El asesinato por parte de fuerzas israelíes de Yahya Sinwar fue celebrado por Tel Aviv como una estocada casi mortal para Hamas. Pero dentro del movimiento yhadista también hubo celebraciones. “Me alegra que hayan matado a nuestro líder Sinwar por dos razones. Primero, porque ahora está en el paraíso con 80 vírgenes. Pero además, es una oportunidad para que los 5.000 yihadistas que nos morimos de ganas por ocupar su cargo luchemos por la sucesión”, declaró ayer un integrante de la organización que controla la Franja de Gaza.
Si bien la cantidad de yihadistas que sueñan con morir a manos del ejército israelí es tradicionalmente alta, en este último año se triplicó. El terrorista consultado aseguró que esta situación le genera “sentimientos encontrados”. “Por un lado me amarga, porque reduce mis chances de convertirme en líder supremo de Hamas y luego en mártir. Pero, por otro lado, veo que nuestro movimiento está cada vez más grande y más fuerte. Si tengo que posponer un poco mi anhelo de morir luchando por Alá para que la guerra contra Israel se vuelva algo cada vez más inmanejable, lo hago con gusto”, explicó.
La pregunta: “¿Pero cómo, Netanyahu no estaba al borde de la destitución?”. Israelí que se perdió en la selva amazónica en julio del año pasado y fue rescatado ayer.