Un partido a las tres de la tarde un lunes en una cancha de barrio tal vez no se lleve la atención de otros que se juegan a miles de kilómetros entre futbolistas que nunca en la vida nos vamos a cruzar, a los que no descubriremos con la botinera bajo el brazo en el mismo ómnibus que nosotros, a los que no veremos en el tablado en la cola de los churros.

Un partido en el barrio, a las tres de la tarde, de cualquier día de semana, antes sumaba a los hinchas más apasionados que dejaban sus obligaciones laborales o estudiantiles para estar ahí, a jubilados que remangaban sus pantalones de gabardina antes de sentarse para no ajarlo a la altura de las rodillas. Padres, tíos, algunos gurises raboneados, un par de milicos de la Republicana con sus caballos mirando el partido por encima del muro, lo mismo que otros civiles que en vez de caballos superaban con un par de piedras o ladrillos la línea de enfoque de la cancha.

Un partido de fútbol de tarde, entre semana, era un cumpleaños ajeno de una amiga de una amiga, sin más expectativas que pasarla bien recreando otros momentos felices.

En tiempos de pandemia, de fútbol como un programa de televisión, sin gente, sin madres, sin milicos a caballo, sin el amargo recontralavado, sin tangerinas ni tortas fritas, es un remedo en pantalla de aquellos momentos, que se pueden recrear virtualmente si uno ha sentido el sol contra el cemento, si el crujir de la desechada cáscara de maníes parece escucharse desde el televisor del living, si el perfume de grasa, tangerinas, yuyos y hojas quemadas parece materializarse en la computadora sobre el escritorio.

Alan Rodríguez, de Boston River, Emiliano Ghan, y Christian Tizón, de Villa Española, y Facundo Labandeira, de Boston River, en el Estadio Obdulio Varela.

Alan Rodríguez, de Boston River, Emiliano Ghan, y Christian Tizón, de Villa Española, y Facundo Labandeira, de Boston River, en el Estadio Obdulio Varela.

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Empezó

Cuando son cinco, nueve, 17 o no más de 31 las voces que se escuchan -de entrenadores, asistentes, jugadores y dirigentes-, la sensación de recrear aquellos días en los que cargábamos dos horas de vida real en aquellas canchas, se acerca, lo mismo los gritos de gol, las grandes jugadas, las barridas, los cierres en el área chica.

Estuvo bueno el partido. Los dos venían cerrando la tabla del Apertura. Los dos están flacos en la joven tabla del descenso, pero eso no quiere decir que no pueden hacer un partido entretenido, interesante.

Boston River empezó mejor, fundamentalmente porque desequilibraba en el campo contrario, jugando con tres delanteros: Facundo Labandeira, Ruben Bentancourt y Facundo Rodríguez. Fue Labandeira, el de Mendoza Chico, quien más generó y a él fue a quien le hizo el penal el golero del Villa, Facundo Silva, que se vio obligado a manotearlo cuando el mendocino se le iba. El salteño Bentancourt metió un fierrazo en el penal y puso al Boston en ventaja.

Villa Española lo empató tempranamente, porque Santiago Ramírez generó, inventó y metió un pase bonificado al espacio para que apareciera Pablo Silva y definiera cruzado al palo y adentro.

Por sensaciones, por impresiones subjetivas parecía más Boston River, por Labandeira y Bentancourt, imparables, pero también por el dinámico despliegue de mediacancha del joven ex Defensor, Alan Rodríguez. Sin embargo, se fueron a los humildes, pero dignos vestuarios con empate.

Toda una vida tapando agujeros

En la segunda parte fue más manifiesto aún el dominio de los rojiverdes, con un Cavanito Bentancourt esplendoroso y Facundo Silva usando el buzo de supergolero, salvando una y otra vez a los locales. Facundo lo hizo una vez más ante estupendo cabezazo del salteño, pero su desvío dio en el palo, volvió al área chica y ahí ya no pudo con el furibundo remate del canario Enzo Larrosa que puso el 2-1 para la visita.

Estaba bien el Boston, parecía que lo ganaba, pero, se sabe, en un partido de barrio, el partido no termina hasta que termina. Así que en los descuentos Facundo Silva le metió un fierrazo reventándola para adelante, alguien la peinó con desespero y allá picó Denis Olivera que, desacomodado, definió. La pelota fue dando saltitos ante el desesperado intento de cierre de Ismael Tejería, que finalmente logró sacarla, pero ya era tarde porque para el asistente y el árbitro la pelota había entrado, por lo que se decretaba el (in)esperado empate 2-2.

Apagar el televisor no es lo mismo que desandar los pasos hasta la salida, pisando las cáscaras de maníes, ni discutiéndole al accidental interlocutor, que no se caliente, que esa globa estaba adentro, pero deja la misma sensación de que, aunque quede mucho por venir, esto ya terminó y ya es pasado.

Detalles

Torneo Apertura 2021 – 5ª fecha
Estadio: Obdulio Varela.
Árbitros: Diego Riveiro, Matías Rodríguez y Daiana Fernández

Villa Española (2): Facundo Silva, Gabriel Albín (61’ Emiliano Albín ), Julio Mozzo, Gabriel Acevedo, Nicolás Digiano (66’ Jonathan González), Christian Tizón (61’ Federico Puente); Mathías Riquero, Jhonatán Ríos, Emiliano Ghan (79’ Robert Flores); Santiago Ramírez (61’ Denis Olivera), Pablo Silva . Entrenador: Bruno Piano

Boston River (2): Gonzalo Falcón; Agustín Nadruz; Sebastián Gorga, Ismael Tejería, Pedro Silva Torrejón; Alan Rodríguez, José Alberti, Martín Fernández (68’ Juan Moreira); Facundo Labandeira (89’ Nicolás Pintado), Ruben Bentancourt (86’ Diego Romero), Facundo Rodríguez (68’ Enzo Larrosa). Entrenador: Juan Tejera.

Goles: 7’ Ruben Bentancourt – de penal (BR), 16’ Pablo Silva (VE), 83’ Enzo Larrosa (BR), 93’ Denis Olivera (VE).