Ayer se iba a tratar en la Cámara de Senadores el entredicho que mantuvieron la vicepresidenta Beatriz Argimón y la senadora frenteamplista Amanda Della Ventura durante el llamado a sala del ministro del Interior, Luis Alberto Heber. Pero Argimón decidió levantar la sesión por falta de cuórum, así que el tema no llegó a tratarse. Cuando se la consultó por esta decisión, que no fue tomada en otras situaciones similares, la vicepresidenta reconoció que levantó la sesión “porque estaba muy enojada y en cualquier momento me iba a descontrolar y empezar a gritar. En definitiva, lo hice para no faltarle el respeto a nadie”.

Argimón reconoció que tras sus cruces con senadores frenteamplistas (el año pasado también le había gritado a Óscar Andrade) comenzó un “proceso de introspección” con el objetivo de no recaer en ese tipo de actitudes. “Estuve trabajando con un coach que me dio un par de recomendaciones para cuando siento que estoy por perder el control. Tengo que irme a un lugar tranquilo, cerrar los ojos, respirar profundamente y contar hasta 500 mientras pienso en algo que me guste. Y bueno, la única manera de hacer todo eso era levantando la sesión y yéndome a mi despacho. Fue la decisión correcta, porque la cosa no pasó a mayores”.

La frase: “Llego bien”, contestó Argimón cuando se le preguntó si le preocupaba tener altos niveles de estrés a seis meses del receso parlamentario.