Ciertamente, la selección de Portugal no es “Ronaldo y diez más”, como se dice popularmente y se abusa periodísticamente. Ir a enfrentarlos con esa consigna podría ser nefasto. Por el contrario, reconocer en Cristiano Ronaldo a un jugador de ataque destacadísimo y tener una estrategia particular para tenerlo bajo custodia en todo momento será un hecho necesario. De ahí a concluir que el resto del equipo no planteará problemas formalizaría un error profundo.

Portugal llega con varios méritos como para andar despreciándolo. Para empezar, es el último campeón de Europa. En julio de 2016 le ganó la final de la Eurocopa al local, Francia, 1-0 con gol en tiempo complementario. Dato importante: en esa ocasión, se coronó sin Cristiano, ya que este debió salir lesionado a los 24 minutos. Empató los tres partidos de su grupo con Islandia, Austria y Hungría, avanzando como uno de los cuatro mejores terceros. Luego, venció a Croacia 1-0, a Polonia 5-3 por penales tras igualar 1-1 y a Gales 2-0 en semifinal. Atravesó muchas dificultades pero fue el campeón.

En segundo lugar, está cuarto en el ranking de la FIFA, sólo superado por Alemania, Brasil y Bélgica.

Tercero: clasificó a la Copa del Mundo directamente como primero de su grupo, ganando nueve partidos y perdiendo sólo uno. Superó a Suiza, que también llegó a los 27 puntos, sólo por diferencia de goles. Tuvo 32 goles a favor y cuatro en contra. El grupo no era de los más fuertes: lo completaban Hungría, Islas Feroe, Letonia y Andorra.

En cuarto lugar, ya en esta competición: obtuvo el máximo puntaje del grupo B, al igual que España, que lo relegó a la segunda posición sólo por tener un gol menos con diferencia igualada, 5/4 contra el 6/5 de los españoles. En ese grupo no la tuvo fácil: empató dos veces, 3-3 con España y 1-1 en el cierre con Irán, y ganó su segundo partido por mínima, 1-0 sobre Marruecos.

Como se ve, el resumen muestra sus méritos mayores, pero también las dificultades por las que ha pasado. Nada le ha sido fácil, por lo que la resistencia a las adversidades debe ser también una de sus virtudes.

Y sí, digámoslo de una vez, hay una quinta fortaleza: tiene a Cristiano Ronaldo, el mejor jugador europeo –al menos– de los últimos años. De los cinco goles convertidos por su equipo, cuatro son de su pertenencia, tres sobre España. Y erró un tiro penal que le atajó el golero iraní, sexto fracaso en 13 ejecuciones en la selección.

Sus cambiantes formaciones

Ya en la propia enumeración de sus virtudes, comprobamos los esbozos de sus debilidades. Ahora veremos las modificaciones que fue haciendo, partido a partido, el entrenador Fernando Santos, quien está al frente de la selección desde octubre de 2014. Se puede afirmar que Portugal es una selección con un fuerte proyecto defensivo y que en su zona extrema –golero y los integrantes de la línea de cuatro– es totalmente estable y afianzada. Lo mismo puede decirse del hombre que juega de punta con mucha libertad, ese que nombraremos muchas veces en esta crónica, Cristiano Ronaldo. Por el contrario, hay una zona muy inestable, con cambios reiterados. Hablamos de la zona media, sobre todo en su fase de creación de juego.

Golero y línea de cuatro se repitieron en los tres partidos jugados, y son los mismos que utilizó en la Eurocopa. El golero es Rui Patricio (dorsal 1), de 30 años, 1,89 de altura, con vasta campaña en su selección –más de 70 partidos internacionales– y compañero de Sebastián Coates en Sporting de Lisboa. Un arquero muy sólido, de estilo clásico.

Esa zona está comandada por el veterano Pepe (3), ex Real Madrid por años, ahora en Besiktas de Turquía. Tiene 35 años y con su 1,88 de altura se le nota cierta dureza, que sobrelleva a pura baquía. A su derecha está Cédric Soares (21), un solvente lateral que se desempeña en Southampton. Acompañando a Pepe como central está José Fonte (6); sin brillos, se caracteriza por ir al área rival en los tiros libres o de esquina y es bueno en eso. En el lateral izquierdo encontramos a Raphael Guerreiro (5), nacido en Francia y que juega en el Borussia Dortmund alemán, con 24 años y aspereza en la marca.

Ya en los otros sectores de la cancha comienzan las variaciones con plazas donde el entrenador no se ha mostrado conforme o busca –parece que sin encontrarlas– mejores soluciones. Por eso mismo es difícil prever a quienes elegirá Santos.

Pero aún nos quedan dos firmes: Cristiano Ronaldo (7) en punta y el volante central William Carvalho (14), nacido en Luanda (Angola), muy posicional y de juego tranquilizador y prolijo (también compañero de Coates). A su derecha, pero muy pegados a él, en el 2 del sistema 4-2-3-1 que utilizan con flexibilidad se han ido alternando João Moutinho (8), otro veterano de guerra con 110 internacionales en sus piernas y jugador de Mónaco, y Adrién Silva (23), uno más nacido en Francia y jugador del Leicester inglés. La característica que unifica a Moutinho y Adrién Silva es la marca atenta y continua, que trata de no dejar huecos de entrada en su área. Juegan muy juntos y difícilmente se desprenden en el ataque, lo que sí pueden hacer los laterales ya nombrados.

Donde se han mostrado más variantes es en la zona de los tres enlaces, entre mediocampistas y el atacante. En el partido inicial fueron titulares Bernardo Silva (11), de 23 años, que abre la cancha por la derecha con buen manejo de pelota y es jugador de Pep Guardiola en Manchester City; Gonzalo Guedes (17), que ha hecho una campaña muy interesante en el club Valencia, y Bruno Fernandes (16), otro de los jóvenes (23 años), también jugador de Sporting Lisboa. Esa juvenil línea de enganches fue relevada totalmente en el segundo tiempo del arduo partido con España, el del 3-3. Casi al mismo tiempo, a los 68 minutos, João Mario (10) entró por Fernandes, y el veterano de guerra que va para 35 años, Quaresma (20), lo hizo por Silva, mientras que otro Silva, André (9), sustituyó a Guedes.

Esta zona, en el segundo partido ganado a Marruecos con gol tempranero de Ronaldo, a los 4, se constituyó con Bernardo Silva, Guedes y João Mario, un jugador raro ya que tiene excelente técnica pero se mueve en muy poco espacio, con poco recorrido. Da aire por la izquierda pero queda, en general, lejos de las dos áreas. Volvió a ser sustituido Bernardo Silva. A los 59 entró por él Gelson Martins (18), un joven nacido en las islas de Cabo Verde, otro compañero de Coates, que no pesó mucho. También salió João Mario y entró Fernandes a los 70.

En el último partido, esa zona móvil de Portugal entró con Ricardo Quaresma, André Silva y João Mario ya ganándose la titularidad. Sin embargo, los tres fueron sacados y entraron ya sobre el final Bernardo Silva, Guedes y Moutinho, este último para reforzar el medio campo, ya que ganaban 1-0 por el golazo de cara externa –tres dedos– de Quaresma e Irán inquietaba, tanto que les empató el encuentro en tiempo adicionado.

Algunas conclusiones

Ya observamos que es un equipo desparejo con zonas firmes y otras no consolidadas pero peligrosas, porque allí se encuentran las habilidades mayores. Está claro que un objetivo central es bloquear a Ronaldo. Los celestes tienen con qué hacerlo y saben cómo. En el partido con Rusia, Uruguay ensayó –por decirlo de alguna manera– el triángulo básico de Coates (posición que recuperaría Josema Giménez), Diego Godín y Lucas Torreira, en cuya zona estará el portugués nacido y criado en la atlántica islita de Madeira, en su capital, Funchal. Ya está dicho pero sirve repetirlo: no menospreciar al resto, aunque sea inútil advertirlo aquí porque esa es una fortaleza del equipo y casi un lema creado y sustentado por Washington Tabárez, “limitar al rival”. Limarle las virtudes para aprovechar sus debilidades, que, ya vimos, las tiene y son varias.