Un plan piloto para controlar la asistencia de los liceales a clase mediante cámaras de reconocimiento facial fue objeto de críticas de quienes consideran que esta medida podría ser una intrusión en la intimidad de los alumnos. “Yo creo que esto es propio de un Estado policial. Fijate que con este sistema, que registra imágenes de los rostros de los adolescentes, pasaríamos a tener una cantidad de datos privados sobre ellos, como cuánto duermen o si se masturban en exceso. En la actualidad los docentes tenemos cierto acceso a esa información, porque es algo que se les nota claramente en la cara, pero no hacemos una sistematización. A veces comentamos entre nosotros ‘che, qué ojeras tiene Fulanito en estos días’, pero nada más. Ahora, si todos estos datos se registran a diario, sin excepciones, y luego se sistematizan para elaborar perfiles, ahí sí podríamos estar hablando de invasión a la privacidad de los gurises. Y lo último que queremos nosotros es que ellos se sientan juzgados por hacer cosas de adolescentes, es decir, acostarse media hora antes de la hora de despertarse o entregarse al onanismo con devoción profesional”, opinó un docente.

La frase: “Estamos seguros de que la perspectiva de que una cámara registre sus caras a diario va estimular a los gurises a venir al liceo”. Experto en pedagogía.