Jugando en Lima, donde también fue visita su rival, Grau, que es de Piura, a 1.000 kilómetros de la capital peruana, River Plate consiguió una gran victoria 2-1. Abrió el partido, con una gran performance, en el primer tiempo: de cabeza, consiguió una buena ventaja de 2-0. No obstante, terminó sufriendo al final de la segunda parte, cuando Grau descontó y se puso a tiro.

River Plate se plantó muy bien en el inicio del encuentro en el vacío Monumental de Até, en Lima. El equipo de Jorge Fossati empezó con su esquema habitual de tres en el fondo, con Gonzalo Viera, Horacio Salaberry, Joaquín Fernández delante del arquero Gastón Olveira; Nicolás Rodríguez por la derecha; Ribair Rodríguez, Facundo Ospitaleche y Maximiliano Calzada en zona central, y Santiago Pérez por la banda izquierda; y adelante el potente José Neris, junto al experimentado Juan Manuel Olivera.

Una sucesión de ofensivas en los primeros diez minutos generaron una temprana expectativa, sobre todo por las posibilidades en las pelotas aéreas, en las que Ribair, en su vuelta al fútbol uruguayo, estuvo cerca de abrir el marcador. Sólo hubo que esperar hasta los 15 minutos para que, en un córner forzado por Olivera, el veterano goleador conectó un rotundo cabezazo para anotar el 1-0. Era un comienzo muy esperanzador, y la expectativa fue in crescendo, porque en un ratito llegaría el segundo gol celeste. Nadie como River Plate tiene derecho a jugar de celeste: cuando el darsenero vistió esos colores en 1910 en el increíble triunfo sobre los argentinos de Alumni, Wanderers propuso que la selección jugara de celeste.

De cabeza también llegó el segundo, menos de diez minutos después. Fue un golazo. Maxi Pochola Calzada levantó la cabeza en la mitad de la cancha, se la cruzó en profundidad a Nicolás Rodríguez, que pedaleó sobre la pelota y mandó un centro preciso para que el juvenil José Neris conectara tremendo cabezazo. Iban apenas 24 minutos y River ya estaba 2-0.

El primer tiempo se fue con la posibilidad latente de que los uruguayos siguieran sumando, pero no fue lo mismo en la segunda parte. Podría haber anotado el 3-0 en precisos contragolpes, pero River se fue quedando sin piernas y los piuranos de Grau se mostraron como un equipo con buenas posibilidades ofensivas. En el segundo tiempo los peruanos insistieron muchísimo y achicaron la distancia para ponerse a tiro en la serie con un infernal golazo de Ramírez, que se la colgó en el ángulo a Gastón Olveira.

Grau buscó el empate, que no encontró ni mereció, porque River Plate había sido muy superior, aunque terminó sufriendo. En dos semanas los rivales se verán las caras en Montevideo, donde ojalá los darseneros puedan confirmar su clasificación. No será fácil, pero los albirrojos tienen el antecedente de esta buena presentación, del triunfo y de los dos goles como visitante.