La selección femenina uruguaya sub 17 volverá a los entrenamientos en algunos días de cara al Sudamericano a disputarse en marzo, clasificatorio para el Mundial de la categoría, que será en noviembre del año que viene en India. Por primera vez la FIFA amplió los cupos en Sudamérica y la selección se prepara para lograr hechos históricos, como de costumbre. Stefanía Maggiolini conoce los avatares de vestir la celeste, que vienen colgados del peregrinaje futbolero por el mundo. Partidos y partidos y más partidos; antes con los cortos de Nacional, de L'Estartit, ahora desde el cuerpo técnico de la selección uruguaya de las más chicas. La mesa que nos separa es una cancha donde los objetos hacen formaciones. Una pelota deshojada va y viene por el piso. Mientras Stefanía relata el devenir de armar el cuadro, hay un concepto de formación integral que se plasma en el pizarrón. En el ejercicio de andar de cancha en cancha, en la transmisión de un conocimiento tan complejo como una estrategia y tan simple como una botella de agua.

¿Cómo se ha nutrido desde sus inicios esta selección?

El primer año era todo nuevo. La idea era marcar una línea o crear un orden, parecido al que tenemos ahora, por el que también estuviera todo lo extradeportivo para llevarles a las jugadoras. Hoy vemos que se logró el resultado. Hay cosas que corregimos, cosas que aprendimos y que profundizamos ahora. Aunque nos quedó la incertidumbre de competir, las jugadoras llegaron a su punto más alto en lo físico, lo técnico, lo táctico, lo mental. Hay muchas fases en la convocatoria, la primera es la captación. Los primeros años recibimos a más de 100 jugadoras de todo el país, que entrenaron en microciclos de entrenamiento. Ahí identificamos sobre todo la experiencia de las jugadoras, las historias de vida. Y la que hace la diferencia generalmente es la que inició con cinco o seis años, también la que tuvo la oportunidad de jugar fútbol mixto, que es otra herramienta. Esas jugadoras son las que atraviesan el proceso y se mantienen desde 2019, creando políticas de convivencia, desde el respeto, el cuidado de las herramientas, el cuidado de las instalaciones, el cuidado del agua, que es algo tan básico pero en lo que siempre insistimos: valorar el agua envasada. Tan simple como eso, como una botella de agua. Porque en la mayoría de los equipos hay carencias que no se están cubriendo y eso se prolonga en el tiempo. Entonces ellas mismas lo ven, lo marcan, lo valoran. La estructura se fue armando gracias a ideas de ellas. Tenemos una base de 15 jugadoras de la sub 17 anterior, que iniciaron con nosotros en 2019 y nos van a dar una tremenda ayuda para la nueva generación que viene. Y ya empezamos a ver jugadoras de sub 14 y sub 16, chiquilinas que nacieron en 2005, 2006, 2007.

¿En qué se basan esos primeros aprendizajes de las jugadoras?

En Montevideo hay equipos trabajando con mentalidad más profesional. Uno de los primeros aprendizajes es pasar de lo recreativo a lo profesional, entender el deporte no sólo desde la competitividad sino desde la convivencia. Las gurisas que vienen del interior muchas veces tienen esa carencia en la frecuencia de entrenamientos o en la calidad. Eso hace que muchas veces no avancen. De todas formas, hay seis jugadoras del interior que vienen haciendo el proceso desde 2019 y que fueron fichadas por equipos de acá. Más allá de lo colectivo, también hay que pensar en lo individual. A veces dicen que se perdió el uno contra uno, la gambeta, pero capaz que no se estimula. Sin embargo, eso es lo que define el final de la jugada, la individualidad. Y eso hay que estimularlo. Lo colectivo, para trabajar desde niñas y niños, es la idea de jugarlo como una estrategia. Eso te hace mover pila la cabeza. Hoy en día tenemos un seguimiento en lo educativo, las incentivamos porque es necesario, incluso para nuestra propuesta. La gurisa que está más estimulada cognitivamente se nota muchísimo en el aprendizaje. Por eso tenemos un vínculo con los clubes, para que sepan la formación que está recibiendo la jugadora y lo que nosotros buscamos para competir a nivel internacional.

Foto del artículo 'Entrevista con Stefanía Maggiolini, exfutbolista, ayudante técnica de la selección femenina sub 17'

Foto: Alessandro Maradei

¿Qué es lo que se busca en las nuevas generaciones y cómo se trabaja?

Buscamos mujeres deportistas con una formación integral, que no solamente formen parte de un mercado. Estamos viendo gurisas de 2005 hasta 2007, pero hay otras de 2008, 2009, 2010 que vienen con otros recursos, con mucha más experiencia. Antes la experiencia era escasa o nula, pero hoy ves niñas de cuatro o cinco años que ya tienen acceso a la pelota o juegan en algún equipo de niñas o mixto. También hay un abandono grande después del fútbol infantil, ahí hay una fuente para analizar: si es la experiencia, si es el contexto. Ahora la AUF abrió sub 14, una vía para que se adapten más rápido o continúen jugando y que permita abrir una selección sub 15. La gran mayoría de las jugadoras que estuvieron con nosotras compiten internacionalmente, y eso es un mérito para una deportista. Pero llegar a eso es toda una construcción entre el equipo de trabajo y las jugadoras, desde el Vasco Santiago Ostolaza, que aportó muchísimo y dejó cosas interesantísimas. Creamos algo estable: en pandemia estuvimos seis meses en el seguro de paro e hicimos diario, semana a semana, con las gurisas conectadas, trabajamos aspectos tácticos, analizamos videos, ellas hicieron un análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades, amenazas) de las rivales, y nos sorprendió desde el inicio. Por eso digo que la construcción la hacen ellas mismas con las herramientas que podemos brindarles. Ellas van a ser como tutoras de las que van entrando, sobre todo para lo extradeportivo, porque lo tienen incorporado, son las pioneras y van a ir marcando a las que vienen.

¿Cuánto influye el contexto de las jugadoras en el proceso de consolidación?

Nosotros nos enfocamos en los valores, por eso es muy importante la familia, que sea un contexto estable. Si no hay una familia que rodee a la jugadora, por más herramientas que le podamos brindar, se hace muy difícil. Por eso las jugadoras que están cuidan el espacio que tenemos para trabajar. Muchas de las gurisas no logran mantenerse por el contexto. A veces cumplen un rol que no tienen que cumplir, como el de cuidar a los hermanos, y entonces dejan de estudiar, por ejemplo; después les cuesta más completarse, más allá de las características individuales de buen juego. La gurisa que está más estimulada cognitivamente es la que mejor entiende el juego. Para conseguir desarrollo en el deporte hay que conseguir éxitos y conseguir logros, por eso aspiramos a la formación integral, que puede marcar su desempeño y su vida. Es importante recibir a la jugadora lo más joven posible, para poder construir procesos que vayan nutriendo las selecciones y que eso las haga competitivas.