El gigantesco avance en la robótica y la inteligencia artificial registrado en las primeras décadas del siglo XXI abrió un abanico de posibilidades en las más diversas áreas de la actividad humana. El gobierno, en un intento por “mejorar la gestión de la cosa pública”, decidió apostar a estas tecnologías. “Concretamente estamos trabajando en el desarrollo de un jerarca robot que tendría la capacidad de cumplir con su labor con la misma eficiencia que un jerarca de carne y hueso, pero con el plus de que no se mandaría cagadas”, explicó un técnico de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Este robot estaría dotado con la tecnología que utilizan los vehículos autónomos para evitar colisiones. “Por ejemplo, cuando surge la oportunidad de hacer algo que sirva a nivel personal o a nivel partidario, pero sea reñido con la ética pública, se dispara una alarma que le indica al jerarca robot que se tiene que detener”. En una segunda etapa se trabajará en el desarrollo de modelos que sean capaces de realizar estas acciones reñidas con la ética, pero siempre y cuando estén seguros de que los van a descubrir. “Esa posibilidad nos entusiasma mucho, pero ya es más complicado y va a llevar más tiempo”.
En el Frente Amplio: “Nosotros no vamos a usar ese tipo de cosas. Nos vamos a apegar al método tradicional y humano de conspirar contra los intereses propios por una pelotudez”. Dirigente frenteamplista analógico.