“Ahora tenemos que meter pata”, fue lo que se dijeron Pablo y Dominique diez millas mar adentro, luego de pasar la calma de Piriápolis. Era el sábado 27 de febrero y habían zarpado a las 9.30 del puerto de Punta del Este, con el objetivo de llegar a Montevideo antes de las 14.15 para poder imponer un nuevo récord en ese trayecto. “Arrancamos con viento del noreste, que era el pronóstico y era lo que queríamos, para que hubiera menos ola”, explicó Pablo.

Pasando Piriápolis, los agarró la calma y la velocidad promedio se desplomó. De navegar a 20 nudos pasaron a un promedio de siete nudos durante más de media hora. El retraso no les impidió la gesta. La última hora y media de trayecto fue nuevamente con buena velocidad y con viento más fuerte, lo que agregó la dificultad de mayores olas. En esas condiciones el Nacra 17 exige al cuerpo y demanda una tensión permanente de las piernas, pero sobre todo de los brazos, que tienen que sostener las escotas para darle forma a las velas.

Pablo Defazio y Dominique Knüppel, durante la regata.

Pablo Defazio y Dominique Knüppel, durante la regata.

Foto: Oliver Umpierre

“Llega un momento en que el cuerpo te dice ‘no doy más’, y vos lo tenés que convencer mentalmente de seguir para adelante”, contó Dominique a Garra. Ese fue el verdadero desafío. No el de conseguir un récord, sino el de “demostrarnos a nosotros mismos que siempre se puede seguir”, en palabras de la velerista que debutará en los Juegos Olímpicos.

Defazio y Knüppel llegaron al puerto del Buceo en su Nacra 17 en un tiempo de cuatro horas, diez minutos y 12 segundos, suficiente para establecer un nuevo récord y festejar en la llegada con familiares y amigos que los esperaban. Pudieron disfrutar en casa la alegría de un triunfo, algo que nunca antes les había pasado, ya que no hay regatas de Nacra 17 en Uruguay.

El Nacra 17 en el Río de la Plata.

El Nacra 17 en el Río de la Plata.

Foto: Oliver Umpierre

“Para el deportista siempre está bueno trazarse objetivos y cumplirlos”, afirmó Pablo una vez que tocó tierra. Los próximos objetivos son más ambiciosos. Competencia en junio, en Japón, y finalmente los Juegos Olímpicos. “Nos falta competencia como le falta a un montón de gente de la flota”, contó el timonel, y eso es lo que iban a buscar primero a Europa, pero los campeonatos se cancelaron en 2021, al igual que en 2020.

Entrenamiento no falta. Desde enero de 2020, los últimos 14 meses, han podido navegar durante siete meses enteros, una frecuencia que no habían tenido en toda la campaña que arrancó en 2017. Además, la travesía Punta del Este-Montevideo equivale al tiempo de cinco regatas enteras pero sin pausa. “Hicimos un intensivo navegando con viento a favor”, remarcó el Oveja Defazio, y agregó que “en eso estamos ampliamente mejor que hace un año”. La incertidumbre es la de compararse con otros rivales. Mientras ellos entrenan en solitario, hay equipos a nivel internacional que tienen una flota de tres o cuatro barcos de la misma bandera. Eso les permite trabajar acompañados, poder mirarse día a día en comparación con otros.

Pablo Defazio y Dominique Knüppel, a bordo del Nacra 17.

Pablo Defazio y Dominique Knüppel, a bordo del Nacra 17.

Foto: Oliver Umpierre

Su número de vela, URU17, corresponde a la posición que obtuvo la dupla de Pablo Defazio y Mariana Foglia en los últimos Juegos Olímpicos. Para esta oportunidad, el sueño es mejorar esa actuación. “Nuestro objetivo deportivo es estar entre los diez mejores en los Juegos Olímpicos de Tokio”, afirmó Dominique. Eso significaría alcanzar la Medal Race, un logro tan grande como el que consiguió Alejandro Foglia en la clase láser en Londres 2012.

Menos de cinco meses separan a estos olímpicos de poder pelear por ello. Con un nuevo récord en un desafío exigente, lanzaron su año deportivo. Ahora esperan poder competir para verse entreverados con otros barcos y saber qué tan cerca quedan sus sueños.

Pablo Defazio y Dominique Knüppel, durante la travesía.

Pablo Defazio y Dominique Knüppel, durante la travesía.

Foto: Oliver Umpierre

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