El efecto que causa el choque de una pelota de tenis contra una pared viene desconcertando a los científicos desde 1873, año en que se inventó este deporte. Durante más de un siglo, miles de científicos se preguntaron por qué cuando una pelota se dirige hacia una pared no la atraviesa, sino que rebota. Pero en 1984 los físicos John Clarke, Michel Devoret y John Martinis descubrieron que la pelota rebota porque la pared no está agujereada. Ayer, la Real Academia Sueca de Ciencias anunció que el premio Nobel de Física será entregado a estos tres investigadores. “Estos temas son difíciles de comprender por el gran público, pero existe una analogía muy sencilla que proviene de nuestro mundo cotidiano y es extremadamente útil para entender el hallazgo de estos tres científicos. Basta con imaginar un túnel cuántico a nivel macroscópico en el que las partículas no siguen de largo al chocar frente a un obstáculo, sino que se detienen y salen despedidas en dirección opuesta. Pues bien, eso es el denominado ‘efecto rebote de la pelota de tenis’ que lograron identificar Clarke, Devoret y Martinis”, explicó un representante de la Academia sueca.

La reflexión: “Como siempre ocurre en la ciencia, este descubrimiento no es un final, sino un principio. Ahora tenemos que seguir investigando el rebote de las pelotas de fútbol, de básquetbol, de golf y de muchos más deportes”. Experto en la ciencia de las pelotas.