El hecho ocurrió en una de las puertas de ingreso del recinto ubicado en Yaundé, en el que se disputó el partido entre Camerún y Comoras por los octavos de final de la Copa Africana de Naciones (CAN). El encuentro no se suspendió a pesar de la catástrofe ocurrida afuera, y terminó 2-1 a favor del local.

Los organizadores del evento constataron que “hubo avalanchas como pasa en cualquier lado cuando hay grandes movimientos de masas”. “Estamos a la espera de informaciones fiables sobre las víctimas”, declaró Abel Mbengué, portavoz del comité organizador de la CAN.

El estadio Olembé, que tiene capacidad para 60.000 espectadores, no será el escenario de las disputas por cuartos de final que estaban programadas para jugarse allí. Los encuentros se cambiaron para el estadio Ahmadou Ahidjo.

Una de las restricciones por la pandemia es reducir el aforo a 60%, pero en los partidos de Camerún se permite hasta 80%, y para este se habían vendido casi todas las entradas.

“Hay que poner en marcha una comisión para investigar inmediatamente lo que pasó y para saber qué había que haber hecho y no se hizo, y quién no lo hizo, quién no cumplió sus obligaciones. Queremos el informe de aquí al viernes”, sostuvo el presidente de la Confederación Africana de Fútbol, Patrice Motsepe.

En África han ocurrido varias tragedias durante eventos deportivos. En abril de 2001 fueron 44 los fallecidos cuando varias personas sin entrada quisieron derribar las puertas del estadio Ellis Park en Johannesburgo. Un mes después, ocurrió la tragedia más grande del fútbol de este continente, cuando una estampida dejó el saldo de 126 víctimas mortales en un estadio de Accra. Por este hecho se tomaron varias medidas para mejorar la seguridad en los accesos de los estadios, pero las desgracias continuaron sucediendo. En 2017 en Angola, 17 personas fallecieron durante el ingreso al estadio para ver el partido inaugural de la liga local. Ese mismo año ocho personas murieron en el estadio de Dakar, en Senegal.