El clásico es cosa de costumbres. Las banderas, los colores, el rito del hincha para llegar a la cancha. Las plazas próximas al Campus de Maldonado se pintaron de colores, con las camisetas de los hinchas que las poblaron en las horas previas. Las calles alrededor del estadio, con la entrada bloqueada de los vehículos, eran el cauce de los ríos de hinchas que acompañaron en buen número a sus equipos. La jornada ventosa, con una lluvia que amenazó pero no llegó, ayudó a sobrellevar las esperas largas, mitigando el calor y la humedad que horas antes golpeaban la capital fernandina, pese al día gris. Hasta entrado el primer tiempo siguió ingresando gente a las tribunas, sobre todo a las populares, porque, claro, los controles de seguridad, los cacheos, demoran el proceso de entrada.

Pero también hay otras costumbres, nuevas o no tan nuevas. El operativo policial que rodea al partido de fútbol ya no sólo se arma en los kilómetros próximos a la cancha. La ruta Interbalnearia se pobló de móviles. No sólo la Caminera para ordenar el tránsito, también la Policía estableció controles de paso en distintos puntos. La noticia corrió tan rápido como la información acostumbra en tiempos de redes sociales: un futbolista, Nicolás Schiappacasse, que defendió a Peñarol la pasada temporada, fue detenido en uno de los operativos. El Chapa todavía no renovó su préstamo con el aurinegro, pero horas antes la noticia era que se quedaría seis meses más en el club en el que jugó pocos partidos antes de lesionarse una rodilla y someterse a una operación. Eso no sucederá. El parte policial lo describió en actitud evasiva y sospechosa al esconder dentro de un buzo un arma de fuego, “manifestando que esa arma era una entrega para la hinchada”.

Los calificativos apresurados no caben, a falta del esclarecimiento de lo ocurrido. No obstante, el hecho aparece como una constatación del clima de violencia que se vive en los núcleos de las hinchadas de estos clubes, que construyen un sentido común en el que no resulta un hecho aislado ni novedoso ingresar armado a un estadio, con el lamentable involucramiento de un futbolista profesional como agregado, en este caso.

Por otra parte, la noticia sanitaria antes del partido fue que Lucas Viatri y Ruben Bentancourt dieron positivo de covid-19, y por lo cual Peñarol perdía dos delanteros a los que podía tener en cuenta para buscar soluciones. Nacional se presentó sin Emanuel Gigliotti ni Juan Izquierdo, incorporaciones que viajaron a Maldonado pero que no fueron convocadas para el encuentro.

Volverte a ver

El partido empezó deslucido. Matías Aguirregaray intentando un quite de cabeza sobre la línea de fondo era una de las tantas muestras de desprolijidad. Ignacio Laquintana, encarador, preocupó por momentos a Nacional y fue lo más peligroso en el primer tiempo, bien asistido en ocasiones por Walter Gargano. La cancha se inclinó hacia la derecha, porque por allí llegaban Aguirregaray, Laquintana y se volcaba Bryan Olivera. Mientras tanto, Christian Almeida pasaba problemas, la sufría en el uno contra uno con la velocidad de Nacho, que le tiró hasta un caño.

Una pifia de Agustín Álvarez Martínez, una mala definición de Laquintana y un disparo de Ceppelini que fue donde estaba parado el guardameta tricolor fueron las situaciones de mayor peligro para el carbonero.

Nacional no tuvo chances claras, pero tuvo una. En el ingreso al área, tras una pelota perdida por Peñarol, Leandro Otormín cayó y protestó penal de Edgar Elizalde. A simple vista, muchas dudas; en el comentario de los que miran el partido con auriculares, el tipo de la radio, apoyado en el replay, afirmaba que había habido penal. La incidencia terminó sin sanción pero con protestas, por las cuales fue amonestado Diego Rodríguez, que más tarde se iría a duchar temprano al recibir una segunda amarilla.

Nacional tuvo momentos de dominio de pelota y territorio en un largo pasaje de la primera mitad. Felipe Carballo y Diego Rodríguez intentaron combinarse con los de adelante, pero no encontraron fluidez a la hora de buscar avances. Alex Castro no apareció en la primera parte y tal vez el que más inquietó fue el Pumita Rodríguez, pero no con ocasiones claras de peligro.

Pim pam

En el arranque de la segunda mitad pasó todo lo más importante que el partido tendría para ofrecer. Primero, un pelotazo largo que Franco Fagúndez bajó de espaldas al arco y todavía fuera del área. El giro oportuno para enfrentar a Kevin Dawson y revolear la derecha. El tiro en el travesaño, desviado a tiempo por el golero, para terminar en el tiro de esquina. El bolso avisó, pero no facturó.

Poquitos minutos después, la pelota se situaba del otro lado, sobre el arco que custodiaba la hinchada tricolor, con Martín Rodríguez bajo los tres palos. El tiro libre de Ceppelini desde el lado izquierdo, en tres cuartos de cancha, encontró, como si lo estuviera buscando, a Ramón Arias, en tierras opuestas a las que frecuenta. Solo, el Cachila cabeceó de pique, no con mucha potencia, pero sí con la colocación necesaria para superar a Martín Rodríguez.

Luego empezaron los cambios. La lesión de Damián Musto, la salida de Walter Gargano. El mediocampo de Peñarol se rearmó y perdió control de la posesión, pero tuvo piernas frescas para cerrar espacios.

Con el ingreso de los hermanos Ramírez, Santiago y Juan Ignacio, Pablo Repetto movió sus cartas y llegó lo más interesante del tricolor: movió a Castro a la banda derecha, donde mostró algo de su capacidad de gambeta en los instantes finales.

Una pelota perdida por Álvarez Wallace en mitad de cancha derivó en un pase a la medialuna para el Colo Ramírez, Juan Ignacio, que no resolvió con rapidez cuando Dawson se apuraba en la salida; fue el segundo aviso de Nacional. La tercera no fue la vencida. Ramírez, esta vez Santiago, tomó la segunda pelota dentro del área, de un centro que llegó desde la derecha. El remate era franco, tenía una opción real de complicar al golero carbonero, pero le salió a las manos de Dawson.

En una falta de Rodríguez, Diego, cuando Nacional quedaba en desventaja en el último tercio de cancha, Gustavo Tejera mostró la segunda amarilla que determinaría la expulsión. El partido se fue 11 contra diez, y con el 1-0 que decretó Arias. Se termina la pretemporada, Peñarol volverá a jugar en Maldonado, pero por la final de la Supercopa frente a Plaza Colonia, el domingo a las 19.00. Ahora los puntos valdrán títulos.

Detalles

Nacional 0 - 1 Peñarol
Copa Tricampeones del Mundo
Estadio: Domingo Burgueño (Campus de Maldonado)
Jueces: Gustavo Tejera, Pablo Llarena y Matías Rodríguez

Nacional (0): Martín Rodríguez, José Luis Rodríguez, Mathías Laborda, Nicolás Marichal, Christian Almeida (46’ Camilo Cándido), Alfonso Trezza (72’ Santiago Ramírez), Diego Rodríguez, Felipe Carballo (80’ Joaquín Trasante), Alex Castro, Leandro Otormín (55’ Manuel Monzeglio), Franco Fagúndez (55’ Juan Ignacio Ramírez). Entrenador: Pablo Repetto.

Peñarol (1): Kevin Dawson, Matías Aguirregaray (79’ Agustín da Silveira), Ramón Arias, Edgar Elizalde, Juan Manuel Ramos, Damián Musto (62’ Rodrigo Saravia), Walter Gargano (67’ Agustín Álvarez Wallace), Pablo Ceppelini, Ignacio Laquintana (85’ Máximo Alonso), Bryan Olivera (46’ Alejo Cruz), Agustín Álvarez Martínez (79’ Cristian Olivera). Entrenador: Mauricio Larriera.

Gol: 53’ Ramón Arias (P)
Expulsado: 87’ Diego Rodríguez (N).