La historia de Montevideo City Torque más o menos es conocida o de a poco la hemos ido conociendo, sobre todo por su presente futbolero e institucional, que imprime una idea tácita de gestión además de un modelo específico de juego, al cual apuesta desde hace tiempo y el cual sostiene como fórmula que en un momento pareció trastabillar, pero que hoy se encuentra quizás en su esplendor.

A pesar de haber perdido con Peñarol el domingo en el estadio Centenario, el equipo que conduce el argentino Pablo Marini continúa en posiciones inéditas, oliendo a campeonato y a fronteras. Recientemente, y a tono con su crecimiento, el equipo del grupo City en nuestro país, nacido en el ostracismo de la C hace algunos años, presentó su nuevo complejo deportivo, del más alto nivel. Un nivel al que el fútbol uruguayo no está acostumbrado.

En el seno de su plantel de futbolistas, la mayoría proviene de la realidad normalizada del fútbol criollo, el de los sueldos impagos y las condiciones deplorables, y vive esta realidad como una oportunidad, una forma de ver los cambios tecnológicos del fútbol explotados al máximo al servicio del resultado. Yonattan Rak surgió de las inferiores de Miramar Misiones y vivió un pico de inflexión que fue emigrar a Inter de Porto Alegre a la bella edad de 21 años. El primer mundo del fútbol bajo sus pies. Volvió a Miramar, imprimió lo aprendido y se posó bajo la mirada de Torque y uno de los equipos de ojeadores más finos del país. Llegó al celeste y vivió el descenso. El club apostó a la misma idea sin cambiar demasiado a pesar de haber descendido, y eso supuso confianza en el proyecto. Consiguió el ascenso y hoy, con esa base, vive los mejores tiempos de su corta vida. Rak recibió a Garra en Punta de Rieles, el barrio donde nació y desde donde emprende todos los días el viaje hasta lo mejor, que está por venir.

¿Qué significa vivir un buen momento después de haber pasado tantos momentos distintos en tu carrera?

En mi caso el tema futbolístico es fundamental, eso de estar jugando. No me había tocado jugar nunca en Primera, salvo algunos partidos con Torque el año que bajamos. Me fui de Miramar a Inter de Porto Alegre, y cuando volví, volví a Miramar, a la B. Me fui a Brasil y tenía todo, volví a Miramar y no cobrábamos. Llegamos a jugar un partido sin haber entrenado en toda la semana, en San Carlos. Había compañeros que iban caminando, que les faltaba la del día a día. En 2018 voy a Torque, y ahora asentarse en Primera División es especial. Cuando bajamos a la B, el club no barrió con todos, como muchas veces pasa. Mantuvo la base de jugadores, y esto es una forma de devolverles todo los que nos han dado. Es que cuando Torque subió con [Ernesto] Goñi, [Hernán] Figueredo, [Diego] Martiñones, subieron y se desarmó, volvió a bajar, y ahí por suerte nos mantuvieron, y el buen momento es fruto de todo eso.

Yonatthan Rak.

Yonatthan Rak.

Foto: Alessandro Maradei

¿Cómo fue esa experiencia puntual en Brasil?

Yo fui con 21 años a jugar al sub 23 por Diego Aguirre, era para rotar en el primero. Les gustó y me vinieron a ver. Me fui y echaron a Aguirre a las dos semanas. Todo costó un poco más. Jugué en el sub 23 y me terminaron llamando para jugar contra Curitiba de visitante por el Brasileirão. Me extendieron el préstamo y me quedé definitivamente en el plantel de primera, compartimos con [Ariel] Nahuelpan, el Diente [Nicolás] López, con Anderson. Muy linda experiencia. Ahí entrenar es distinto. Me hubiera gustado quedarme, pero se terminó el préstamo y tuve que volver. Fue el año del descenso de Inter, aprietes de la barra en el entrenamiento, la gente queriendo romper todo afuera de los estadios.

¿Esa experiencia quizás sea lo más cercano al profesionalismo de Torque?

El nivel de entrenamiento es muy parecido; el fútbol está cambiando y hay que tener las herramientas para adaptarse. A mí me llega la información del porcentaje de pases precisos que di en un partido, las pelotas perdidas, los duelos ganados, para darte un ejemplo. Lo recibís en tu casa y tenés los videos editados para ver las jugadas. Cuando vas creciendo en tu carrera aspirás a irte al exterior, y Torque en ese sentido es un club que apuesta a mostrar a los jugadores para moverlos. No vinieron a querer ser campeones de un día para el otro, es un proyecto a futuro.

¿Cómo se vive este momento puntual de pelear arriba en las tablas y poder trascender fronteras?

Tanto a mí como a otros es la primera vez que nos pasa de estar peleando en Primera División, pensar en poder ser campeones en algún momento y andar ahí, andar cerca. Eso te mantiene motivado, como jugar copas [Libertadores o Sudamericana]. Hay pocos en el plantel que jugaron Copa, tres o cuatro. De los demás, nadie. Son cosas motivantes.

Tiene una historia particular Torque, y eso le da su identidad.

A mí me tocó ir al Complejo de Torque con Miramar a jugar un amistoso y había una sola cancha. Ahora el Complejo es impresionante. Ha ido cambiando con el tiempo. Ahora se habla un poco más del club, porque todo es nuevo; hasta la forma, de repente, llama la atención. En general la hinchada son familiares, pero por ejemplo hoy fuimos al Complejo, al entrenamiento, y había un hincha con una bandera que decía: “Lo mejor está por venir”. Ya había aparecido otras veces. Colgó la bandera contra la motito. Te sorprende, pero es así, los hinchas son así. Todos los equipos son más antiguos o tienen un barrio, Torque en ese sentido es distinto. Es más corta la historia. Pero es como que la estamos escribiendo, una goleada histórica, una clasificación. Los que hicimos inferiores en Miramar veíamos el estadio Centenario desde el Méndez Piana, soñábamos con jugar ahí, cosas que parecían tan cerca y tan lejos a la vez.