“Miren lo que es este amanecer en Río de Janeiro ¿Ustedes creen que algún turista se va a levantar a las 5.45 de la mañana para venir a la Lagoa Rodrigo de Freitas?”. La pregunta la hace Osvaldo Borchi, entrenador de la selección uruguaya de remo, mientras que con su celular filma la escena. Amanece bien naranja en la cidade maravilhosa, y aunque en pocas horas Uruguay estará asegurando un cupo para los Juegos Olímpicos de Tokio, el disfrute de ese instante no tiene nada que ver con el deporte. O tiene todo que ver, porque como dice Osvaldo: “Sólo el remo nos puede dar una vivencia de esta forma”.

Borchi, de madre uruguaya, nacido en Argentina y criado a dos orillas, es la cabeza de un proyecto que es corolario de otro. Ahora es el entrenador del seleccionado uruguayo, pero ya lo fue antes, en 2003. En aquel entonces refundó el remo en Uruguay. La disciplina que históricamente ha dado más medallas olímpicas a nuestro país pasaba años de sequía, y las posibilidades de competir a nivel regional ya no se veían tan próximas. Desde el oro panamericano de Jesús Posse en 1987, los celestes no conseguían medallas a ese nivel. Y desde la participación del mismo Posse en Barcelona 1992 ningún remero uruguayo se metía en los Juegos Olímpicos.

Bajo su conducción, aquella generación rápidamente consiguió los resultados que él confiaba que se podían lograr. Se formó el bote cuádruple que obtuvo la medalla en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo en 2003: Ruben Scarpatti, Leandro Salvagno, Rodolfo Collazo y Oscar Medina. La ansiada clasificación a unos Juegos Olímpicos cayó por su propio peso y Uruguay estuvo presente al año siguiente. Fue en Atenas 2004, con Salvagno y Collazo, también con Reboledo en singles. Fueron 12 años de espera entre 1992 y aquellos juegos griegos, pero una de esas esperas que llegan a su fin. Borchi dejó aquella huella en el remo uruguayo. Y aunque luego se alejó de la selección por un tiempo, los remeros celestes nunca dejaron de tener presencia olímpica. Se sucedieron las clasificaciones en 2008, 2012 y 2016. El trabajo estaba hecho.

Ahora Osvaldo está de vuelta, y se nota. Con múltiples medallas en los Juegos Odesur de Cochabamba 2018, los botes celestes dieron que hablar y el músculo de esos deportistas tenía fuerza para más. En 2019 se repetía la historia de 2003, un bote cuádruple consiguió una medalla panamericana y fue de oro. Lamentablemente, fue retirada por un error administrativo, cuando uno de los deportistas omitió solicitar el permiso de consumo de un medicamento, y el sueño terminó en un desafortunado caso de doping adverso.

Todo aquel infierno de 2019 es la cara opuesta de este paraíso 2021. Las regatas del preolímpico de remo en Río de Janeiro demostraron el buen nivel continental de Uruguay, compitiendo palmo a palmo con botes de Argentina, Chile y Brasil.

“Es una satisfacción inmensa, es estar en las nubes”, dice el entrenador uruguayo cuando da cuenta del logro obtenido. Martín Zócalo, joven singlista, hizo lo suyo y ocupó uno de los cinco lugares clasificatorios a Tokio. La alegría ya estaba, pero Martín no podrá disfrutar de su logro. El sistema clasificatorio sólo ofrecía un lugar para el bote celeste mejor colocado. No fue el de Martín, fue el de Bruno Cetraro y Felipe Klüver. El montevideano y el mercedario ganaron la medalla de oro y se quedaron con uno de los tres lugares a los Juegos Olímpicos en la prueba de doble par peso ligero.

Martín Zócalo, durante un entrenamiento en el Lago Calcagno. (archivo, marzo de 2020)

Martín Zócalo, durante un entrenamiento en el Lago Calcagno. (archivo, marzo de 2020)

Foto: Sandro Pereyra

Fue un remate sensacional, de alto nivel técnico, según el análisis de Borchi: “Si vos analizás las últimas remadas era una máquina y era lo que buscábamos”. Como un tío orgulloso de los logros, se deshace en elogios para Bruno y Felipe. “Con dos remadas completamente diferentes llegar a hacer una unidad, que fue lo que hicieron, es un logro tremendo”, resalta. Klüver es alto, de brazos y piernas flacas, tiene 20 años y se acaba de consagrar campeón mundial de remoergómetro, máquina que recrea el remo en ambientes cerrados. Cetraro es bajito y fuerte. Su cuerpo delata los 13 años que lleva trabajando por este objetivo, fortaleciendo cada músculo para estar a nivel. “Mis inicios en el remo fueron complicados porque soy una persona bastante baja, y en el remo se estila que lo practique gente grande, gente alta”, cuenta Bruno. Así tuvo que hacerse camino entre los grandes y aquellos sufrimientos forjaron la personalidad del campeón. “Cuando era chico no tuve las oportunidades que les daban a otros, porque andaba bien pero no me veían proyección a futuro”, dice. Sin embargo, los años pasaron y él siempre estaba ahí, hasta que pudo desprenderse de esa idea que los demás tenían y que pesaba sobre él, “y me gané mi lugar”.

Uruguay consiguió una clasificación con medalla de oro sudamericana el viernes 5 de marzo. Otras cinco medallas de oro llegaron entre martes y miércoles durante el resto de las competencias del Sudamericano de Río de Janeiro. Si bien las delegaciones de Argentina y Chile se retiraron luego del fin de semana por motivos sanitarios, Uruguay se quedó a competir y peleó mano a mano con los botes locales.

“Acá lo más importante es tener a los jóvenes, que son los que te hacen cambiar. Uno como entrenador, si no tiene la materia prima, está muerto”, resalta Borchi. Él no promete resultados, sólo promete una cosa: trabajar más duro. “Pienso que podemos estar peleando un lugar ahí, meternos entre los 12 mejores” en los Juegos Olímpicos. Así de ambiciosos son los sueños, pero el camino está lleno de dolores. “Vamos a entrenar mucho más duro, eso te lo aseguro. Nos esperan dos meses de trabajo muy pesado, pero es el camino”, sentencia Osvaldo.

No habrá pausas. Ya vendrán los Juegos Panamericanos juveniles, los Juegos Odesur en 2022 y los Juegos Panamericanos en 2023. Es un ciclo particular, porque el camino a París 2024 empezará con los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021. Lo importante es que allí habrá representación celeste, para poder competir y crecer. “Haber podido lograr esto es fabuloso en lo personal y por todo lo que significa para el remo uruguayo. Poder volver y seguir trabajando, empujar a esta gente para que esté arriba, es un sueño logrado. Uno se siente en las nubes, pero tenemos que seguir soñando con los pies cerca de la tierra”, concluye Osvaldo Borchi. Lo que no cambiará es que antes de cada regata, en Río de Janeiro o en Tokio, el entrenador le agradecerá al remo por permitirle disfrutar de otro amanecer a orillas de algún espejo de agua, con la ilusión de un nuevo podio.

Medallas de Uruguay en el Sudamericano

Oro: 6
Doble par peso ligero - Bruno Cetraro y Felipe Klüver
Single peso ligero - Bruno Cetraro
Cuádruple par peso ligero - Felipe Klüver, Mauricio López, Leandro Rodas y Bruno Cetraro
Cuádruple par - Martín Zócalo, Felipe Klüver, Eric Seawright, Bruno Cetraro
Doble par junior - Eric Seawright y Luciano García
Doble par junior - Zoe Acosta y Nicole Yarson

Plata: 9
Cuádruple - Zoe Acosta, Valeria Yarson, Cloe Callorda y Nicole Yarson
Cuádruple par - Zoe Acosta, Nicole Yarson, Cloe Callorda y Valeria Olivera
Par de remos largos peso ligero - Mauricio López, Leandro Rodas
Par junior - Luciano García y Cristian Rege
Single junior - Eric Seawright
Single junior - Zoe Acosta
Par junior - Valeria Olivera y Paulina Centurión
Cuádruple junior - Luciano García, Cristian Rege, Joaquín Vázquez y Santiago Salgado
Cuádruple par junior - Eric Seawright, Luciano García, Joaquín Vázquez y Santiago Salgado

Bronce: 0