Se fue Nacional de la Copa Sudamericana. Se fue sin discusión, perdiendo los dos partidos, 1-0 como local y 3-0 en Brasil. Atlético Goianiense lo superó de principio a fin; primero con el oportunismo para sacar provecho de los errores tricolores, después con la categoría y solidez que suelen tener los equipos brasileños duros, recios, simples pero efectivos.

Luiz Fernando, que se fue expulsado al final, fue la figura de la noche, con dos goles convertidos al inicio de cada tiempo –delantero que, además, fue quien metió el gol en Montevideo–. El mediocampista Baralhas, cuando se iba la primera parte, fue el que hizo el 2-0 transitorio. Un dato de Goianiense: ha ganado los cinco partidos como local en la Copa Sudamericana.

1. Caros errores

Tres meses atrás, más exactamente el 3 de mayo, Nacional enfrentó a Estudiantes de La Plata por la Copa Libertadores. Aquella noche los tricolores perdieron 1-0 en Argentina. La historia viene a colación porque aquel gol empezó en un saque de banda. No aprendió la lección Nacional y tropezó dos veces con la misma piedra: cuando recién se armaba el juego en Brasil, un mal despeje de Camilo Cándido tras un lateral le dio en bandeja el primer gol a Atlético Goianiense.

El gol cambió la historia, lógicamente, aunque la historia hasta ese momento era breve, apenas un esbozo. El gol incidió, modificó lo establecido, porque desde ahí Nacional debió trabajar una serie aún más complicada, mientras los brasileños hicieron lo que les gusta y les sale bien: abroquelarse en el fondo, ceder pelota y terreno pero defender bien, sacar contragolpes cada vez que fuera posible.

La foto se pareció bastante a la del partido de ida: Nacional proponiendo, con un mediojuego dinámico, tratando de abrir la cancha con laterales como punteros y cargando el centro del campo –para lo cual falló muchísimo el último pase–, y con Atlético Goianiense concentrado, seguro de sí mismo y con cara de enojado cuando tuvo que sacarla para cualquier lado. En eso no fueron tan brasileños. Aunque, hay que decirlo, en el primer tiempo casi no dieron chances a los uruguayos.

En lo que sí fueron brasileños fue en la exactitud del contragolpe, en efectivizar otro error de Nacional, como fue la pérdida de la pelota en la mitad de la cancha, mal parados, y los brasucas yendo como flechas a convertir el 2-0. Hay veces en los que jogo direito mata jogo bonito.

2. Sin poder querer

Otro error defensivo, otro gol brasileño. Fue la constante de la revancha, pero también de la ida, donde Atlético Goianiense tuvo una y la metió. Lo del partido en Montevideo pudo haber quedado en anécdota, en una cuestión de oportunismo; pero más que eso, en la vuelta quedó demostrado que si de algo saben los brasileños es de efectividad. Al toque: Leo Coehlo restó mal (un pelotazo de área a área) y Luiz Fernando, el goleador de la serie con goles allá y acá, venció a Sergio Rochet.

También fueron constantes las buenas intervenciones del arquero brasileño. Está bien, distinto a la ida, donde fue clave; la actuación de Renan en la revancha no fue determinante, porque las que sacó –hubo una buenísima, volando para sacar al córner un tiro de Fagúndez– no cambiaban el curso de la historia, pero la sumatoria de sus atajadas fueron desanimando a un Nacional pálido, sin fórmula ni sorpresas, con o sin Luis Suárez, que no pudo convertir en 180 minutos.

3. Otra vez será

Ningún equipo uruguayo está entre los cuatro mejores de la Sudamericana ni de la Libertadores.