“Cerro Largo, nomá”, y la locura desatada de un puñado de hinchas que se vino a soñar al oeste de Montevideo. El arachán otra vez haciendo historia y llegando a lo más alto, logrando algo inédito: jugar la Libertadores. La victoria ante Progreso es una más dentro de un campeonato que los tuvo siempre como protagonistas. Un equipo sólido, aceitado, que sabía lo que quería. La victoria fue por 1-0, con anotación de Hugo Dorrego, de tiro libre.

Progreso fue el que manejó los hilos de arranque, con un juego dinámico que le permitió llegar en bloque. De memoria salió el 4-2-3-1 que viene armando Leonel Rocco a lo largo del Clausura. Ese sistema le permite a los gauchos dinamismo, transiciones efectivas, aunque también deja muy solo a Gustavo Alles como referencia. De hecho, de esa forma llegaron las chances locatarias. Primero avisó Mathías Riquero de cabeza y le tapó Washington Aguerre abajo. Unos minutos después volvió a llegar el mismo jugador de cabeza, e increíblemente falló. Los hinchas se tocaban la sudada nuca en la tribuna sin poder creer lo que pasaba. Luego vinieron dos seguidas de Leandro Sosa, que tuvo un gran primer tiempo. En la primera recibió un pase por afuera de Agustín González, se acomodó y pateó mal. La segunda fue divina, porque desde afuera del área se perfiló y metió un bombazo que entre Aguerre y el travesaño enviaron al córner.

Cerro Largo, por su parte, fue paciente y se cuidó mejor. Los arachanes tuvieron una sola chance y no la desaprovecharon. Danielo Núñez también paró un 4-3-3 con mucha dinámica en las transiciones de defensa a ataque. Así cayó el gol. Contragolpe muy bueno que tuvo al argentino Mauro Luna Diale como conductor: el juvenil de Boca Juniors tuvo paciencia y mucha habilidad, la fue llevando hasta que Sosa lo bajó al borde del área. El tiro libre lo tomó Hugo Dorrego, y con su pierna derecha la mandó a guardar: golazo.

Para el complemento el partido no fue tan bueno, Progreso jugó a la desesperada y le costó entrarle a dos líneas de cuatro muy juntas que presentaba Cerro Largo. Alexander Rosso y Rodrigo Viega, y luego el Japo Rodríguez, fueron las armas de Rocco. Pero Núñez lo esperó bien parado, de contragolpe. Pudo liquidarlo su equipo, pero falló la en puntería y el sufrimiento estuvo hasta el final, que Andrés Cunha marcó después de cinco minutos de descuento. Cerro Largo está de fiesta y se codeará con los mejores en 2020.