La falta de certezas, sumada a la inexperiencia por ausencia de situaciones similares, a veces nos lleva a retraernos o a no exponernos en la discusión, ante situaciones tan nuevas y tan urgentes que merecen definiciones y decisiones. Razonar, cruzando información confirmada, con reglas y determinaciones vigentes, es una de las acciones más comunes en los distintos estamentos en los que nos movemos.

Con la covid-19 y nuestros comportamientos nos hemos ajustado a aquellas indicaciones y determinaciones tomadas desde los ámbitos de la salud. Con el coronavirus y el fútbol profesional, ese cruce de datos, informaciones y acciones regladas no ha funcionado tan aceitadamente. Nosotros, las personas físicas, y las personas jurídicas, como la Asociación Uruguaya de Fútbol, nos debemos a un marco normativo de derechos y obligaciones que se ejecuta desde el Estado. Si algo está normado, legislado o decretado por el Estado, ni yo, ni una asociación, ni un club, puede poner en discusión esa normativa general.

Que el protocolo promovido por la AUF y aprobado por el Ministerio de Salud Pública haya permitido la vuelta al fútbol, marcando situaciones de restricciones como la de suspender los partidos con clubes de cinco o más casos positivos, es una determinación autónoma de la AUF. Nada dice que con un positivo, o cuatro, un club no se pueda presentar a un partido de primera división. El tema es quiénes lo pueden jugar.

Si el futbolista es del plantel principal, entrena y convive con ese estamento del club, está claro que todos esos compañeros son contactos del hilo epidemiológico. Ahí es donde hay que cruzar información y adecuarse a una norma supra AUF: el Ministerio de Salud Pública demanda una semana de cuarentena para los contactos del positivo, entonces es de suponer que varios quedan por fuera por una semana, por lo menos.

Eso fue lo que pasó con Danubio unos días atrás, y hubiese sido de mayor efectividad en el descarte de casos si se hubiese mantenido como tal y no se hubiese pasado a la convivencia burbuja para poder entrenar (a Rodrigo Piñeiro se agregó el caso positivo de José Luis Rodríguez, este jueves). Ahora todos los que estaban en la burbuja deberán hacer una semana de cuarentena. Lo mismo pasa con Plaza Colonia y Nicolás Guirín. Hisopado general para todos quienes estuvieron con el arquero (que confirmó su positivo también este jueves), y una semana de cuarentena.

Cualquiera

Este jueves el médico de Nacional, Álvaro Arsuaga, lo explicó con simpleza en Sport890: “Es como cualquier persona que esté en contacto con un positivo, tiene que estar una semana en cuarentena, se hace un hisopado y si da negativo puede salir”. Arzuaga lo decía en relación al caso de Agustín Oliveros y Gabriel Neves, de quienes se sabe que hasta el martes a la noche convivieron con varios casos positivos en la selección uruguaya. Ya no podrían incorporarse a ninguna actividad colectiva, y menos aún al confirmarse que Neves también dio positivo (asintomático, según comunicó Nacional).

Los casos de Oliveros, Yonathan Irrazábal y Gastón Olveira tal vez pueden ser una buena referencia para entender: por una semana, y siempre y cuando a los siete días les dé negativo, no pueden actuar, lo que no quiere decir que Nacional, Rentistas y River Plate no puedan presentar a sus equipos en la competencia. Eso sí, deben tener jugadores que no sean contactos cuarentenados. Es horrible, una porquería, pero forma parte de los ajustes necesarios para cumplir con los compromisos por lo que los clubes están jugando.

Es plausible también que, rigiéndose por la normativa que vale para todos nosotros, los clubes acuerden que cuando no tienen planteles posibles, el partido se suspenda, o que directamente se tome alguna otra decisión. Hasta ahí lo vamos atando con alambre, como se debe en estos casos para los que por ahora no tenemos alambre. Lo que seguro no debería suceder es que implícitamente haya en cada acción regular o extraordinaria del Ministerio de Salud Pública una suspensión impuesta a la AUF de partidos o de la fecha completa.