La escasez de lluvias se mantendrá, como mínimo, hasta mediados de julio, por lo que la crisis hídrica que atraviesa el país seguramente se agrave durante las próximas semanas. Esta situación hace que se sumen nuevos problemas a los ya existentes, entre los que se encuentran la sequía en el campo y los problemas de abastecimiento de agua potable en el área metropolitana. Desde el equipo económico explicaron que la sequía “va a retrasar considerablemente el derrame que iba a comenzar ahora nomás, en la segunda mitad de 2023”. Según las autoridades, “así como hoy en día es impensable que se desborde un río, se inunde un campo o se formen piscinas en las calles, tampoco podemos esperar que haya suficiente líquido para derramar. Tras un completo análisis realizado por un grupo de economistas, hidrógrafos y meteorólogos, llegamos a la conclusión de que las precipitaciones desde el quintil más alto de ingresos serán casi nulas durante lo que resta del año”. De todas maneras, afirmaron que “seguramente en 2024 comience a funcionar el sistema de riego artificial de los años preelectorales, así que por ese lado puede haber un alivio”.
La cuenta de OSE: desde el equipo económico temen que, si se rebaja la tarifa, las personas aumenten el consumo de un agua salada asquerosa que no sirve ni para bañarse.