Guita, guitarra, morlaco, tagui, viyuya, mango, teca, mosca, mostaza, tarasca, taca taca, cash, una juana, un palo, una luca, los verdes, dos gambas, quiñones, un milton, Milton Wynants o Milton Nascimento. Llamale como quieras, el tema es que no alcanza.

Un manguerazo de economía para sacarse la arena

Según los datos que se desprenden de nuestra última encuesta, realizada en la primera quincena de enero, la mayor preocupación que sobrevuela en las playas de nuestra faja costera es que Uruguay es un país caro. Si bien aún seguimos procesando la información, el hecho de tener que salir a contratar personal por fuera de la encuestadora porque nuestros técnicos/as están de licencia nos dio una pauta de lo que se está pagando en el mercado, que confirmaría la hipótesis de lo caro que está todo en Uruguay.

Foto del artículo '¿Uruguay es un país caro?'

Bajen el costo de los costos

El principal argumento que esgrimen es que Uruguay es caro porque somos pocos. ¿Somos caros porque somos pocos? ¿O somos pocos porque somos caros? ¿Alguien estaría en condiciones de asegurar que si fuéramos baratos seríamos más? (¿Y si fuéramos más y siguiéramos caros? ¿Estaríamos dispuestos a correr el riesgo?) Quizás seamos una exclusividad que nunca nos propusimos ser, pero lo somos. Un producto tan preciado que llega al nivel de tener un valor sobredimensionado. Como un Rolex, un auto de alta gama o comer en el tablado del Velódromo. Por eso en este análisis (barato en relación precio-calidad) queremos plantear la necesidad de que nuestro país se entrevere en la góndola de países baratos una vez cada tanto.

Argentina fue barato para los uruguayos, Brasil es barato para los uruguayos. ¿Habrá llegado el turno de que Uruguay sea barato para los uruguayos?

En algún momento nos tiene que tocar. Porque está demostrado que, si es barato, los uruguayos conseguimos plata, hacemos un esfuercito, ahorramos, vamos, compramos, nos organizamos, consumimos sin culpa, lo disfrutamos y hacemos andar la calesita. Con plata no escatimamos. Basta con repasar los últimos años en que los puentes con Argentina estaban tupidos: conocimos Bariloche y sus mejores chocolates, las bodegas de Mendoza y sus mejores cosechas, Farmacity y sus mejores talcos para pies. Ahora cambió el viento de los precios y desplegamos las velas rumbo norte, y durante el corriente mes, llenamos los espetos corridos brasileros, cambiamos libertad o muerte por tenedor libre o muerte y nos gastamos los mangos en licuados del mismo. Imagínense todo lo que podríamos hacer si acá también fuera barato. Estar vestidos por Manos del Uruguay, que en vez de Manos del Uruguay podría ser el cuerpo entero del Uruguay, comer asado repatriado (que se iba de exportación, pero queda acá) con un vino tannat con aromas a zarzamoras y ciruelas fundidas en notas de café y destellos de vainilla. Usar chaquetas de cuero y tener en cada casa una alfombra de genuino cuero de vaca de alta calidad. Usar piedras preciosas, como ágatas y amatistas, hasta para jugar a la payana. Pero eso nos obligaría a estar dispuestos a conocer nuestro país, a andar por nuestras rutas, a usar nuestros medios de transporte, a dormir en nuestros hoteles, a comer nuestra comida, etcétera. ¿Qué decís? Porque también tenemos que saber que vamos a resignar esa hermosa posibilidad de, cada tanto, ir a sentirnos ricos al país vecino, a demostrarles en la cara que estamos dulces y a sentarnos en el mejor de sus restaurantes a comer y tomar sin medir las consecuencias.

Ojo con los deseos que pedimos

Porque cuando seamos baratos, vamos a ser todos baratos, no sólo lo que compramos, también lo que cobramos, y, si lo que cobramos es barato, no vamos a poder comprar las cosas baratas que van a empezar a ser caras y nos va a pasar que ni siquiera vamos a poder ir a Brasil o a Argentina a comprar barato porque ellos van a estar caros para nosotros, y sí vamos a tener que acostumbrarnos a recorrer las calles del Centro, viendo los carteles de todos los restaurantes con el menú: Bienvenidos-Bemvindos, bife ancho con farofa, copa de vino con soda o guaraná y de postre chocotorta o cocada com açai, que tampoco vamos a poder comprar.

Foto del artículo '¿Uruguay es un país caro?'

Si un país barato cae en el medio del bosque y nadie lo ve, ¿es barato?