Pasadas las 3.00 de este jueves, la Policía ingresó a una vivienda del Pasaje 305 esquina Pasaje 36, en Casavalle, enviada por el Centro de Comando Unificado (CCU). En la vivienda los policías encontraron a dos jóvenes asesinados. Ambos se llamaban Esteban y tenían 19 años. Uno de ellos era hijo de Mónica Sosa, identificada como líder de Los Chingas, organización delictiva de la zona.

Uno de ellos fue asesinado en el living, sentado en un sillón. El otro, en la habitación contigua. Ambos cuerpos tenían varios disparos de arma de fuego.

Si bien ya estaban muertos, en el parte policial al que accedió la diaria se aclara que no era posible realizar el traslado porque varias personas, entre las que estaban las familias de las víctimas, intentaban ingresar a la vivienda. Los policías solicitaron apoyo y una emergencia médica que concurriera al lugar. Cuando llegaron, constataron los fallecimientos.

Las personas que estaban allí identificaron a las víctimas, pero se negaron a aportar datos filiatorios y negaron haber escuchado o visto algo.

El CCU, desde donde se controlan todas las cámaras de videovigilancia del Ministerio del Interior, informó haber visto en una de las cámaras a dos personas corriendo en los pasajes de la zona y retirándose hacia la zona de Los Palomares, territorio en disputa para Los Chingas.

El caso está a cargo de la Fiscalía de Homicidios de tercer turno, con Adriana Edelman al frente. La fiscal no se constituyó en el lugar y dispuso actuaciones: relevamiento de Policía Científica, de las cámaras, y del testigo que llamó al servicio de emergencias 911. Finalmente, solicitó la autopsia y que después los cuerpos sean entregados a la familia.

A nivel policial, el caso corresponde a la Zona 3 de Montevideo. En el lugar se presentaron el comisario de la Seccional 17, el jefe de la Zona 3 y Mario D’Elia, jefe de Policía de Montevideo.

La familia de Mónica Sosa

Mónica Sosa es madre de tres hijos. Además de Esteban, que fue asesinado, tiene una hija de 18 años y otro hijo, Jairo Sosa, de 24 años, que está preso por varios delitos.

En febrero de 2018 Esteban tenía 15 años y fue formalizado por dos delitos: extorsión y rapiña, en reiteración real. Si bien se dispuso su privación de libertad en el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), su defensa interpuso un recurso de inconstitucionalidad y logró el cese de la detención.

En setiembre de 2018 dos personas en una moto lo balearon en la plaza de Casavalle, pero se salvó.

Casi un año después, en agosto de 2019, fue detenido por portar un arma con munición sin detonar y documentación de una persona que había sido rapiñada hacía 15 días, y fue privado de libertad en el Inisa.

Tanto Esteban como Jairo amenazaron de muerte en la anterior gestión a Gustavo Leal, cuando era director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior.

Jairo está preso desde 2018 por amenazas y homicidio. Se hizo cargo de las amenazas, por eso Esteban no fue encarcelado. El tercer responsable de las amenazas fue asesinado en 2020.

Entre los homicidios que se le adjudican a Jairo está el de su abuelo, padre de Mónica Sosa.

Hace algunas semanas fueron liberados varios familiares de Mónica Sosa. Habían sido condenados en el marco del primer operativo Mirador, en 2017. Cumplieron la pena completa por extorsión.

Fuentes policiales presuponen que el homicidio de Esteban generará represalias, situación que se agrava por la reciente liberación de parte de la familia de Mónica Sosa.