El Liverpool inglés es el nuevo campeón del Mundial de Clubes. Con un gol de Roberto Firmino en el primer alargue, los de Jürgen Klopp lograron consagrarse por primera vez en su historia. Había jugado tres finales, además de dos en las que no se presentó, y siempre había perdido: en 1981 con el Flamengo de Zico, en 1984 con el Independiente de Ricardo Bochini y en 2005 contra otro brasileño, San Pablo, en el que jugaba Diego Lugano.

Fue un partido de nivel elevado: en Flamengo se destacaron el arquero Diego Alves, los buenos laterales Filipe Luis y Rafinha, algo de lo expuesto por Giorgian de Arrascaeta y la insistencia de Bruno Henrique y de Gabriel Barbosa, Gabigol. En la vereda de enfrente, el gran equipo inglés que orquesta y dirige Jürgen Klopp tuvo en Alisson una garantía en el arco, un mediocampo sólido que lideraron Jordan Henderson y Naby Keïta, y los fenómenos de arriba: Mohamed Salah, Sadio Mané y Roberto Firmino, que cuando se juntaron generaron mucho peligro.

Parejo y con alternancias varias, así fue el partido. Arrancó mejor Liverpool; Flamengo demoró en ajustar las marcas pero cuando lo hizo se paró mejor y, ya sobre el final del partido, otra vez los ingleses estuvieron muy cerca de convertir. Incluso llegaron a tener un penal a favor, pero lo desestimó el VAR.

Liverpool lo encontró recién en el minuto 99. El pelotazo de Henderson dejó solo a Mané, el africano le dio una asistencia de lujo a Firmino y este, como buen brasileño, definió tras arrastrar su marca y al arquero.