La trama del contrato para la construcción de las patrulleras oceánicas agregó un par de elementos turbios en las últimas horas. Para empezar, un notario español que supuestamente había firmado un acta relativa a la garantía del contrato denunció que el documento era una burda falsificación. Pero como si esto fuera poco, en la noche de ayer se supo que la persona que se presentaba como Mario Cardama, el propietario del astillero que está construyendo las patrulleras, es en realidad un impostor. En efecto, la Policía española informó ayer que el verdadero Mario Cardama logró escapar de su cautiverio y presentarse ante una comisaría en el día de ayer. “El señor Cardama había sido secuestrado hace cinco años y desde entonces estuvo encerrado en un sótano en las afueras de Madrid. Presumiblemente la maniobra delictiva tenía como objetivo la apropiación del astillero propiedad de la víctima para realizar maniobras ilegales”, explicó uno de los encargados del caso.

Los investigadores creen que Cardama se había mostrado “inflexible” ante las propuestas de algunos socios de participar en la licitación para la compra de las patrulleras, debido a la gran cantidad de opacidades que ya se adivinaban en el proceso. Ante esto, los socios decidieron secuestrarlo y suplantarlo por un actor que se encargaría de negociar y firmar los contratos. La huida del empresario fue posible gracias a que sus captores dejaron su custodia en manos de un grupo de delincuentes que no tenían ninguna experiencia en secuestros.

Las dudas del experto: “Con esto del acta falsificada estoy dudando si lo que vi era efectivamente un casco de hierro o una imitación en papel maché”. Gabriel Gianoli, perito barquero.