La Confederación Atlética del Uruguay, respaldada por la Secretaría Nacional del Deporte (SND), con la aprobación del protocolo sanitario y el visto bueno para la vuelta a las actividades al aire libre, consolidó en las últimas dos semanas la primera etapa, que incluía a los deportistas federados (alrededor de 2.500), entre los que están los atletas que buscarán la clasificación a Tokio 2020 (Juegos Olímpicos, que por ahora se disputarán en agosto de 2021): Déborah Rodríguez, María Pía Fernández, Nicolás Cuestas, Santiago Catrofe y Andrés Silva.

Atletismo, ciclismo, gimnasia, tenis, pelota (frontón), golf, tiro al arco, vela, remo, surf y canotaje comenzaron a entrenar hace unos días, en lo que la SND denominó como fase 1. Se esperaba la puesta en marcha del segundo protocolo, enfocado en las actividades individuales al aire libre; empezó a llevarse a cabo el fin de semana, ya que la secretaría quitó de la lista de exhortaciones a los deportes ecuestres, el automovilismo, el pádel y el tenis (en este caso rige para la modalidad de dobles al aire libre, porque anteriormente se había habilitado la práctica individual).

“Llevó bastante tiempo, un montón de charlas. Cada federación fue presentando su protocolo, todas se lo han tomado con mucha responsabilidad. Luego de las discusiones se llegó a algo con bastante sentido común, aplicable. Nosotros lo que hicimos fue mirarlo junto al doctor José Veloso –el director de nuestro centro médico–, y después recorrió el camino del Ministerio de Salud Pública y del comité de científicos, que son los que analizan y terminan dándole la luz verde”, dice Eduardo Ulloa, coordinador del Área Deporte Federado de la SND.

La chica que amaba los caballos

Lucía Chieza, y su caballo “Enérgico”.

Lucía Chieza, y su caballo “Enérgico”.

Foto: Federico Gutiérrez

“En los deportes ecuestres la particularidad es que tenemos al caballo como protagonista, entonces los entrenamientos nunca pararon. Todos los caballos de todos los clubes se siguieron entrenando, quizás no en una medida tan específica para una competencia, pero sí con un entrenamiento de mantenimiento”, contó Lucía Chieza, contadora pública, profesora de equitación y amazona uruguaya. “Esta noticia de estar incluidos en la fase 1 no tiene mayor impacto a lo que venimos haciendo, porque ya estábamos entrenando. Lo que se agrega son algunas clases a niños, y clases con más de una persona en los picaderos”, dice.

Dice la secretaría, en el documento enviado a Presidencia de la República, que la actividad ecuestre tiene beneficios saludables; se puede realizar sin público y al aire libre, y la equinoterapia es una actividad recomendada por el Ministerio de Salud Pública. Chieza cuenta que en estos meses de cuarentena (aislamiento voluntario o distanciamiento social) “los caballos han sido entrenados en todos los clubes, o por sus entrenadores, o por los profesores de los alumnos, o por los propios cuidadores de los caballos”. La amazona, sin embargo, no tuvo problemas a la hora de seguir disfrutando su pasión: “Yo vivo en una chacra, cerca de Atlántida, y el centro de entrenamiento es al lado de mi casa. Lo que no pudimos es competir los fines de semana, y lo estamos deseando y extrañando”.

Al respecto, Lucía, quien se ubicó entre las veinte mejores en los Juegos Panamericanos Lima 2019 luego de competir en las tres etapas que componen los deportes ecuestres (adiestramiento, cross-country y salto), comentó que al haber incluido a los ecuestres dentro de la fase 1 pensaban que eso los habilitaría a competir en 15 días, pero la secretaría les pidió que esperen. “Cuando nos den el okay, tendríamos que competir en el campeonato federal de salto; en lo que tiene que ver con el enduro, habrá unas pruebas internacionales”, cerró.

Lucía Chieza, vareando a su caballo “Enérgico”.

Lucía Chieza, vareando a su caballo “Enérgico”.

Foto: Federico Gutiérrez

Sin deporte de contacto

“Que yo me ponga un kimono hoy en día lo veo imposible. Cada vez que abro el ropero para agarrar una remera, un pantalón, lo que sea, miro los kimonos y me dan ganas de llorar”. Lo dijo el judoka Ignacio Tempone, uno de los tantos deportistas de combate que tienen que tomar el calendario, respirar hondo y pasar el dedo por encima de los primeros días de marzo, como quien le saca tierra a una antigua foto. “En nuestro caso será muy difícil, lo veo lejos: vos acá necesitás tocarte, estar arriba, estar abajo, al costado, apretar, ir, venir, transpirarle al otro arriba; eso con tapaboca no se hace”, agrega Tempone.

Dice Eduardo Ulloa que los deportes de combate tendrán que esperar: “el protocolo todavía está quieto”. “Los deportes de contacto son los últimos, a pesar de que sabemos que el centro de combate tiene mucho espacio y quizás, en algún momento, tenemos idea de darle prioridad a los deportistas que están en el ciclo olímpico: tenemos algunos de taekwondo, algunos de judo, algunos de karate”, cuenta Ulloa.

Días pasados, una comitiva de la SND –entre los que estaban Ulloa y el doctor Veloso– visitó el primer centro de entrenamiento para deportes de combate –inaugurado el año pasado– y las alarmas se encendieron. Nació una luz de esperanza, que duró lo que un santiamén, y así lo explica Ulloa: “En el centro de combate estuvimos por dos cosas. En primer lugar, charlando un poco por la vuelta de los deportes de combate, y en segundo lugar porque el Centro Médico Deportivo se trasladará hacia ese lugar. Hoy en día, la oficina del centro médico de la secretaría está prácticamente en peligro de derrumbe”.

Las ocho federaciones que se encuentran en el Comité Olímpico Uruguayo (boxeo, esgrima, judo, karate, jiu jitsu, lucha, muay thai y taekwondo) están esperando la orden para volver a este espacio que cuenta con ocho sectores, uno para cada disciplina. La sala de aparatos es completa y los vestuarios son cuatro.

Tempone, en conversación con Garra, no se hace muchas ilusiones respecto del regreso de la actividad, y rememorando tiempos lejanos, como quien piensa en un viejo amor, dice que se le dificultó la cuestión tecnológica a la hora de entrenar a distancia, porque es “lo más anticomputadora que puede haber”; denota cierto arrepentimiento porque “hubiera estado más en contacto con mis compañeros”, y no duda: “estar en el club, con la gente, el roce, es otra cosa. Ese tipo de cosas son impagables para mí”.

A desinfectar los fierros

A principios de mayo surgió la novedad. Si uno caminaba unas cuadras podía toparse con ellos. Los gimnasios y algunos centros deportivos barriales comenzaron a abrir sus puertas. Para ellos también había un protocolo sanitario: mantener la distancia, usar tapabocas, desinfectar las pesas, mancuernas y todo tipo de elementos que se utilicen dentro del gimnasio.

Desde la secretaría se optó por pasarle la pelota a otra pata de la política nacional: en cada lugar del país, las intendencias se encargarían del control de los clubes y los gimnasios. Para ello se necesitaba la firma de un decreto por parte de Presidencia, pero “quedó arriba del escritorio, no tuvo avances. Sabemos que hay gimnasios que han ido abriendo, y otros que no”, afirma Ulloa y trata de bajarlo a tierra: “El proyecto de decreto era algo que, a nuestro entender, podía agilizar el trabajo en conjunto con las intendencias con respecto a la habilitación o no de los gimnasios. Luego de plantearlo en Presidencia, nos hicieron saber que a su entender el procedimiento estaba bien, pero que iban a seguir por el camino de la exhortación y de la responsabilidad individual”.