Felipe Klüver, remero mercedario que acaba de acceder a la final olímpica en su primera participación a este nivel, habló tras la semifinal del miércoles por la mañana japonesa. “Osvaldo [Borchi, entrenador] nos escribió en una hoja ayer de noche la estrategia que teníamos que hacer, la memorizamos y hoy se dio a la perfección”, comentó sobre la preparación de la regata. “Fue algo impresionante. La estrategia era ir hasta los 1.000 metros cómodos, sin que se nos fueran mucho, tenerlos siempre al lado, ir en contacto con un bote”, explicó sobre la primera mitad de la competencia.

“Las condiciones nos ayudaron muchísimo. Estábamos muy manijas para hacer lo que nos dijo Osvaldo y salió a la perfección. En los últimos 500 metros le empezamos a dar y en los últimos 250 cerramos los ojos hasta el final”, recordó. “Fue impresionante cómo anduvo ese bote, cómo respondió y se dio todo”.

Al cruzar la línea de meta fue la explosión de júbilo: “Cuando llegamos nos dimos cuenta de que estábamos segundos, vimos el bote de Noruega que se había dado vuelta”.

Klüver dijo que terminaron la competencia “muy contentos, emocionados y más manijas que nunca”.

Si bien sabe que es una misión complicada, no descarta las posibilidades de Uruguay de pelear por una medalla. “Todavía están las chances, no hay que pensar, hay que darle nomás. Eso me lo dijo un compañero en la previa de un Sudamericano, que no pensara, porque el que pensaba perdía. Hasta hoy me acuerdo y me ayuda muchísimo”, contó en referencia a un consejo de Mauricio López, compañero de la selección de remo. “Hay que darle. Hoy mucha gente no nos tenía ni en cuenta. Una serie muy mala, un repechaje que pasamos de asco, y hoy pasamos a la final de los Juegos Olímpicos. Esto nunca se sabe, hay que salir a la cancha y darle. No hay que descartarlo y se va a ir por todo. Hoy tenemos la chance y le vamos a dar más que en la semifinal”, señaló. La final será este miércoles en la noche uruguaya, a las 21.50.

Viviendo las horas más felices de su carrera deportiva, Klüver aseguró: “Es algo precioso estar acá y haber entrado a la final olímpica. Es algo que muchas veces lo soñaba, pero no me lo imaginaba, y hoy estar acá es algo muy emocionante”.

También tuvo tiempo para bromear sobre su compañero Cetraro: “Es el gruñón del bote”. Pero fuera de toda broma, se refirió al lazo de amistad que los une: “La verdad es que me subí al bote con un conocido y hoy es más que mi hermano”.

“La confianza es todo arriba de un bote. Saber qué va a hacer el otro. Salir a la regata y saber que no te va a abandonar, que te va a tirar hasta la última remada. Es algo impagable”, resaltó sobre esa relación de coordinación y confianza que debieron forjar.

Por último, tuvo palabras de reconocimiento para Borchi, entrenador que está participando en sus novenos Juegos Olímpicos como parte de distintas delegaciones. Responsable de este proyecto deportivo de la selección nacional, el técnico argentino se ganó la confianza de sus dirigidos: “Osvaldo también aporta la confianza en este grupo de tres. Él confía en nosotros y nosotros en él. Hay veces que se enoja, nos putea, y hoy le damos las gracias, porque gracias a él estamos aquí. A veces nos dice que hay que trabajar, a veces, cuando estás sin ganas, te manda a hacer cosas que capaz que decís, ‘¿para qué mierda me manda a hacer estas cosas?’, y la verdad que hoy te das cuenta”. Puso como ejemplo las condiciones climáticas que afectaron la carrera en la semifinal: “Muchas veces nos mandaba salir a remar cuando casi no se podía remar, y hoy prácticamente no se podía remar; eso dio sus frutos”.