Uno de los objetivos principales que se trazaron los abogados que defienden a los expropietarios de Conexión Ganadera desde que comenzaron los procesos judiciales ha sido mantener a sus representados en régimen de arresto domiciliario. Ayer, Jorge Barrera, quien encabeza la defensa de Ana Iewdiukow, anunció que apelará la decisión de enviarla a la cárcel, y al mismo tiempo presentó una queja por el hecho de que a su otro defendido, Pablo Carrasco, no le permiten mantener “encuentros íntimos” en la cárcel en la que se encuentra. “La prisión no es una venganza. Mi representado está imposibilitado de mantener encuentros íntimos con su fortuna, algo que es completamente contrario al espíritu de nuestro ordenamiento legal. No le permiten revisar sus cuentas, hacer transacciones, comprar departamentos en Europa y el resto de las actividades que realizó con su fortuna durante las últimas décadas. Es inhumano. La cárcel no es para eso”, argumentó el abogado.

Durante un interrogatorio en el marco del proceso en su contra, Carrasco opinó que esta “violación flagrante a las reglas Mandela” demuestra claramente que “el desprecio por el derecho a la intimidad de los hombres de negocios, que es prácticamente una marca de fábrica de los gobiernos de izquierda, ha permeado en la Justicia”.

La estrategia: “Mi defendida pretende pasar su tiempo en prisión en el ex Comcar, ya que allí es la cosa más normal del mundo tener un celular, y ella necesita uno para instalarse las apps de los bancos con los que opera”. Jorge Barrera, abogado de dos demonios.