En el transcurso de esta semana generó gran preocupación que El Águila Blanca, tradicional carrito de comidas ubicado en el parque Batlle, no se encontrara en el lugar de siempre. Pero para tranquilidad del gran público choricero, el propietario del comercio ya aclaró que el local desapareció “para volver renovado y adaptarse a lo moderno”, viendo en ello la oportunidad ideal para que el artista Pablo Atchugarry se tome revancha encargándose de transformar esta emblemática águila gastronómica en una gran paloma blanca que ofrezca servicios de foodtruck.

Tanto la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación como gente en redes sociales ya manifestaron su total desacuerdo con esta intervención, dado que consideran El Águila Blanca un elemento histórico que debería permanecer tal cual está y que transformarlo es una manera de desconocer que los carritos forman parte de una historia uruguaya que ahora se pretende borrar de un plumazo.

La frase: “Si por cada carrito precario de Montevideo que me dan yo devuelvo un coqueto foodtruck transformado, doy por cumplida mi misión artística”.