“Ninguna agresión sin respuesta” fue la consigna que eligió un grupo de mujeres y disidencias autoconvocadas para manifestarse este miércoles en el Centro de Montevideo en solidaridad con la integrante de la organización argentina HIJOS que denunció haber sido golpeada, abusada sexualmente y amenazada de muerte el 5 de marzo.

La denuncia se hizo pública el jueves pasado a través de un comunicado de la propia agrupación –conformada principalmente por hijas e hijos de personas desaparecidas durante la última dictadura–, que detalló que los dos hombres responsables del ataque le dijeron a la mujer “mirá lo que te pasa por hablar” y también que les habían pagado por matarla. Antes de irse del apartamento de la activista, pintaron en una de las paredes “VLLC”, en alusión a “Viva la libertad, carajo”, frase con la que suele cerrar sus actos políticos el actual presidente de Argentina, Javier Milei, y que acuñaron los libertarios.

“Queremos expresar nuestro apoyo al colectivo HIJOS de Argentina y el más ferviente repudio al secuestro, tortura y abuso sexual perpetrados contra una compañera de dicha organización, todo en nombre del manido discurso de la libertad de los terroristas de Estado y sus mercenarios”, aseguraron las manifestantes en una proclama que fue leída de forma colectiva dos veces: primero, al concentrarse en la plaza Libertad; después, a unas pocas cuadras, en la puerta de la Embajada de Argentina.

En el texto denunciaron que “quienes siguen exigiendo verdad, memoria y justicia” están hoy “en la mira” y existen discursos que van “con saña” contra “quienes sufren la explotación, la marginalidad, la opresión y la pobreza”.

Con referencia al ataque, en particular, cuestionaron que el abuso sexual, “que históricamente ha sido usado como mecanismo de tortura sobre los cuerpos feminizados en dictadura”, se siga utilizando “hasta la actualidad como una muestra de la impunidad sostenida a lo largo del tiempo, que busca ultrajar, corregir, disciplinar y violentar”.

Por otro lado, aseguraron que este tipo de hechos “confirman” que, “lamentablemente, el espanto, el horror y la impunidad que se desataron con tanta fuerza en las dictaduras militares en América Latina siguen operando actualmente”.

Así, afirmaron que los gobiernos democráticos que han llegado al poder desde entonces “han garantizado la impunidad para quienes cometieron crímenes de lesa humanidad, para quienes asesinaron, torturaron y violaron”, y “estos mismos criminales siguen formando parte de los gobiernos electos para profundizar los saqueos”. “No sólo no se desmantelaron los aparatos represivos, sino que se fortalecieron los sistemas de vigilancia, control y represión, haciéndolos legales con leyes y códigos que les permiten operar ‘democráticamente’. No existe la condena judicial justa mientras exista la injusticia social”, agregaron todas, al unísono.

“Continúan intentando ocultar la verdad y amenazando, violentando y abusando de quienes siguen luchando para que la memoria no quede oculta y sepultada. Pero los cuerpos que aparecen en los batallones militares hasta el día de hoy, los acusan. La tierra habla y es a nosotras, a nosotres y a nosotros que nos toca actuar”, apuntaron, y agregaron, enfáticas, que “es muy clara y preocupante la arremetida nazi-fascista-sionista que en Argentina se promueve desde el gobierno de Milei y que nos está mostrando el pensamiento oscurantista que imponen a nivel mundial”.

Mientras se leía la proclama en la plaza Libertad, un hombre pasó caminando, gritó insultos contra las manifestantes y terminó su intervención de pocos segundos con un: “Viva la libertad, carajo”. Ellas continuaron la lectura –que cerraba al grito potente de “ninguna agresión sin respuesta; tocan a una, respondemos todas”– y, antes de empezar a marchar hacia la Embajada de Argentina, llamaron a no reaccionar ante ninguna provocación.