Lewis Hamilton venció en el Gran Premio de Portugal, con lo que no sólo amplió su ventaja en el campeonato, sino que se transformó en el piloto más ganador de la Fórmula 1. Hasta este domingo, el británico compartía el récord con Michael Schumacher, pero su victoria número 92 en el ondulado circuito de Portimão bate un nuevo récord. 

Aunque Hamilton partía desde la pole position, no se trató de una victoria de punta a punta, porque las primeras vueltas fueron imprevisibles, y en ellas llegó a perder varias posiciones. 

De hecho, el inicio de la carrera fue como una especie de “quién es quién”, ya que la baja temperatura, combinada con una pista “nueva” y resbalosa hicieron que, en los primeros minutos, pesara un poco más el talento individual para adaptarse a situaciones cambiantes.

Así, en esas primeras vueltas brillaron el español Carlos Sainz, que se hizo de la punta aunque largaba en la tercera fila, y el finlandés Kimi Räikonnen, el más veterano de la grilla (y el piloto con más carreras corridas en la historia de la categoría), que consiguió más de diez posiciones en los giros iniciales.

Con el tiempo, lógicamente, hubo reordenamiento, y las máquinas más potentes volvieron a las primeras posiciones. Bottas, que había superado a Hamilton en esa primera vuelta, comenzó a bajar su rendimiento, perdió el lugar frente al campeón y siguió rezagándose durante toda la competencia. Así, el finés, que había andado muy bien en todas las pruebas pero fue batido por Hamilton en el momento definitivo, el de la clasificación, revivió la derrota en la carrera.

En tercer lugar llegó un discreto Max Verstappen, y en el cuarto un brillante Charles Leclerc, en el mejor resultado de Ferrari en lo que va del año, no por la posición —llegó a subirse a un podio al inicio del campeonato— sino por la consistencia. Por primera vez, el monegasco, que es un gran clasificador, logró recuperar su posición de largada en la carrera. Recordemos que hasta ahora, las Ferrari o bien largaban desde el fondo, o bien lo hacían desde posiciones ventajosas, pero eran prontamente superadas en pista.

Aunque tarde, Ferrari parece haber encontrado el camino para mejorar su auto. Sebastian Vettel, el otro ferrarista, entró en la zona de puntos, y combatió hasta el último minuto con los dos pilotos del equipo Renault por la octava posición, aunque finalmente debió contentarse con la décima.

Como ocurrió en Mugello, la ondulada pista del Algarve portugués dio una carrera entretenida, en parte porque no es un circuito diseñado con los “vicios” de los trazados recientes de la Fórmula 1, diseñados en su mayoría por el monótono Hermann Tilke. Algo parecido podría ocurrir la próxima semana, cuando después de más de una década la categoría regrese a la pista de Imola, en Italia.