Hace varias fechas que Colón viene jugando al límite. El precipicio está ahí, cerca, asoma, pero no quiere caer. Ayer los de San Martín volvieron a jugar al límite y vencieron a los papales para eliminar la ventaja deportiva. Ahora se vienen dos partidos más y la gloria está ahí, a nada. Con actitud, y juego, Colón superó bien, 4-2, a Bella Vista y, como el fin de semana pasado, le ahogó la fiesta.

Fue una típica final, pero ninguno de los dos se cuidó tanto: prefirieron ir al todo o nada y regalaron una tarde de muchos goles en el Parque Osvaldo Roberto, que estaba divino para hacerla rodar. De arranque avisó el papal, centro perfecto de Franco Farinasso y cabezazo a boca de jarro de Juan Sandín para mandarla guardar. Nada duró, porque la reacción de los de Julio Acuña fue instantánea y el empate llegó enseguida. Falta al borde del área y tiro libre que asumió Fabián Dorado. El talentosísimo volante que tienen los tricolores no se achicó y mandó un remate hermoso, con comba incluida, que fue inatajable para Adrián Berbia. Tal fue la manija que Colón siguió forjando el error de su rival y volvió a convertir. Centro pasado, dormida en la defensa papal y cocazo de Pablo Lemos, que aprovechó el error para poner el 2-1.

Con la ventaja, los de Acuña jugaron más tranquilos. Al igual que en todo el campeonato, se pararon con un ordenado 3-4-1-2, que fue difícil de controlar. En defensa este sistema retrocedía a dos volantes carrileros por afuera y se cerraba con línea de cinco, que hacía grandes transiciones de ataque a defensa, y viceversa. En ataque, el equipo abría bien la cancha y todas las guindas pasaban por Dorado, que estaba intratable. Cerca del final volvió a tener la suya de tiro libre, pero esta vez el Gallego logró desviarla.

Somos nosotros

El complemento fue lo más lindo de la tarde. El equipo de Erardo Cócaro, que se paró 4-4-2, salió decidido y logró empatarlo de arranque. Centro peligroso, e Ignacio Bejeres la metió adentro en propia meta. Faltaba mucho, pero Colón sacó todo y quemó las naves. Abrió la cancha, buscó triangular y llegó en velocidad. En una arremetida, un defensa papal bajó a un rival y el árbitro Javier Feres sancionó correctamente penal. Esteban Correa, el arquero tricolor que en la definición de la semana pasada tapó tres y marró el suyo, se animó a patearlo y la mandó guardar. Para mejor, el festejo se dilató dos minutos después. Centro, y esta vez Bejeres puso la pelota en el arco rival y se reivindicó. Delirio en el Reducto.

Colón lo celebró, y vaya que merecido lo tiene. Ahora no jugará al límite, pero sabe que tiene una chance más. Julio Acuña habló con Garra, al final: “Fuimos efectivos en un partido muy parejo ante un gran equipo. El partido lo planteamos confiando en mis jugadores, haciendo lo que venimos haciendo siempre, hace dos años. Intentamos ir por afuera, con la figura del enganche que se mueve. Esta categoría es de sacrificio y de mérito. El mérito es de todos los equipos que hacen un esfuerzo tremendo para mantener esto. Acá hay buenos jugadores. Lo que viene lo vamos a conversar, analizar y jugar. Creemos en nosotros”.