La Justicia condenó a la ex esposa del profesor Edwar Vaz, Luluky Moraes, a 24 años de cárcel por un delito de homicidio muy especialmente agravado, en calidad de coautora. En la decisión del juez pesó el vínculo que tenía con la víctima, la premeditación y la promesa de remuneración a los sicarios.

También fue condenado por homicidio a 24 años de cárcel Mauro Machado, quien era pareja de Moraes en el momento del crimen ocurrido el 9 de julio de 2018 en Maldonado.

Matías Guarteche, acusado de ser contratado para trasladar al autor material del hecho desde Montevideo a Maldonado, fue condenado a 24 años por homicidio muy especialmente agravado.

Carlos Alberti fue condenado a 25 años de cárcel, responsable de ser uno de los sicarios contratados. Alberti bajó junto al autor de los disparos y tocó timbre en la casa de Vaz, pidiéndole que bajara fingiendo ser un amigo de su hija.

La amiga y socia de Moraes, Leticia Giachino, fue condenada a 8 años de prisión, por homicidio en calidad de cómplice, al igual que Franco Silvera, un pintor que trabaja para Moraes y aceptó llevar al autor del crimen hasta la casa de Vaz.

Silvera era el único sobre el que había una prueba directa, dado que las cámaras lo registraron durante el trayecto en que llevó a los sicarios. Además le envió a un amigo un mensaje de WhatsApp diciéndole que había trasladado a los asesinos de Vaz.

La decisión de la jueza Ana María Guzmán llega luego de 13 audiencias de juicio oral en las que declararon más de 30 personas. En la etapa previa, con el juez de garantías, se realizaron otras 20 audiencias sobre el caso.

El fiscal de la causa, Sebastián Robles, resaltó que la investigación contó con pericias, declaraciones de testigos, registro de antenas de celulares y registro de cámaras que sirvieron para que la jueza tuviera la certeza de la responsabilidad de los acusados. Robles explicó que aún resta la acusación sobre el autor de los disparos, que tuvo un tratamiento separado por una cuestión estratégica.

El abogado de la familia Vaz, Martín Etchverry, expresó su conformidad con la sentencia que confirmó los lineamientos de la defensa y sostuvo que en la decisión de la jueza pesaron las conductas agresivas y amenazas que Moraes venía realizando contra Vaz en los dos años anteriores al asesinato.

“Hemos conseguido lo que buscábamos”, expresó el abogado a la diaria, quien a lo largo de la causa buscó probar la existencia de un móvil económico y maniobras para evitar distribuir bienes en el marco del divorcio entre Moraes y Vaz, además de disputas relacionadas con el vínculo entre Moraes y una de sus hijas y una demanda laboral que perdió Moraes en favor de Vaz.

Consultado sobre la estrategia de la defensa de Moraes, a cargo de Víctor Della Valle, Etcheverry planteó que se trató de “aquello de crear duda razonable hablando de otro posible autor del delito”.

La defensa de Moraes planteó una conexión entre Silvera -el conductor de los sicarios- y la pareja del profesor Vaz, Malvina Suárez, señalando que el pintor había trabajado en la casa de Suárez años atrás y había existido entre ambos un vínculo amoroso.

“Intentó distraer a la jueza y sostener que no se habían hecho las investigaciones que se tenían que hacer. En una serie de abogados, cada dos o tres capítulos alguien plantea esa estrategia”, comentó Etcheverry.

Cuando escuchó el disparo que mató a Vaz, Suárez salió a ver qué pasaba y le dispararon. La bala atravesó la puerta y rebotó en la pared de la vivienda. “Suárez no va a intentar matarse a sí misma, la teoría de la defensa fue insostenible”, concluyó.

Al salir de la audiencia, Laura Robatto, abogada de Mauro Machado, expresó su sorpresa por el fallo al que cuestionó por basarse en inferencias que no colma las exigencias del proceso actual sobre el tratamiento de la prueba.

En la misma línea, Della Valle dijo que fueron ignoradas todas las pruebas que presentó y que “lo único que menciona” el fallo “son los dichos de los familiares del muerto”. “Estamos confiados de que podemos revertirlo en un Tribunal”, agregó.

El asesinato de Vaz

El profesor de inglés Edward Vaz, de 45 años, fue asesinado de un disparo en la cabeza el 9 de julio de 2018, cuando uno de los sicarios le pidió que bajara para hablar de un problema con su hija.

Vaz había reclamado una parte del capital de su ex pareja, en el marco de un juicio de divorcio y su abogado preparaba una demanda por ocultamiento de bienes gananciales que alcanzaba el millón y medio de dólares.

Esos bienes, entre los que había vehículos de alta gama, acciones de una empresa de alquiler de autos y depósitos bancarios, habían sido puestos a nombre de Leticia Giachino.

El caso saltó a la opinión pública cuando se conoció la actividad de la llamada “mansión del sexo”, ubicada en el barrio Beverly Hills de Punta del Este, donde personalidades del balneario participaban en fiestas sexuales. En los primeros años Vaz participó en las fiestas como mozo y encargado de la barra, pero en 2015 se separó de Moraes y se alejó de la mansión.