La elección de Giorgia Meloni como primera ministra de Italia generó un incremento de la polarización en el país mediterráneo. Los insultos a la mandataria en las redes sociales se multiplicaron y ayer, por primera vez, ella salió a responderlos. Un usuario de Twitter que se había referido a Meloni como “cerda fascista” recibió como respuesta el siguiente comentario: “yo no necesito ningún trato especial por ser mujer. No soy ´primera ministra´ sino ´primer ministro´. Y no soy ´cerda fascista´ sino ´cerdo fascista´. Soy, ante todo, una enemiga de la condescendencia políticamente correcta”.
Durante la campaña electoral y en sus primeras intervenciones públicas luego de ser electa, Meloni había tratado de distanciarse de su pasado neofascista, pero aparentemente decidió dar marcha atrás en esta estrategia. Según un dirigente de su entorno, “se dio cuenta de que después de designar como ministro a un hombre que hace menos de veinte años se fotografió con una esvástica en el brazo no tenía mucho sentido seguir ocultando sus verdaderas inclinaciones políticas”.
Buscando acuerdos: “Creo que puedo llegar a entenderme con las feminazis. No estoy de acuerdo con la parte del feminismo, pero sí con la otra parte”. Giorgia Meloni, fascista que no pierde su femineidad.