que sí. “Es urgente que reconozcamos que la violencia política es la herramienta más eficaz para impedir que las mujeres negras, trans, indígenas y quilomberas lleven adelante sus mandatos. Se trata de un proyecto con el claro objetivo de impedir que las demandas que ellas representan se conviertan en políticas institucionales”, advierte su hermana Anielle Franco.

Anielle tiene en sus fotos de Twitter a su hermana tocándole la panza cuando estaba embarazada. “Mãe de meninas”, se define Anielle. Entre otras cosas, muchas, como educadora, periodista, escritora, feminista preta y directora del Instituto Marielle Franco. Marielle y Anielle habían quedado en hacer una maestría juntas. No pudieron. Pero Anielle cumple, por las dos, en seguir estudiando.

También en honrar su memoria, pedir justicia y cuidar a las mujeres negras para que puedan seguir haciendo política. Marielle se convirtió en un símbolo latinoamericano que la muestra sonriente, ensortijada de rulos, con brazos fuertes y piel oscura, dulce y potente, poderosa y pujante, y su cara ya no necesita explicación; igual que el Che o que Lula, Marielle es Marielle.

Su hermana Anielle es, igual que ella, parecida y con personalidad, una mujer que brilla, que endulza a pesar de su duelo, que porta un cuerpo imponente como la cartografía de su tierra, imposible de pasar inadvertida, posible de regalar una sonrisa a pesar del dolor y con un magnetismo que es parte de una mística que no podría tener resolución científica pero que logra que la política y la química hagan magia.

Anielle Franco estuvo en la asunción de Gabriel Boric en Chile y el actual presidente posó, con la banda presidencial, con el pañuelo amarillo que pide “Justicia por Marielle”. Anielle tenía un vestido con flores que le trepan, como su tierra tupida de la naturaleza que es reliquia y saqueo, oxígeno y fuego. También tiene otra foto con Francia Márquez, con un vestido que homenajea a sus ancestras africanas, y las dos ríen mientras extienden el pañuelo que grita desde la tela.

“Colômbia e Chile abrindo caminhos pra dias melhores na América Latina!”, escribió en Twitter Anielle, la mujer de la sonrisa como un imán que se convirtió en la embajadora natural de las políticas por la vida, cuando se sube a bailar en las carrozas del carnaval, habla en la televisión o abre los ojos en la academia.

Anielle sabe lo que es perder lo más sagrado, a su hermana. Ella la vio y agarró un anillo y unas gafas. Con eso mira al mundo, aunque le duela verla. Ella muestra un video en donde Marielle habla, el 14 de marzo de 2018, en la Casa da Pretas, en ronda, sin tribuna ni superioridad, con otras mujeres negras, y hacen un gesto para felicitarse donde los brazos se alzan y las manos tiemblan en el aire como danza de un aplauso coreográfico en el que las palabras samban.

“No podemos esperar diez años más”, decía Marielle. Ahora sabemos que era tres horas antes de su muerte y que, cuando no se podía esperar más, la muerte generó más retroceso. Anielle retrocede en sus pasos cuando ve a su hermana en la pantalla y se tapa, porque no puede verla, volverla a ver, sin verla, sin poder volver a verla. Se tapa y se cuida. Y cuida a las demás para que la muerte de Marielle sea un nunca más y, a la vez, que más puedan seguir haciendo política, cada cual a su manera, con sus elecciones, entre todas las elecciones posibles.

Anielle perdió a su hermana y, también, su trabajo, porque la despedían por ser la hermana de Marielle. Ella tuvo rabia y la rabia le daba fuerza. Ahora, cuatro años después, la rabia se volvió trabajo y el trabajo también esperanza y una imagen con nombre propio que protege y potencia la política de las mujeres negras.

“Marielle sólo estuvo un mes como concejala y tuvo una producción impactante”, rescata Anielle. El Instituto Marielle Franco realizó una investigación sobre violencia política de género y raza en Brasil, en 2021, coordinado por Fabiana Pinto, en el que se sentenció: “Electas o no, las mujeres siguen desprotegidas”.

El 98,5% de las candidatas entrevistadas por el Instituto Marielle Franco sufrieron, por lo menos, dos tipos de violencia política de género y raza durante las elecciones de 2020: ocho de cada diez postulantes negras sufrieron violencia virtual, seis de cada diez fueron afectadas por violencia psicológica y cinco de cada diez sufrieron violencia institucional. El 32,6% lo denunció, pero 70% de las denunciantes denunció, a su vez, que la denuncia no ayudó a encaminar los episodios de violencia y 71% que no tenía ninguna medida de protección y seguridad.

“Yo pienso cómo proteger a las mujeres negras en la política. Lo hago porque hay un legado. Y el legado es múltiple”, asienta Anielle en el foro “Semillas de resistencia: perspectivas feministas y antirracistas hacia las instituciones”, organizado por la Fundación Rosa Luxemburgo, en Bahía, Brasil. Y enseña: “Yo aprendí con mi hermana que la fuerza está adentro”.

¿Cuál es el estado de la causa judicial por la investigación de la muerte de Marielle Franco?

En marzo de este año, el crimen cumplió cuatro años con respuestas incompletas. Durante este período, tuvimos cinco veces el cambio del delegado responsable de la investigación. Esto, para mí, como hermana y defensora de derechos humanos, es absolutamente escandaloso e irrespetuoso.

En este punto lo que tenemos es a las dos personas que ejecutaron directamente a Marielle y a Anderson [Gomes, el chofer que conducía a Marielle, que también fue asesinado] arrestadas y en espera de juicio: Ronnie Lessa y Élcio de Queiroz. Tenemos a los asesinos, pero todavía no tenemos a los autores intelectuales. Además, quedan varias preguntas abiertas, como el arma homicida, que aún no ha sido encontrada.

¿Hay pruebas que liguen el asesinato a sectores relacionados con Jair Bolsonaro?

No podemos decir que sí. Lo que sabemos concretamente es que Ronnie Lessa, el asesino de Marielle, un policía retirado, acusado de varios otros delitos además de asesinato, que es una persona que tiene un amplio historial criminal, vivía en el mismo condominio de lujo, en un barrio de clase alta de Río de Janeiro, donde el presidente Jair Bolsonaro ha tenido una casa durante años. Vivía a pocas casas de la casa del presidente.

Tuvimos un episodio específico que llamó mucho la atención. En octubre de 2019, un reportaje del Jornal Nacional [informativo de la cadena TV Globo] reveló unas declaraciones de un portero del condominio Vivendas da Barra, donde vivía Ronnie Lessa, el asesino de Marielle y Anderson, y también el actual presidente de la República, Jair Bolsonaro. En el comunicado, el portero dijo que alguien de la casa 58 [de Bolsonaro] había dejado entrar a Élcio Queiroz [conductor del automóvil que persiguió a Marielle la noche de su muerte]. Bolsonaro era diputado federal en ese momento y había estado presente en la Cámara de Diputados, en Brasilia, ese día. Posteriormente, un perito de audio atestiguó que, en la grabación del condominio, la voz del portero que abrió la entrada era diferente a la voz del portero del informe y que la entrada de Élcio había sido autorizada por Ronnie y no por la casa 58. Aun así, esto fue algo que llamó la atención.

¿Creen que se va a llegar a saber quiénes fueron los autores intelectuales además de los que dispararon?

Yo creo que sí. Mi familia y yo realmente queremos creer en la Justicia brasileña y que nuestra Justicia comprenda la gravedad de este crimen, que representa un ataque no sólo a la familia de Marielle o a los votantes de Marielle o a las mujeres negras, a las mujeres de izquierda, sino a la democracia brasileña. Un ataque a las instituciones democráticas es un escenario donde una concejala electa con más de 45.000 votos es asesinada y después de cuatro años nadie ha sido juzgado y todavía tenemos tantas respuestas abiertas.

¿Quiénes son los dos detenidos?

El 12 de marzo de 2019, en vísperas de cumplir un año del asesinato, tuvimos la detención de Ronnie Lessa y Élcio Vieira de Queiroz. El grupo de trabajo del Ministerio Público que investiga el caso de Marielle y Anderson afirma que el policía retirado Ronnie Lessa fue el verdugo de Marielle y Anderson y le disparó a Marielle, mientras que el exmilitar Élcio Vieira de Queiroz conducía el automóvil que perseguía a Marielle.

¿Por qué la familia no tiene acceso al expediente judicial?

Eso es lo que también queremos saber. La familia no tiene acceso a la información sobre el caso; lo que tenemos es una situación en la que se filtran a la prensa informaciones antes de que los propios familiares se enteren. Es fundamental combatir la fuga de información en el curso de las investigaciones y hacer valer el derecho de los familiares a participar en todas las etapas de la investigación.

¿El secreto de sumario puede afectar la transparencia de la investigación?

Entendemos el respeto a la confidencialidad en un caso tan delicado como el de Marielle y Anderson. Sin embargo, respetar la confidencialidad no significa faltar a la transparencia. La falta de justicia por la muerte de una defensora genera un efecto aterrador para todas las demás personas que tienen las mismas pautas de lucha que defendía Marielle. El asesinato de Marielle y todos estos años sin respuestas produce miedo en las mujeres negras, defensoras de derechos humanos, personas LGBTI, gente de barrios marginales, mujeres feministas, y en todas a las que defendía Marielle.

¿La Justicia lo investiga como un femicidio político?

No, porque la ley de feminicidio en Brasil hoy no se aplica al feminicidio político. Este es un nombre que le damos al asesinato de Marielle porque entendemos toda la complejidad que hay detrás de esta muerte, porque ella es una mujer negra, una parlamentaria electa y una defensora de los derechos humanos.

¿El resultado electoral puede cambiar la investigación?

Sí. Esperamos que Bolsonaro deje el poder a partir de 2023. Creemos que el pueblo brasileño dará esa respuesta eligiendo nuevamente presidente a Lula. Pero, para que avancemos en las investigaciones de Marielle y Anderson, es importante que el gobierno del estado de Río de Janeiro también cambie. Hoy, el gobernador Cláudio Castro es aliado del presidente Jair Bolsonaro y es una figura conocida por ejercer una política de seguridad pública que no responsabiliza a la Policía local por actos de verdadero terrorismo contra los negros y la población de las favelas. Tenemos en la disputa hoy por el estado de Río de Janeiro a su actual gobernador, y al candidato de la oposición y de la izquierda Marcelo Freixo, quien además de ser un político ejemplar fue amigo personal de Marielle, con quien trabajó años antes de convertirse en concejala. Es alguien en quien la familia tiene una enorme confianza. Creemos que una victoria de Marcelo Freixo en Río de Janeiro podría contribuir al avance de las investigaciones en el caso de Marielle y Anderson, y esperamos que así sea.

Las Bravas es un nuevo espacio de la diaria Feminismos que busca amplificar las voces y experiencias de mujeres feministas que están cambiando la historia en América Latina. Está a cargo de Luciana Peker, periodista argentina especializada en género y autora de Sexteame: amor y sexo en la era de las mujeres deseantes (2020), La revolución de las hijas (2019) y Putita golosa, por un feminismo del goce (2018), entre otros libros.