En agosto de 1995, 30.000 mujeres de 189 países se encontraron en China para participar en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer. De ese evento masivo nació la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, que, tres décadas después, sigue siendo uno de los principales acuerdos internacionales en materia de igualdad de género y empoderamiento de las mujeres, y una guía siempre vigente que tienen los estados para la creación de políticas públicas al respecto. Entre esas miles de activistas que inundaron un pedacito del gigante asiático había 23 uruguayas que, una vez que volvieron, volcaron lo que aprendieron, vieron y escucharon hacia las organizaciones feministas de todo el territorio.

A 30 años de ese hito, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), el Ministerio de Relaciones Exteriores y ONU Mujeres organizaron el evento “El camino hacia la igualdad: hitos y desafíos”, que no sólo conmemoró el mojón histórico de Beijing, sino también otros hitos que cumplen aniversarios significativos este y el año que viene: los 50 años de la primera Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe; los 25 de la Resolución 1.325 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre mujeres, paz y seguridad, y los 15 de la creación de ONU Mujeres.

“Hoy conmemoramos 30 años de la Plataforma de Acción de Beijing, un hito que transformó el modo en que entendemos la política de igualdad de género a nivel global” y “nos dejó a los estados recomendaciones concretas en el desarrollo de la política pública con perspectiva de género”, introdujo la directora de Inmujeres, Mónica Xavier, en sus palabras de apertura. “Es uno de los instrumentos jurídicos internacionales más relevantes y ambiciosos para promover esa igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Nos dejó además una plataforma con 12 énfasis de especial preocupación que cubren, en una única estrategia para la acción, prácticamente todos los ámbitos donde podemos identificar las desigualdades”, agregó, y mencionó algunos, como educación, salud, violencia de género, economía, participación política e “institucionalidad para la igualdad”.

“Más que un acto conmemorativo, este encuentro es una invitación a renovar nuestro compromiso con la igualdad de género, con los derechos humanos de las mujeres en todos los sectores, porque ningún avance es irreversible. La voluntad política, la inversión presupuestal, los datos, el seguimiento y la voz activa de las mujeres organizadas son imprescindibles para hacer los avances irreversibles”, planteó, y cerró su discurso “renovando el compromiso” con las mujeres “que abrieron camino” y “con las que siguen luchando”.

Mónica Xavier.

Mónica Xavier.

Foto: Ernesto Ryan

Por su parte, la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Valeria Csukasi, señaló que Uruguay ha asumido los marcos internacionales que promueven la igualdad de género “con responsabilidad y con compromiso, integrándolos a las políticas públicas y a su acción diplomática”, y que nuestra política exterior “se nutre de estos principios y los proyecta en foros multilaterales y regionales, promoviendo una agenda de género con enfoque de derechos, interseccional y con participación”. En relación con esto último, insistió en que quizás sería bueno que “eso que proyectamos hacia lo internacional se aplique en la interna de nuestro país”.

A su vez, aseguró que “en un contexto global marcado por tensiones políticas, por discursos antifeministas y crisis múltiples permanentes que nacen día a día en distintos lugares del mundo”, “reafirmar” el compromiso del gobierno con la igualdad de género “no es un gesto simbólico, sino una urgencia política y ética”, por lo que invitó a desentrañar “qué más podemos hacer” en la materia.

En la mesa de apertura también participó Magdalena Furtado, directora de programas de ONU Mujeres en Uruguay, quien hizo un balance de los avances y los retrocesos a nivel global desde la conferencia de Beijing. Dividió los progresos en cuatro categorías: dijo que, en materia normativa, entre 1995 y 2025 se aprobaron en el mundo 1.531 reformas legislativas que impulsaron la igualdad de género; por otro lado, se duplicó la proporción de las mujeres en los parlamentos; en tercer lugar, la tasa de finalización del segundo ciclo de secundaria “mejoró a nivel global, aunque lamentablemente aún 60 millones de adolescentes mujeres están privadas de este derecho”; por último, el matrimonio infantil “descendió drásticamente”.

En cuanto a los retrocesos, señaló “los casos de violencia sexual relacionados con los conflictos armados, que han aumentado 50% en el mundo”; la persistencia de la violencia hacia mujeres y niñas; el “estancamiento” de la mortalidad materna, después de un descenso notorio hasta 2015, y la paralización del financiamiento para la igualdad de género.

Mónica Xavier, Valeria Csukasi, Magdalena Furtado.

Mónica Xavier, Valeria Csukasi, Magdalena Furtado.

Foto: Ernesto Ryan

Pioneras: las memorias de las uruguayas que fueron a Beijing

Muchas de las 23 mujeres que representaron a Uruguay en China estaban entre el público. Una de ellas, Lucy Garrido, fue invitada a compartir sus reflexiones sobre lo que vivió hace tres décadas. La activista y comunicadora, que integra la Articulación Feminista Marcosur y la organización Cotidiano Mujer, fue coordinadora de comunicación de la articulación de redes y organizaciones feministas de América Latina y el Caribe en el proceso de la cuarta Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing.

Hizo un breve repaso de cómo se prepararon las latinoamericanas para llegar al evento, al otro lado del mundo, con una idea orientadora: que para “lograr los mismos derechos que los varones” había que “incidir en los estados”. Recordó que, en la previa, se formó una comisión organizadora entre los países del Cono Sur y Brasil, y así se logró “una coordinación grande, grande, grande” que dirigió la peruana Gina Vargas. “Así llegamos a Beijing. Y creo que logramos muchas cosas”, valoró Garrido.

Todas las regiones tenían carpas, y la de América Latina y el Caribe se llamó “carpa de la diversidad”. Para la activista, el nombre reflejaba las actividades que se realizaron ahí, desde una mesa sobre las trabajadoras domésticas a otra sobre las mujeres afro o con las indígenas. “Aquello generó una metodología que nos hizo llegar hasta acá”, y “los avances en 30 años son increíbles”, resumió.

Garrido dijo que la “demostración” de eso es el “susto” de quienes “reaccionan”. “¿Cómo puede ser que estas locas en tan poco tiempo hayan conseguido tantas cosas? ¿Cómo puede ser que [...] estén asustando tanto a los conservadores como para reaccionar de esta forma en que reaccionan? ¿Por qué? Porque vamos ganando, muchachas, y no hay que dejarse decir otra cosa. Vamos ganando y eso lo demuestran las miles de mujeres en las calles”, reflexionó, y agregó: “Eso no se borra; eso resiste y eso avanza”.

La activista agregó que la lucha por los derechos de las mujeres es una lucha en defensa de la democracia. “Nosotras no amenazamos a la democracia, no le impedimos a nadie vivir como quiere, no le decimos a nadie cómo tiene que vivir, qué tiene que hacer; no le sacamos derechos a nadie. Al contrario. Damos, damos y damos”, puntualizó Garrido, y en ese sentido aseguró que “estos ataques no son sólo contra las feministas”, sino “contra los derechos humanos”. “Pero va a pasar, porque siempre pasa”, matizó; porque “al final la historia demuestra que ganan los buenos –y las buenas, en este caso– y por eso estamos acá”.

Luego de su intervención se compartió un video que homenajea a las uruguayas que viajaron a Beijing y recoge los testimonios de algunas de ellas, entre las que, además de Garrido, están referentes feministas como Lilián Celiberti, Cristina Grela, Alma Espino, Solana Quesada, Lilián Abracinskas, Graciela Sapriza, Celia Eccher, Vicenta Camusso y Casilda Echeverría.

La relevancia de los demás hitos

Durante el segundo panel intervino Mariella Mazzotti, exdirectora del Inmujeres (2015-2020), que presidió la decimotercera Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe –en la que se aprobó la Estrategia de Montevideo para la Igualdad de Género (2016)– e hizo algunos aportes de cara al 50° aniversario de este evento.

Mazzotti destacó como rasgo fundamental de esta conferencia regional el hecho de que “genera una capacidad importante de compromiso de los distintos gobiernos, pero en un escenario donde se le da cabida, lugar y capacidad de incidencia al movimiento feminista” para la construcción de una agenda regional de género. Entre los múltiples temas que planteó esa agenda latinoamericana, la referente distinguió en particular el de la institucionalidad de género, “un tema por el que Uruguay está siendo observado hace más de una década por la jerarquía que tiene en nuestro país el Inmujeres”.

“En un momento en el que se cuestionan las alianzas internacionales, se cuestionan las Naciones Unidas, se cuestionan los foros intergubernamentales, es muy importante que Uruguay ocupe un papel de liderazgo en el fortalecimiento de esos espacios, porque no es ni más ni menos que la forma que tenemos los países para poder llevar adelante los cambios estructurales en cada uno de los lugares”, apuntó Mazzotti.

En tanto, la directora general adjunta para Asuntos Políticos del Ministerio de Relaciones Exteriores y referente nacional de la agenda de mujeres, paz y seguridad, Noelia Martínez, se refirió a los 25 años de la Resolución 1.325, un documento que “marcó un punto de inflexión” porque fue “la primera vez que se incluyó la perspectiva de género en la agenda de paz y seguridad”.

Adelantó que actualmente se está “intentando avanzar” para que la participación de Uruguay en instancias como el Consejo de Seguridad de la ONU tenga que ver no sólo con promover la perspectiva de género en las misiones de paz, sino también para que “las mujeres tengan participación en todas las instancias de toma de decisión en las que se ven temas de seguridad y paz, y también en la prevención de conflictos”.