“Si en diez años el entrenador en Uruguay no gestiona el club, no va a trabajar”, dijo a Garra el secretario técnico de Nacional, Jorge Giordano. La sentencia, a modo de alerta, explica en buena medida por qué ese entrenador reperfiló su trabajo para enfocarse en las metodologías de entrenamiento y la gestión administrativa: Giordano es posgraduado en Economía, Derecho y Gestión del Deporte, coordinador académico de la Tecnicatura en Fútbol de la Escuela de Entrenadores del Instituto Universitario Asociación Cristiana de Jóvenes (IUACJ), institución en la que también fue uno de los creadores del Diplomado de Gerencia Deportiva en Fútbol. Tanto en el IUACJ como en el Instituto Superior de Educación Física de la Universidad de la República (Udelar) y en el Instituto Técnico Profesional de la Asociación Uruguaya de Entrenadores de Fútbol Giordano ha sido docente de Técnica-Táctica. Además, a fines de 2019 la Confederación Sudamericana de Fútbol lo citó y preparó para formar ya no a estudiantes, sino a entrenadores de fútbol, y lo puede convocar para realizar esa tarea cuando lo estime oportuno.

Este año se cumplen 25 del debut de Giordano como entrenador de fútbol, en Atlético Florida. Fue campeón en 2000 y en 2008 tuvo su primera experiencia como entrenador principal de un equipo del profesionalismo, en el Centro Atlético Fénix, donde fue campeón de la Divisional B al año siguiente. Antes como asistente, y luego como técnico, Giordano estuvo en varios equipos de nuestro medio.

¿Qué te plateó Nacional cuando te fue a buscar?

A grandes rasgos, el presidente [José] Decurnex quería un Nacional distinto, con una organización profesional, y pensaba que siempre tenía que haber una persona en Los Céspedes que fuera idónea, con conocimientos de fútbol y de gestión, y que reportara a Iván [Alonso] y a él. Ellos se asesoraron de que yo reunía esos dos tipos de conocimientos. De a poco armamos el caso, porque todo depende del lugar en el que estás. No es la misma secretaría técnica en Nacional que en otro equipo. Las organizaciones van formando al profesional de acuerdo con los requerimientos que tienen, y muchas veces al cargo lo describe el propio profesional. Es importante que quede claro: todas las organizaciones pueden tener el cargo con idéntico nombre, pero muy seguramente las funciones no son las mismas.

¿Terminaste haciendo tu descripción de tareas?

De hecho, estuve un mes analizando por dentro a Nacional. Luego elaboré un diagnóstico y presenté un plan de acción. Se describieron las funciones de cada uno y tuve que describir las mías para que fueran aprobadas. La propuesta laboral fue muy abierta: “Mirá el club, conocelo, y después decime qué está bien, qué deberíamos mejorar, a qué deberíamos apuntar”. Todo eso se fue compartiendo, y lo importante es que está escrito, que en fútbol eso cuesta mucho. Está escrito y con un calendario, lo que te permite controlar, que no haya desvíos. Nosotros le decimos “método Nacional” y va hasta el final de la gestión de Decurnex, en 2021. Hoy estamos trabajando ya con miras a junio de 2020.

¿El secretario técnico es lo mismo que un gerente deportivo?

No. Siempre depende del lugar donde estés trabajando, como decía, pero hay gerentes deportivos que no hacen nada de metodología y se dedican sólo a la gestión. El secretario técnico hace ambas cosas. Es el cargo más viejo del fútbol. Los entrenadores históricamente hablaban con alguien en el club sobre el rendimiento del equipo, y de repente a la misma persona luego le pedían lo que necesitaban para la práctica siguiente. La denominación del cargo tal vez no sea lo más importante, sino tener claro qué hacen las personas y que no se pisen. Acá se estableció una estructura de club en la que yo tengo tres equipos de trabajo a mi cargo, que son la Alimentación, la Utilería y la Clínica, que antes se llamaba Sanidad. Ellos me reportan a mí. Hasta cierto momento decido yo, cuando son cosas que me exceden se las tengo que pasar a Iván. Y en eso estamos tratando de ser bien sólidos, para que el club empiece a profesionalizarse.

“Si no tenés formación es imposible trabajar en el fútbol de hoy”.

¿Por qué te decidiste por este rumbo profesional?

Para responderte eso primero debo decirte que mi día está dividido en dos: de mañana me dedico a la metodología de entrenamiento y recorro las formativas, y en la tarde realizo la gestión administrativa de los profesionales. A veces la gente se detiene sólo en el partido, que es lo normal, todos queremos ver el partido. Pero el fútbol ha evolucionado mucho. Yo creo que si en diez años el entrenador en Uruguay, porque en otros lados ya está instalado, no gestiona el club, no va a trabajar. Eso lo veo hace años, y entonces hice un posgrado en Economía, Derecho y Gestión del Deporte [finalizado en 2014, en un convenio de la Udelar con la Universidad de Limoges, de Francia). La carrera del entrenador es como la del futbolista: en un momento no tenés más equipo y tenés que reinventarte y ver para dónde vas. El fútbol te va sacando, aparecen entrenadores nuevos, generaciones nuevas. Ya tenía pensado este nuevo rumbo, obviamente para más adelante, pero es muy difícil que Nacional te llame dos veces. Es un cargo de mucho prestigio, con el que se puede desarrollar un buen trabajo, porque hay gente en Nacional que quiere profesionalizar la institución. Eso es lo que más me motivó, dejar un club ejemplar después de una gestión.

En inferiores hay intercambios con los técnicos, ¿eso se da en Primera División?

He tenido suerte porque encontré entrenadores muy abiertos, tanto Álvaro [Gutiérrez] como Gustavo [Munúa]. Como soy entrenador, conozco los tiempos de los técnicos, no los invado, no pregunto, pero encontramos momentos para conversar de fútbol.

¿Podés hacer un comentario técnico sin que el entrenador te lo pregunte?

Hay un arte de decir. Hay que tener modos, y también siempre depende de las situaciones. De repente hay una situación límite y tenemos que tratar de hablar claramente, o tal vez veo determinadas situaciones de juego que puedo comentar con el entrenador. Hay que ser bien claro: el equipo lo conforma Munúa, la metodología de trabajo la hace el cuerpo técnico de Munúa, la dirección del equipo la hace Munúa; nosotros somos el apoyo y tratamos de aportarle desde ese lado. Pero el arte de decir las cosas para mí es fundamental en el fútbol.

Estamos en el período de pases, ¿cuál es tu rol en este momento?

Hay que filtrar. Un período de pases funciona con ofrecimientos de jugadores, y nosotros tenemos un protocolo muy rígido en cuanto a eso. Por ejemplo, el club no puede tener más de tres extranjeros, porque los habilitados para jugar son tres. Si nosotros contratamos a un extranjero debe ser un jugador insignia o de élite. Si vienen muchas ofertas de jugadores extranjeros, ya se van afinando teniendo ese límite cuantitativo en cuenta. A su vez, el protocolo es muy sencillo: tiene como primera intención encontrar al futbolista internamente, ver si está en el club. Si no estuviera, o si aún no está pronto, hay que contratar a un futbolista. Ahí definimos las características que debe tener y se sale a buscar. Primero se analizan imágenes que te mandan; después de que el futbolista es elegido por el entrenador hay que ver tres partidos suyos y obtener cinco referencias, desde el punto de vista técnico-táctico y personales. Hasta que no se cierra ese trabajo no se hace el contrato.

“El club gastaba en enero casi 60.000 dólares por pretemporada haciéndola fuera de Los Céspedes. Nosotros lo que hicimos fue invertir 50% de eso en Los Céspedes; la pretemporada la hacemos acá y la inversión queda. La intención es que los recursos se vuelquen a la infraestructura”.

¿Las pocas contrataciones responden a la rigidez de ese protocolo y a la apuesta a priorizar a los juveniles?

Sí. Hubo un convencimiento del club, previo a que yo llegara, de que con planteles numerosos y con presupuestos altos nadie te asegura que ganes. Nacional atraviesa un momento económico importante, con rebaja de presupuestos y una política de austeridad, y a su vez coincide con que tiene buenos futbolistas en la formación. Y tenemos que ponerlos. Si nosotros invertimos en la formación y tenemos que contratar muchos futbolistas hay algo que no cierra.

¿Qué diferencial tiene Nacional en el trabajo en inferiores?

Le presta mucha atención a lo que es el ingreso al club. También hay un protocolo en ese sentido, porque no es sólo que el futbolista juegue bien, sino que además tiene un contexto al que nosotros le damos mucha atención, con un equipo de trabajo interdisciplinario. Eso se hace categoría por categoría. Nosotros siempre decimos que el jugador puede rendir bien en juveniles, pero tenemos que ver si puede llegar a ser profesional. Porque esto es fútbol profesional y entre la séptima y la tercera cada chiquilín le genera un costo al club, y si nosotros en cuarta dejamos libres a 15 chiquilines es que estamos haciendo algo mal. Lo que ha hecho muy bien Nacional es que capta bien y reduce el margen de error.

¿Qué tareas te gustan más de este nuevo rol?

La metodología me apasiona, es en lo que estoy más formado. Pero en general lo que hago lo disfruto. Obviamente que me siento un poco vacío por no entrenar, por no estar en la cancha, y eso será una decisión que voy a tener que tomar en algún momento. Voy a volver a dirigir, eso lo tengo bien claro. Pero también tengo claro que tomé una decisión y un compromiso que no tiene nada que ver con un contrato, sino con la palabra dada para concretar lo que proyectamos.

Has alertado varias veces que la carencia más grande del fútbol uruguayo es la infraestructura. ¿En Nacional estás involucrado en la proyección de obras?

Sí, es uno de mis desafíos. Ya se desarrolló el gimnasio, que estará pronto en junio. Después vamos a desarrollar toda el ala de la concentración, y paralelamente estamos intentando hacer otra cancha de césped sintético, que creemos que tiene que ser un miniestadio en el futuro. Planeamos también la remodelación total de la edificación del predio, manteniendo la historia del lugar, pero con una modernización. La piscina que inauguramos es un espacio para descanso y recreación. El club gastaba en enero casi 60.000 dólares por pretemporada haciéndola fuera de Los Céspedes. Nosotros lo que hicimos fue invertir 50% de eso en Los Céspedes; la pretemporada la hacemos acá y la inversión queda. La intención es que los recursos se vuelquen a la infraestructura.

¿Qué avances destacarías de este período?

Nosotros hemos logrado una gran claridad en el área deportiva en cuanto a cómo debe estar conformado el plantel de Nacional, y eso partió de un análisis de datos de la realidad, incluyendo estadísticos. Estoy conforme con el avance de la infraestructura; deberíamos tener un poco más de presupuesto para avanzar más rápido, pero no es que el club no me lo da: no lo tiene. Si lo tuviera estoy seguro de que iría por ese lado, por la manera en que está dirigida la institución. Estoy bastante conforme y contento con el funcionamiento de los equipos que están a mi cargo. No funcionamos más como Sanidad, en lo que fue un paso importante; funcionamos como Clínica. Tenemos un espacio que está abierto de las 8.00 a las 12.00 y desde las 14.00 hasta el último entrenamiento donde se atiende a todos los futbolistas, desde el femenino hasta los profesionales. El concepto de Sanidad quedó por el camino y fuimos a este concepto de Clínica Deportiva, donde el futbolista no tiene que salir de Los Céspedes para recibir su tratamiento.

Has apostado mucho a tu formación. ¿Por qué?

Ante lo único que un futbolista se rinde, por decirlo de alguna manera, es ante el conocimiento. Cuando sos entrenador te tenés que parar delante de 25 futbolistas en tres poblaciones: el chiquito que está apareciendo, el que está estabilizando la carrera y el que la está cerrando. Y si no tenés conocimiento el futbolista a los cinco minutos se da cuenta. Entonces, tenés que conocer todas las metodologías. El futbolista está esperando un entrenamiento que le dé solución a lo que sucede en el juego, y para dar esa solución hay que tener formación, porque para un chiquito puede ser importante un ejercicio, para un grande puede ser un video, para otro una charla. Si no tenés formación es imposible trabajar en el fútbol de hoy.