Las ciencias forenses fueron determinantes para acercarse al esclarecimiento del caso Lola Chomnalez, la adolescente asesinada en Rocha en 2014. Uruguay cuenta con un Registro Nacional de Huellas Genéticas que data de 2011. A las personas que ingresan al sistema carcelario se les toma una muestra de ADN para esta base de datos. Así fue que se logró vincular a Leonardo Sena, ahora procesado con prisión, como autor del homicidio.

El ADN de un hermano por parte de madre que está privado de libertad fue la clave para dar con el hombre. El giro en la estrategia fue liderado por Natalia Sandberg, genetista encargada de laboratorio del Registro Nacional de Huellas Genéticas de la Policía Científica del Ministerio del Interior.

Una vez publicada la noticia, se brindó una conferencia de prensa para explicar el proceso. Participaron en ella los dos abogados defensores de la familia de Lola, Jorge Barrera y Juan Raúl Williman; Juan Gómez, fiscal de Corte; Juan Giménez; juez del caso; Luis Alberto Heber, ministro del Interior; Guillermo Maciel, subsecretario del Interior; Diego Fernández, director de la Policía Nacional; Jorge García Montejo, jefe de Policía de Rocha, y Fabio Quevedo, director Nacional de Policía Científica.

Pero no participó quien fue señalada como clave en este proceso. En la conferencia se habló de “la genetista”, pero no se la nombró. Según pudo saber la diaria, Adriana Belmonte, mamá de Lola, se comunicó con ella para transmitirle su gratitud. También lo ha hecho públicamente en medios desde que se enteró de su rol en el caso.

Así las cosas, el Ministerio del Interior brindó una nueva conferencia, esta vez con Sandberg como protagonista. El giro en la estrategia constó en el uso alternativo de un software aportado por el FBI y de un pasaje del análisis de la línea paterna a la materna.

La nueva línea de investigación propuesta por Sandberg permitió la identificación de la presunta madre del hombre, que aportó su muestra de ADN en forma voluntaria. A partir de la muestra de sangre aportada por la mujer, fue posible determinar que la mancha de sangre presente en la toalla que fue encontrada en la mochila de Lola planteaba un vínculo madre-hijo entre la mujer y el ahora procesado.

La mujer declaró que tuvo 11 hijos biológicos, de los cuales aportó datos. Informó que el ahora procesado, a quien había entregado a sus 18 días, vivía desde niño con una familia en La Paloma o en Rocha. Tras la búsqueda, fue localizado y detenido. Tras tomar muestras de ADN, se determinó nuevamente la coincidencia total con la muestra tomada de la toalla.

Sandberg indicó que para su profesión es “un orgullo tremendo, por nunca bajar los brazos, por intentar, intentar, intentar”. Empezó siendo un caso “complejo” y terminó de manera “compleja”, dijo Sandberg. “Me movilizó mucho desde el punto de vista sentimental, y eso fue el motor para mi, para empezar a sentarme y buscar todas las maneras habidas y por haber que estuvieran a mi alcance para poder aportar en el caso”, señaló.

El uso del software fue “un proceso inédito en Uruguay y en la región”, según la genetista. “Fue inédito, porque nuestro trabajo es hacer búsquedas puntuales y confrontaciones puntuales entre criminales y casos sin resolver. Lo inédito fue tratar de maximizar ese software que tenemos y buscarles otras patas a la búsqueda, que básicamente fue hacer búsqueda de familiaridad y genealogía forense”, explicó.

Contó que cuando surgió esta idea lo comentó con colegas, porque “no había precedentes”. “Me apoyaron y me dieron la confianza científica para hacer estos hallazgos”, resaltó.

Sobre el software, señaló que variaron las configuraciones de búsqueda que se le plantean al sistema. “El software que tenemos no fue hecho para estas búsquedas de familiaridad y parentesco. Fue encontrarle la vuelta al software, desafiarlo para poder llegar a los resultados que tuvimos”. afirmó.

Se basó en un principio de que “hay familias de criminales” en Uruguay en una vasta base de datos en la que confluyen unos 80.000 perfiles. “Uno puede ver desde la genética que existen familias de criminales enteras”, indicó. Sandberg “usó eso para poder dar con un hallazgo genético”.

Consultada acerca de si van a usarse para otros casos, dijo que “esto surgió para este caso”, pero que “la idea es aplicarlo a todos los casos, salgan en la prensa o no”, porque “nuestra función es la resolución de los casos forenses”.

La motivación fue la familia de Lola

“Mi motivación fue la familia [de Lola]”, indicó Sandberg. “Ver la familia, ver el caso me conmovió muchísimo y ese fue mi motor para empezar a encontrarle otra vuelta a ese software, que del trabajo habitual no iba a surgir nunca porque esta persona no estaba en la base de datos”, explicó. “De ahí fue que me motivé para empezar por estas líneas de investigación y darle vuelta al caso”, agregó. El hombre no figuraba en la base de datos porque si bien tenía antecedentes [uno de 2003 por lesiones personales y otro de 2009 por violación], la base se creó después [en 2011]”.

Como Sena no estaba en la base de datos, “le busqué la vuelta basándonos en los principios de familias criminales que tenemos en la base y de la serialidad de los crímenes”. “Le busqué la vuelta para buscar parentesco, familiaridad, de algún otro que estuviera en esa base criminal respecto de quien dejó la evidencia en el caso”, enfatizó.

“Yo fui la que hizo las configuraciones, pero este es un trabajo incansable de todo el equipo de Policía Científica, del juez que estuvo a cargo y de los investigadores”, señaló. “Nuestra obligación como institución, según la ley, no tendríamos por qué haberlo hecho porque no es nuestro trabajo habitual”, acotó.

Consultada sobre si se le podría haber “ocurrido antes”, respondió: “¿Se me podría haber ocurrido antes? Sí, pero no se me ocurrió. Se me ocurrió hace dos años. Y desde hace dos años que estoy luchando para poder llegar”.

En lo que respecta al proceso de aprendizaje, dijo que “implicó darme la cabeza contra la pared un millón de veces, búsqueda, ensayo y error, estudio, asesoramiento con colegas en el extranjero”. “Por supuesto que en un proceso tan largo, pasé y pasamos todos como equipo de trabajo por un montón de frustraciones porque las cosas no se daban. Porque se apuntaba a una línea de investigación, pero caíamos en familias complejas, no en familias tipo. Tuvimos muchos momentos de frustración, pero lo más destacable es que nunca se bajaron los brazos para llegar a esto”, comentó la genetista.

Cuando dio con el hallazgo “fue completamente emocionante”. “Una alegría enorme”, describió. “En lo personal, mi sueño siempre fue poder mirar a los padres a la cara y decirles que lo dejamos todo”, afirmó Sandberg.

Finalmente, la encargada de laboratorio del Registro Nacional de Huellas Genéticas de la Policía Científica afirmó que se trató de un trabajo sobre el que hubo un hermetismo total, “para no avivar a nadie de que esto se estaba haciendo”.