El miércoles 29 de junio a las 19.00, el sociólogo Esteban Perroni presentará su libro Los audios del ocaso en el Mercado de la Abundancia, acompañado por la exfiscal Mirtha Guianze, el politólogo Daniel Buquet y el exsenador Juan Raúl Ferreira, con quienes intentará reflexionar sobre la construcción de la memoria colectiva y los obstáculos a superar.

Los audios del ocaso plantea una recorrida por los acontecimientos previos al 14 de abril, como la fuga de Punta Carretas, el fraude electoral, el Plan 72, la detención de Bardesio y el rol del Escuadrón de la Muerte en el combate a la guerrilla.

Perroni recibió a la diaria en su casa de Malvín para conversar sobre la dinámica de las casas del Movimiento de Liberación Nacional que estaban siendo vigiladas, los audios de la interceptación de la línea telefónica de la casa ubicada en Amazonas 1440 donde fueron acribillados Luis Martirena e Ivette Giménez, y las decisiones que culminaron con los asesinatos del 14 de abril y la derrota militar de la guerrilla.

¿Por qué decidió escribir Los audios del ocaso?

Esta no es la segunda parte de Amazonas 1440 [su anterior libro], que es una experiencia de barrio porque yo nací a una cuadra y media. Estuve el 15 de abril, al otro día, viendo la sangre correr, tenía seis años. Y eso no me pasó a mí, le pasó a todo el barrio: quedó un museo de la muerte ahí abierto para todo el mundo. Ese es un relato del barrio en el que básicamente llegué a algo que a mí me parece importante, que es distinguir que no es la casa del tiroteo, como se dice hasta el día de hoy, sino que fue la casa del acribillamiento: no hubo intercambio de balas. Después que hago Amazonas 1440 me empieza a llover información de todos lados y me acordé de un audio donde escuché la voz de Luis Martirena, el dueño de la casa de Amazonas 1440, que para mí era escuchar la voz del vecino. Esa noche no pude dormir. Después me enteré de que esos audios los había subido [José] Gavazzo con la intención de favorecer a [Hugo] Campos Hermida y perjudicar a Víctor Castiglioni mientras estaban abiertos los juicios contra ellos.

En Amazonas el que actuó fue Campos Hermida.

Sí, pero en el juicio siempre estuvo la duda de si estaban los dos en Amazonas. No es lo mismo ser el autor intelectual que el que lo mató, era toda una discusión. En el marco de ese juicio, [Eleuterio Fernández] Huidobro lleva al diario La República la declaración de un soldado, Wiston Silva Cordero, que es falsa. Gavazzo y Huidobro aportaron datos para decir que el asesino fue Castiglioni.

A partir de Amazonas 1440 me invitaron a hacer el guion de una película con una productora que se llama Compartimentados. Un productor, Federico Valdez, me dice que hay otros audios, además de que yo tenía otro material que es parte de lo que me llovió. Ya venía trayendo la historia desde Amazonas 1440, y me llamaron dos personas, [el fiscal de Derechos Humanos] Ricardo Perciballe y César Di Candia, quien a través de un contacto del barrio me dice que tiene unos audios, que no me los dio en exclusiva a mí. Chequeé qué audios tenía y eran 21, me quemaba la información.

El libro va bastante más allá de los audios de Amazonas 1440.

Sí, porque empezamos a juntar relatos y me permitió ver que el acontecimiento no estuvo tan malvinescamente centrado en Amazonas 1440; levanté la mira y vi que había cuatro casas, ahí se me armó la historia. El libro se podría llamar también “Todo lo que usted quería saber de la respuesta del 14 de abril del MLN al Escuadrón de la Muerte y no se animaba a preguntar”.

Al leer la transcripción de los audios se puede ver esa construcción cotidiana de la historia del país.

En el mundo eso aparece ficcionado y no como documento. Esto es un documento que supera a la ficción profesional.

“Hay una multiplicidad de relatos y una falta de voluntad expresa por escuchar al otro. Es fácil decir ‘hacé memoria, pero recordá lo que yo recuerdo’”.

¿Cuáles son los principales hallazgos de la investigación?

Un hallazgo como categoría de análisis que me gustó y que recomiendo y creo necesaria para las nuevas generaciones es el concepto de empastamiento, el conjunto de relatos. El relato de [Julio María] Sanguinetti, que se coloca por fuera del mundo: él no estaba, él no sabe nada, no existía; eso es un relato. El relato de los dos demonios, que nunca quedó claro quiénes son los dos demonios. El relato de los combatientes. El relato de los que ya están cansados y no quieren hacer memoria. El relato de los desaparecidos y la búsqueda de restos. Hay una multiplicidad de relatos y una falta de voluntad expresa por escuchar al otro. Es fácil decir “hacé memoria, pero recordá lo que yo recuerdo”. No, hacer memoria es documentar. Los audios del ocaso me dejó este ejercicio de documentación y me permitió descubrir este neologismo.

¿En qué consiste ese empastamiento?

Es empasta-miento: como el relato y la memoria está empastada y faltan documentos, miento. La recomendación, para el lector común, para el ciudadano que quiera hacer memoria, para las nuevas generaciones, es desempastar la historia, distinguir Medidas Prontas de Seguridad del 14 de junio de 1968, distinguir el 14 de abril de 1972, distinguir el 15 de abril de 1972, cuando se decreta al estado de guerra interno. Todos los delitos cometidos hasta el 14 de abril van a la Justicia civil y todos los delitos cometidos desde el 15 van a la Justicia militar; es un cambio notable. Hasta el 14 de abril el enfrentamiento contra el MLN lo llevaban adelante las Fuerzas Conjuntas, entre comillas, porque lo llevó adelante la Policía a través del Escuadrón de la Muerte; a partir del estado de guerra interno del 15 de abril irrumpen, torpemente en principio, las Fuerzas Armadas.

Un cuarto hecho a desempastar es la muerte de los cuatro soldados, que fue el 18 de mayo de 1972. Esos cuatro acontecimientos, en el imaginario de la gente, están empastados. ¿Cómo lo compruebo? Es muy fácil. Cuando saqué Amazonas 1440, la primera pregunta que me hacía la gente era sobre los cuatro soldados. No tiene nada que ver. La otra dimensión del desempastamiento es lograr ayudar a ordenar algunos acontecimientos clave camino al 14 de abril, como la fuga del abuso, el fraude electoral de 1971, del cual nadie más habló, el Plan 72, la detención de [Nelson] Bardesio. Y el 14 de abril todo esto también está empastado y eso es un aporte del libro independientemente de los audios.

¿Qué empastamiento se plantea sobre las elecciones de 1971?

El fraude electoral es muy simple: se votaba en conjunto una reforma constitucional, y en esa época se votaba en conjunto la presidencia y la intendencia. La cantidad de papeletas que había que poner es impensable. Pero el dato técnico que facilita la hipótesis de “a río revuelto ganancia de pescadores” es que a partir de 1971 el voto era obligatorio con sanción económica. Mientras el voto fue obligatorio sin sanción económica, en Uruguay votaba 70% de los habilitados. Nosotros tenemos ese orgullo democrático de que en Uruguay vota el 90%, sacamos pecho y decimos: “Che, ¿cuántos votaron en Estados Unidos?”, pero eso ocurre desde 1971. Antes votaba 70% y la estructura receptora de votos y la lógica de conteo estaban preparadas para recibir a 70% del padrón, pero votó 90%.

Había una estrategia previa, la operación Poncho Verde, un acuerdo solapado con interconexiones que tenía [Jorge] Pacheco Areco con el gobierno de Estados Unidos, con [Richard] Nixon, y vaya si las tuvo: no bien empezó la dictadura se fue de embajador a Estados Unidos. La cosa era muy simple y está todo contado en Los audios del ocaso y citando otros textos, porque el libro no pierde tiempo en repetir lo que dijeron otros. “Si gana Wilson [Ferreira Aldunate] o el Frente Amplio –aunque había menos probabilidad de que ganara el Frente Amplio–, invadimos Rivera por Brasil”. No es un divague, está todo documentado y están ahí presentados los documentos oficiales. Es muy fácil documentar y explicar que hubo un fraude, la gente no quiere hablar porque entra el empastamiento. Otro empastamiento es que en enero de 1972 el MLN les declara la guerra a las Fuerzas Armadas; está el documento. Estos acontecimientos también están empastados en la memoria de todos, pero quiero hacer hincapié en la memoria de los ciudadanos de izquierda. Con este neologismo yo puedo seguir conversando de estos temas y juntar voluntades para hacer memoria. Tenemos que desempastar con documentos.

¿Cómo funcionan los audios en ese proceso de desempastamiento?

Cuando hacés el ejercicio de escuchar los audios con sensatez, con actitud investigativa, te preguntás: ¿son los audios de una guerra? Escuchar el 18 al 21, después de las 14.30, cuando le preguntan a Campos Hermida “¿Qué hacemos, porque están fritos [el matrimonio Martirena-Giménez]?”, y Campos Hermida les dice: “Fritos no, muertos”. Si yo recorro el mundo con esos audios, ¿alguien me puede negar que son los audios de una guerra? El desempastamiento tiene que empezar por preguntarnos si en Uruguay hubo una guerra o dos guerras, porque tengo claros los bandos entre 1968 y 1972, pero desde el 1° de febrero de 1973, o si querés desde junio en adelante, tengo claro uno solo. ¿A quién había que pegarle tiros? ¿Al tipo que iba a una plaza? El 1° de setiembre de 1972 se terminó el MLN, que era el enemigo armado. ¿Quién lo derrotó? El Escuadrón de la Muerte, al costado de las Fuerzas Conjuntas. ¿Cómo se hacían los operativos? Iba el Escuadrón de la Muerte y el Batallón Florida rodeaba la zona. Esa guerra culminó el 1° de setiembre de 1972 con la caída de [Raúl] Sendic en Ciudad Vieja.

Hay quienes entienden que la amenaza persistía por un potencial regreso del MLN desde Chile.

Es verdad. El MLN, con la ida última de Efraín Martínez Platero, ancla fuertemente en Chile y coordina con el Ejército Revolucionario del Pueblo, con Montoneros y con las fuerzas guerrilleras bolivianas, pero eso es el Plan Cóndor, un plan internacional en el marco de la Guerra Fría en el que participan nuestras Fuerzas Armadas con sus peores componentes, que iban como perros detrás del dinero. Lo que intentamos sobreabundar es que ni el MLN peleó contra la dictadura ni la dictadura de las Fuerzas Armadas uruguayas peleó contra el MLN. Hay que decirlo hasta el cansancio, porque [el expresidente José] Mujica recorrió el mundo diciendo lo contrario, y el mundo y algunos uruguayos están convencidos de un acontecimiento que no ocurrió.

También existía una amenaza de golpe de Estado desde 1964.

[Mario] Aguerrondo, el fundador de los Tenientes de Artigas, planea un golpe de Estado. Ya después de la dictadura, los Tenientes de Artigas maduran, se abroquelan. Un gran protagonista de la dictadura es Aguerrondo hijo.

¿Qué lectura política hace de la apertura de la Cárcel del Pueblo?

Creo que el Ministerio de Defensa [Nacional], con Javier García a la cabeza, tiene una estrategia que está por detrás del acontecimiento que está cambiando en estos días. El gobierno necesitaba la alianza multicolor y los votos del general [Guido] Manini Ríos; es una estrategia de zigzagueo. Te abro la Cárcel del Pueblo, pero no te digo que [el ministro del Interior, Luis Alberto] Heber valida a la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad; dejo que Manini le pegue a la Justicia, pero Heber va a buscar a los asesinos de su madre a esa fiscalía.

¿De qué forma podría evitarse que la historia se cuente sin que alguno de esos intereses predomine?

Creo que el Nunca Más tiene más capítulos. Es Nunca Más terrorismo de Estado, pero democracia para siempre también. Si me pedís una reflexión más política del momento actual, diría Memoria General Irrestricta, y eso abarca el Nunca Más y abarca a Mercedes Vigil: si quiere hacer la denuncia de sus dos primos que están en Suecia porque le pusieron las bombas al bowling de Carrasco, Memoria General Irrestricta, que vaya y haga la denuncia. El hijo de Burgueño –que es uno de los fallecidos en la Toma de Pando– quiere hacer la denuncia, que la haga. Heber quiere saber quién asesinó a la madre. Por suerte hay una Fiscalía Especializada en Derechos Humanos en Uruguay.