El embalse de Paso Severino tenía hasta el martes cuatro millones de metros cúbicos de agua, lo que marca un nuevo mínimo histórico. Pero, si bien esta situación es extremadamente preocupante desde el punto de vista del déficit hídrico que afecta al sur del país, para la antropología se trata de una gran noticia. Es que la bajante de las aguas permitió apreciar cómo fueron los primeros episodios de contaminación en el río Santa Lucía. Según explicó un investigador de la Universidad de la República, “algunos de los vestigios de contaminantes que vimos fueron trozos de barro y de rocas que seguramente eran el descarte de piezas que quedaron defectuosas, restos de comida fosilizados y hasta algunas artesanías hechas en cuero que seguramente fueron consideradas demasiado feas y por eso las tiraron. Este hallazgo vendría a confirmar que los charrúas estaban mucho más avanzados de lo que creíamos, porque contaminar un río es un rasgo típico de las civilizaciones evolucionadas”.

La esperanza: “Ojalá que el agua siga bajando y podamos averiguar finalmente si los gliptodontes acostumbraban usar el río para cagar y mear”. Antropólogo de la contaminación.