Desde el 29 de marzo de 2000 hasta el 8 de octubre de este año la selección uruguaya mayor jugó 97 partidos por las Eliminatorias, incluyendo ocho correspondientes a repechajes. Dentro del territorio nacional, las miles de pantallas por las que se vieron en vivo y en directo todos y cada uno de esos encuentros en alguno de sus ángulos también exhibieron el logotipo de Tenfield. El símbolo más asociado a la televisación futbolera nacional ya se apreciaba en los monitores panzones que captaron la atención popular cuando se produjo el debut oficial de Daniel Passarella como técnico celeste. Aquel día, el Canario Pablo García le anotó a Bolivia y posibilitó un trabajoso triunfo 1-0. Era el comienzo del camino al Mundial de Corea del Sur y Japón. La célebre letra T también confirmó su vigencia el jueves pasado, cuando las pantallas planas de este tiempo emitieron otra ajustada victoria, el 2-1 sobre Chile.

Los procesos de negociación de los derechos, desde la primera edición de las Eliminatorias bajo el dominio de Tenfield hasta la más reciente adjudicación, han sufrido diversas variantes. Todo empezó con los paquetes vendidos por la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) al comienzo de la presidencia de Eugenio Figueredo. Por ese entonces, la recién fundada empresa de Francisco Casal solía asegurarse múltiples negocios por medio de un solo contrato. La opacidad y los aprietes fueron parte del clima de época. Las administraciones de José Luis Corbo y Sebastián Bauzá empezaron a desenredar la madeja y sentaron las bases para un importante incremento de los ingresos de la AUF. Antes de la ruptura entre los jugadores y Tenfield, la era de Wilmar Valdez arrancó con decisiones que significaron un retroceso. Por lejana que parezca, la marcha atrás de 2014 condicionó algunos aspectos del acuerdo al que se llegó a comienzos de la semana pasada, cuando la firma de Casal adquirió los derechos de la ronda clasificatoria para el Mundial de Catar. El escenario es paradójico: algunas características de este documento y del proceso previo a su suscripción son claramente superadoras, pero la estrategia que le abrió el camino a Tenfield vuelve ingenua cualquier mirada optimista orientada a que, en un futuro, el fútbol obtenga el máximo rendimiento posible de uno de sus principales productos.

El dinero no es todo

El miércoles, por amplia mayoría, el Congreso de la AUF aprobó el acuerdo con la productora televisiva. Tras meses de negociaciones con el Comité Ejecutivo de la Asociación, Tenfield se comprometió a pagar la inédita suma de 20 millones de dólares por los derechos de emisión de los nueve partidos que Uruguay habrá jugado de locatario al cabo de las Eliminatorias. Si la selección volviera a caer en las redes del repechaje, y siempre y cuando lo gane, la compañía abonará 500.000 dólares más. Además, la Asociación puede explotar parte de la publicidad estática en esos encuentros. La empresa de Casal adquirió los derechos para emitir los partidos a nivel local y para negociarlos a nivel internacional, algo que no pudo hacer en las dos Eliminatorias anteriores. En esas ocasiones, la firma Full Play hizo acuerdos con cada asociación nacional para explotar ese rubro, mecanismo que le permitió a la AUF desarrollar un segundo negocio. La salida del juego de la compañía extranjera generó un vacío ahora aprovechado por Tenfield, que en el esquema anterior quedaba limitada al territorio nacional.

Más allá del nuevo incremento en el precio del producto vendido por la AUF, el contrato de este año presenta una novedad potencialmente más valiosa: la Asociación evitó la inclusión de cláusulas de prioridad, así como del otorgamiento del derecho de igualar o mejorar otras ofertas, herramientas desaconsejadas que, sin embargo, figuraron en casi todos los acuerdos firmados en el pasado. En 2011, la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia (CPDC) del Ministerio de Economía y Finanzas emitió una resolución de la que notificó a la empresa de Casal y a la Asociación, recomendando “abstenerse” de emplear estos mecanismos por considerarlos “restricciones a la competencia”. Pese a no ser vinculante, el pronunciamiento fue un espaldarazo político para Bauzá, el entonces presidente de la AUF, que por esos días enfrentaba todo tipo de hostilidades mientras negociaba la venta de derechos para las Eliminatorias previas al Mundial de Brasil. Fue la primera vez que la cláusula se excluyó del contrato, pero el elenco gobernante sucesor no lo supo valorar: la administración de Valdez la reintrodujo al vender las Eliminatorias para el Mundial de Rusia, a cambio de un precio que Tenfield pagó con gusto tras alegar que Full Play se beneficiaba de una disposición similar. He ahí la raíz del acuerdo sellado ahora: aquel retroceso hizo que la productora televisiva llegara a la negociación de este año con una carta bajo la manga, nada menos que el derecho a igualar otras ofertas para retener el negocio. Recién cuando dentro de cuatro o cinco años se venda la ronda clasificatoria para el Mundial de 2026, sabremos si finalmente las autoridades de turno aprovecharán la ausencia de la cláusula para convocar a un proceso licitatorio con potencial para disparar los ingresos. Pero nunca deben descartarse el retrovisor y la marcha atrás. Hay quienes interpretan que la reinstauración de ese tipo de cláusula pasó a estar prohibida desde que se aprobó el actual Estatuto de la AUF, durante la intervención liderada por la FIFA entre 2018 y 2019. Sin embargo, el fútbol sabe de escritorios y múltiples bibliotecas: otras voces advierten que el documento sólo limita a cuatro años la extensión de los contratos, sin mencionar especialmente las disposiciones que puedan otorgar prioridades.

Férrea línea de cuatro

En su resolución de 2011, la CPDC también le recomendó a la AUF “la conveniencia de licitar públicamente y en condiciones de igualdad entre los oferentes, los bienes, derechos y servicios que se vayan a comercializar”. La práctica, incorporada recién en el tramo final de la administración de Valdez para productos de menor valor, ahora también se aplicó para la venta de los derechos de las Eliminatorias. Sin embargo, al nuevo acuerdo con Tenfield no se llegó por esa vía. Tras recibir ofertas que no colmaron sus expectativas económicas, la AUF declaró desiertas dos licitaciones: una para el extranjero y otra para la televisación local. Sabedora de que podría igualar la mejor oferta, la compañía de Casal no se presentó y, aun pasivamente, pudo haber desalentado el interés de otras firmas. Al mismo tiempo, llevó el juego hacia una cancha en la que se hace fuerte, donde suele valerse de socios claves.

Es que el naufragio del proceso licitatorio abrió paso a negociaciones directas. En la AUF estiman que Tenfield mejoró la oferta 30% con respecto a las Eliminatorias anteriores. En paralelo, desarrolló una estrategia que bloqueó la posibilidad de que la Asociación optara por poner al aire transmisiones propias a través de AUF TV. Gestada al calor de la ruptura entre los futbolistas celestes y Tenfield, la señal de streaming de la Asociación fue fuertemente impulsada durante la intervención comandada por Pedro Bordaberry, así como por los jugadores. Comenzó a emitir contenidos el año pasado, poco después de la asunción de Ignacio Alonso. Representó algo parecido a una declaratoria de independencia en medio de las reformas estatutarias, mientras Tenfield intentaba adaptarse a la realidad que sustituyó al viejo esquema político en el que fue dominante durante 20 años. Pero las declaratorias y los hechos posteriores pueden presentar diferencias.

A la AUF le resultó imposible sellar acuerdos con los cables vinculados a Canal 4, Canal 10 y Teledoce, para emitir por esa vía las eventuales producciones de AUF TV. Y “era un riesgo demasiado grande” pasar los partidos únicamente vía streaming, dicen desde el gobierno del fútbol. Diversos integrantes del Ejecutivo de la AUF afirman que los tres canales privados de Montevideo conforman “un bloque solo” junto con Tenfield. Su base es fuerte en la capital y el interior. Según datos de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones recopilados por el especialista en medios y telecomunicaciones Gustavo Gómez, las empresas de televisión para personas abonadas pertenecientes a los canales privados tienen algo más de 54% del mercado montevideano. Además, los tres grupos son propietarios de algunos servicios de cable en el interior y, a través de la firma Equital, establecen asociaciones con otras empresas no capitalinas del rubro. Aunque no exclusivamente, Tenfield emite sus productos por esas vías. Y les da sentido político a sus sociedades para reposicionarse ante una AUF menos afín que la de otrora. Los canales privados precisan cuidar la relación con la empresa de Casal, que les asegura tener el fútbol local y la actividad de buena parte de las selecciones nacionales en las grillas de sus cables: “La información nacional y el fútbol son los productos premium en Uruguay”, acota Gómez.

La ausencia de Full Play en la adquisición de los derechos de los partidos de las Eliminatorias jugados en otros países permite que cualquier firma uruguaya pueda ir por ellos. Sin embargo, pensar que el juego de hoy con Ecuador o cualquiera de las sucesivas ocho visitas pueda verse sin la letra T en el ángulo es, por lo menos, descabellado. La coordinación entre Tenfield y los tres grandes grupos de la televisión nacional quedó en evidencia durante la disputa del partido con Chile e, incluso, también después. La productora de Paco Casal también tiene los derechos para transmitir mediante streaming pero no hizo uso de esa posibilidad, lo que motivó quejas diversas de un público que en los últimos años diversificó las vías de acceso a las transmisiones deportivas. Con Vera TV en proceso de desmantelamiento y los principales cables montevideanos alineados a Tenfield, no hubo posibilidad legal de ver el encuentro mediante otros dispositivos. Todos los caminos condujeron a los cables. Pospartido, la aversión hacia AUF TV quedó de manifiesto en los informativos de los canales privados, que no reprodujeron una entrevista en exclusiva a Óscar Washington Tabárez producida y emitida por la señal de la Asociación. No es para menos: antes de que estallara la guerra entre los seleccionados y Tenfield, ese contenido sólo se podía ver en VTV.