Lewis Hamilton ganó su carrera número 90 y sigue sacando ventaja en el mundial. El británico aprovechó su comparecencia ante los medios al final de la competencia para exponer una camiseta que decía “Arresten a los policías que mataron a Breonna Taylor”, en apoyo a los manifestantes que exigen justicia en Louisville. La Fórmula 1 no tiene un equivalente a Graciela Bianchi o las autoridades de Secundaria, y el británico puede aprovechar su exposición para dar visibilidad a la campaña contra el racismo.

La carrera fue una de eliminación, donde poco más de la mitad de los coches no llegaron hasta el final. Hubo dos banderas rojas, lo que implicó tres largadas. En la primera de ellas, el finlandés Valtteri Bottas le arrancó la punta a Hamilton, que largaba primero, pero en las dos siguientes fue naturalmente superado por el británico, que además hizo la vuelta rápida.

Tras Hamilton y Bottas llegó el tailandés Alex Albon, que precisaba un buen resultado para mantener su puesto en el equipo Red Bull. Cuarto arribó Daniel Ricciardo, en otro día positivo para Renault (que el próximo año lo sustituirá por el retornado Fernando Alonso, al tiempo que cambiarán el nombre del equipo por Alpine).

La carrera duró más de dos horas, ya que fue interrumpida muchas veces. En dos de ellas no alcanzó con encolumnar a los competidores tras el auto de seguridad, y hubo que parar todo durante varios minutos. El incidente más espectacular involucró a cuatro coches en plena recta principal durante una de las relargadas en marcha, y en el desenlace tuvieron mucho que ver la inexperiencia (por usar un término delicado) de pilotos como Nicolás Latifi y Antonio Giovinazzi.

Como se preveía, las Ferrari estuvieron discretísimas. La buena largada de Charles Leclerc, que partía quinto y se adueñó de la tercera posición en la primera curva, no hizo sino acentuar el poco rendimiento de los rojos, ya que fue constantemente superado en la larga recta principal, para decepción de los pocos espectadores permitidos en las tribunas, en esta primera competencia con público. En una carrera en la que llegaron 12 autos, las Ferrari de Leclerc y Sebastian Vettel llegaron octava y décima. Sumaron puntos, y ese fue el consuelo para el ferrarismo, que festejaba 1.000 carreras en la categoría, en su propia pista, el bello y desafiante trazado del Mugello, agregado de último momento a este extraño calendario 2020, en uno de los poquísimos eventos positivos que trajo la pandemia.