La tarde comenzó con el homenaje que Nacional le hizo a Luis Artime, el Artillero, histórico goleador de los tricolores. Desde ahí nada podía salir mal. Y como si lo hubiera ensayado, el chiquilín Christian Oliva le ofreció al argentino un gol espectacular con el que Nacional le ganó a Boston River 1-0 y mantuvo el liderazgo en solitario de la tabla del Torneo Apertura. Oliva, que nació hace 21 años en Delta del Tigre, Ciudad del Plata, es una de las grandes apariciones que tiene esta temporada del fútbol uruguayo de Primera División. Debutó a nivel oficial en el clásico de la Supercopa Uruguaya, en enero, y desde entonces empezó a sumar minutos y partidos internacionales y se convirtió en un puntal en la mitad de la cancha de su equipo. Da la sensación de que este pibe, que juega bárbaro, es el titular por excelencia que tiene Alexander Medina en Nacional. Ayer hizo un golazo que, además de precioso, fue importantísimo para la victoria tricolor. El 1-0 no se movió del marcador, y con ese triunfo Nacional llegará al clásico del domingo como único líder, a sólo tres fechas del final. Vale la felicitación también para Boston River, que perdió pero podría haber empatado el partido. ¡Qué bien juega el Boston!

Un cuadro obrero

El Nacional de Medina, que arrancó el año a los tumbos, se fue acomodando y no se le da mucho eso de perder. Tomó la punta del torneo y ya no la largó. Recibe pocos goles, gana y está arriba cuando falta poco para el final. El gol de Oliva abrió un partido complicado, porque Boston River había tenido la más clara con una llegada de Gonzalo Mastriani, que remató desde lejos ante una salida de Esteban Conde, y la pelota se fue besando el palo izquierdo. Apenas ancha, pudo ser el 1-0. La ventaja le dio aire a Nacional y con ella manejó el partido, pero no sin sufrir. Sobre todo al final, cuando los rojiverdes se fueron arriba a buscar el empate, en los últimos minutos, y la verdad es que dejaron con los nervios de punta a los hinchas albos. Primero un remate desde afuera que Conde sacó al córner con una gran estirada; después, en ese mismo córner, un cabezazo que cruzó toda el área y fue a parar al techo del arco, que ya estaba vacío. Podría haber sido empate, pero lo ganó Nacional y es un empujón notable para laburar esta semana especial.

Al golazo de la noche hay que agregarle algunas buenas actuaciones individuales que sirven para aprontar el clásico. Sebastián Fernández hizo un muy buen partido, azotó a la defensa de Boston River y siempre es una ventana de respiración para el ataque albo. No es poca cosa llegar primero al partido más esperado. A Boston River le queda el gusto amargo de haber perdido y estar muy atrás en la tabla. El equipo de Alejandro Apud venía de un viaje largo, pasó la prueba y mereció un poco más.